Tegucigalpa, Honduras.-El expresidente Juan Orlando Hernández, recientemente beneficiado por un indulto presidencial otorgado por el mandatario de EE. UU., Donald Trump, publicó un video en TikTok, siendo esta su primera declaración pública, en la que refuta su condena por narcotráfico en 2024 y otros temas.
Hernández, liberado de una sentencia de 45 años, que él califica de injusta, expresó su "profunda gratitud al presidente Trump", reconociendo el indulto como un acto de coraje para "defender la justicia" y mantener la promesa de que el poder estatal no se usaría para perseguir a opositores.
El exmandatario insistió en que su libertad es un testimonio de que "la verdad os hará libres", y que su condena fue el resultado de un juicio "fundamentalmente manipulado" y "construido sin evidencias" sólidas.
Según Hernández, las acusaciones se basaron únicamente en la "palabra" de los mismos narcotraficantes cuyos carteles y redes él trabajó para desmantelar, y señaló que estos testigos fueron explícitos al admitir que "no tenemos nada, solo tenemos nuestra palabra" para sustentar sus alegaciones.
Además, el expresidente acusó a las autoridades de haber ocultado "evidencia exculpatoria" y bloqueado testigos que habrían comprobado su inocencia, defendiendo que su verdad está documentada.
El exmandatario hondureño enmarcó su persecución y juicio como una extensa conspiración política orquestada por la "izquierda radical", no solo de Honduras, sino también de otros países, sumando a la conspiración a "funcionarios del gobierno de la administración Biden" y a actores del "Estado Profundo".
De acuerdo con Hernández, los conspiradores buscaron explícitamente "destruirme políticamente", "asesinarme moralmente, borrar mi nombre y desterrar mi legado" a través de un acuerdo público para sacarlo del país. Un punto de su argumentación fue vincular esta conspiración con el régimen venezolano. Hernández sostuvo que sus detractores se unieron y conspiraron en su contra para "desviar la atención de la verdadera narcodictadura que representan sus socios y aliados en el régimen de Venezuela".
En contraposición, defendió sus doce años de gobierno como una lucha sin precedentes contra el crimen organizado, asegurando que su gestión se dedicó a "reconstruir un país que recibimos destruido", logrando una cooperación "estrecha e histórica con las agencias de Estados Unidos" para la extradición de líderes de carteles, y rechazando categóricamente la narrativa de una "narcodictadura" en Honduras.
El expresidente finalmente hizo un llamado a los hondureños a "prohibido olvidar" quiénes lucharon por la seguridad y quiénes, según él, pactaron con el crimen organizado, prometiendo comenzar la tarea de asegurar que su versión de los hechos sea conocida globalmente.
@juanorlandoha Mi primer mensaje en libertad para Honduras y para el mundo. Gracias a Dios! Mi gratitud al Presidente @President Donald J Trump, a mi familia, a mis amigos y al noble pueblo hondureño por su apoyo inquebrantable. Hoy tengo la bendición de dirigirme a ustedes en libertad. Díganle Al Mundo Que Soy Inocente. #DAMQSI ¡Dios bendiga a Honduras! ¡Dios bendiga a los Estados Unidos de América! #Honduras #JuanOrlandoHernandez @Ana García de Hernández @Daniela Hernández @Isabela Hernández ♬ original sound - Juan Orlando Hernandez
Aquí su declaración íntegra:
Dios es bueno. Gracias, Señor. Tuviste la injusticia y el sufrimiento y en tu infinita misericordia nos ayudaste.Gracias a ti, Señor. Hoy yo soy un hombre libre. Jamás perdí la fe.Este perdón es la respuesta a años de oraciones sinceras. Dios es grande. Su gracia perdura para siempre y mi historia es otro testimonio de que sus promesas nunca fallan.Mi profunda gratitud al presidente Donald Trump por tener el coraje de defender la justicia y cumplir su promesa que nunca más se utilizaría el inmenso poder del Estado para perseguir a los opositores políticos. Usted cambió mi vida, señor presidente, y eso yo nunca lo voy a olvidar. A mi esposa Ana, a mis hijos, a mi madre, a mi familia y a mis amigos que permanecieron a mi lado en los momentos más oscuros, a los que siempre creyeron en mi inocencia y nunca dejaron de orar.Gracias. Ustedes llevaron también una carga emocional y financiera inmensa, enfrentando una campaña permanente de odio, de prestigio, de persecución. Su amor, su fe y su apoyo me mantuvieron durante una verdadera pesadilla.Gracias, porque no me abandonaron nunca, porque Dios nos ha dado la oportunidad de reencontrarnos pronto y así será. Agradezco también a los amigos de Estados Unidos, algunos aún sin conocerme, hablaron a mi favor porque conocieron mi caso y se dieron cuenta que de una u otra forma vivieron una misma persecución política. Eso debe terminar.Agradezco a los hondureños, dentro y fuera del país, a los expresidentes de la región que alzaron su voz para que en mis casos se escuchara cada oración, cada mensaje, cada expresión de los hondureños humildes diciendo mi presidente es inocente, mi presidente volverá, encomendamos adiós a Juan Orlando. En fin, cada palabra de ánimo me llegaba en medio de la oscuridad de la cárcel, pero me dio fuerzas para nunca rendirme. Hoy estoy de pie, tomado de la mano de Dios, con la esperanza y la convicción que vamos a salir adelante.
Y hoy debo decirlo con mucha claridad, fui víctima de una conspiración de la izquierda radical, no solo de Honduras, sino de otros países, pero también de funcionarios del gobierno de la administración Biden y de participantes del Estado Profundo. Estos mismos de la izquierda radical, de manera pública y engrandeciendo, se reconocieron que entregarme era parte de un acuerdo para sacarme del país y destruirme políticamente. Quisieron asesinarme moralmente, borrar mi nombre y desterrar mi legado.
El juicio que enfrenté fue fundamentalmente manipulado, construido sin evidencias sobre las acusaciones de los mismos narcotraficantes cuyos carteles y redes nosotros destruimos. Y quienes también, cuando fueron preguntados en juicio si tenían evidencias para darle soporte a las alegaciones en mi contra, fueron claros y dijeron, no tenemos nada, solo tenemos nuestra palabra. A eso me enfrenté.Se ocultó evidencia exculpatoria, se bloquearon testigos y se enterraron informes oficiales que destacaban mi inocencia. Con plena conciencia de los graves riesgos personales y políticos, tomé la decisión que había que enfrentar al crimen organizado y decidí personalmente liderar y asegurar la aprobación de políticas públicas y leyes sin precedentes, incluida la reforma a la extradición para enfrentar al crimen organizado y la violencia en Honduras. Con una cooperación muy estrecha e histórica con las agencias de Estados Unidos, logramos resultados que nunca antes se habían visto.
Por ejemplo, la extradición de los principales líderes de los carteles que tenían de rodillas a Honduras. Todos se les quitaron sus propiedades y se extraditaron, pero otros decidieron ir a negociar porque sabían que Honduras era un terreno hostil para sus actividades. Y tanto la izquierda radical como los criminales, al verse amenazados por estos resultados, decidieron conspirar para destruirme.Intentaron ocultar los vínculos que ellos sí tenían con los narcotraficantes y de esa manera desviar la atención de la verdadera narcodictadura que representan sus socios y aliados en el régimen de Venezuela. Su objetivo era claro, sacarme del camino, eliminar al líder que defendía la ley y el poder en Honduras. Precisamente por eso insistí desde el inicio de todo este proceso en que toda la información referente a mi caso fuera pública, que no hubiera nada oculto, nada enterrado.Todo lo que hicimos en la lucha contra las drogas, crímenes organizados y la violencia está documentado. La evidencia de mi inocencia siempre, siempre ha estado ahí y sé que está en la conciencia de los hondureños porque ahí todos nos conocemos. Nunca olvidaré el día en que fui condenado injustamente.
En medio de esa injusticia me paré y dije, díganle al mundo que soy inocente. Lo dije el día que llegaron a mi casa y que injustamente me detuvieron con todo un operativo exagerado para hacer el show. Pero también lo dije durante el vuelo en el avión que me traían.
Fui consistente y lo mantuve siempre y lo voy a mantener siempre. Por eso hoy comienzo a hablar y a decir la verdad donde pueda y cuando pueda para que nadie, absolutamente nadie, vuelva a lo que mi familia y yo hemos vivido. Desde mi injusta prisión, cada vez que escuchaba las noticias sobre cómo se destruía la seguridad que tanto nos costó construir en Honduras, cómo se destruía la economía, los avances, cómo retrocedimos tanto que hay que volver a construir el país.Eso me dolía en el alma porque el esfuerzo que hicimos con muchos de los hondureños nos permitieron crear oportunidades y teníamos que reivindicar el nombre del país y ahora hay que volverlo a hacer. Le pedí a Dios que me diera la oportunidad de reivindicar mi nombre ante el mundo y hoy él ha respondido. En Honduras todos nos conocemos, en Honduras sabemos quién es quién, sabemos quién ha servido y quién ha destruido.Por eso es prohibido olvidar. No hubo 12 años de narcodictadura. Lo que hubo fueron 12 años para reconstruir un país que recibimos destruido, pero que también son 12 años que representan un trabajo conjunto a miles de hondureños honestos, decididos para darle más seguridad y paz a la nación, para darle estabilidad, para mejorar la imagen del país, para generar oportunidades de ingreso y empleo.
Prohibido olvidar quienes sí pactaron con el crimen organizado y quienes hoy quieren reescribir la historia para encubrir sus alianzas y sus fracasos. El pueblo hondureño merece la verdad, no la manipulación de quienes usan la política como arma para perseguir, para dividir y para instalar odio en los pueblos. Hoy hay esperanza para los hondureños.Mi país, mi tierra, ha decidido rechazar de manera categórica una ideología fracasada que promueve la izquierda radical. El mensaje está más que claro. El pueblo escogió la verdad sobre la mentira, escogió la libertad sobre la tiranía y escogió la decencia sobre la desesperanza.Una vez más quiero agradecer al presidente Donald Trump por reconocer la injusticia en mi caso y por concederme ese perdón, así como por las fuertes palabras muy claras al pueblo hondureño. Por eso estoy agradecido que haya mostrado el interés en el destino de nuestra nación y ha comprendido la importancia de una Honduras segura, fuerte, próspera, mientras trabajamos para hacer las Américas grandes de nuevo. El liderazgo del presidente Trump ha hecho toda la diferencia y agradezco profundamente.
Mi familia y yo hemos pasado años extremadamente duros, pero la verdad siempre prevalece. Juan 832 dice, y conocerán la verdad y la verdad os hará libres. Hoy el mundo conoce la verdad y gracias a Dios estoy en libertad.
Hoy hablo con firmeza y con la responsabilidad moral de revelar qué estuvo oculto, qué cambiaron, qué trataron de hacer a un lado, porque todos merecemos conocer la verdad. Si algo he aprendido es que la verdad puede silenciarse por un tiempo, pero no puede ser borrada. Hoy comienzo la tarea de asegurarme de que finalmente esa verdad sea escuchada.
Dios bendiga a Honduras, Dios bendiga a Estados Unidos y América.