Si Honduras no apuesta a mejorar la cobertura y la calidad de la educación, seguirá siendo un país con muy pocas esperanzas de ser competitivo a corto plazo, sostuvo Renán Rápalo, experto en materia educativa.
Rápalo posee un doctorado en filosofía por la Universidad de Texas, Estados Unidos, ha laborado como catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM).
También ha coordinado investigaciones de la Unidad Externa de Medición de la Calidad de la Educación (UMCE) y se ha desempeñado como consultor de desarrollo humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Este experto tiene muy claro que el país no podrá experimentar mayor desarrollo a corto ni mediano plazo si no existe una política de educación a largo plazo que permita planificar el tipo de fuerza productiva a futuro.
El caos lo que genera es una nación subdesarrollada, un país sin esperanzas de ser competitivo y atractivo a las inversiones y a los megaproyectos.
El crecimiento económico es muy difícil si no se tiene gente educada, y a eso hay que apostarle primero, invitó.
Reformas
Primero el gobierno debe establecer una política educativa a largo plazo, luego plantearse metas reales, porque muchas de las metas internacionales con que hay compromiso no se van a cumplir.
Partiendo de esas metas reales se deben ejecutar reformas profundas como la de las escuelas normales, mejorar el currículo en varias de las materias básicas, español, ciencias naturales, y mejorar el clima escolar, factor importante en el aprendizaje de los niños.
Recordó que en los últimos años el país ha realizado una buena reforma curricular en matemáticas y español.
El currículo de matemáticas es muy bueno porque se trabajó con la cooperación japonesa y los estándares que le pusieron son iguales a los de ellos, que son de los mejores en el mundo.
En español no estamos también, hay que mejorarlo porque lo que se hizo ahí fue adaptar ciertas cosas de México y este no es un buen modelo para reforma curricular.
En ciencias naturales, el currículo que hay no sirve para nada porque cuando se compara con el que se enseña en los países desarrollados, “el currículo nuestro no es ni un diez por ciento compatible”.
¿Si el currículo de matemáticas es excelente porque el conocimiento no se refleja?, se le consultó. Lo que pasa es que no se está aplicando en el aula.
Vemos un currículo que cuando uno lo lee está bien, pero el maestro no está capacitado para enseñarlo y no hay nadie que verifique que lo está enseñando.
Como no hay supervisión, los maestros dejan por fuera aquellos temas que no manejan, como geometría, álgebra y fracciones.
Tampoco es culpa del maestro, sino del sistema que debería formar mejor a los docentes. En otros países quienes educan a los escolares tienen doctorados, maestrías.
Los niños no aprenden lo que deben aprender realmente en primaria, entonces cuando llegan a secundaria, los maestros se quejan de que no saben nada, pero estos lo siguen pasando.
Cuando van a la universidad, ahí también los docentes se quejan de que los estudiantes no llegan con el nivel adecuado y así los gradúan, luego aparecen los empresarios quejándose de que son malos profesionales. “Como ve, no hay un momento en el cual remediamos el problema”, respondió.
A pesar de esas carencias, se tiene que seguir trabajando en incentivar a las familias para que envíen a sus hijos a la escuela.
Ese diez por ciento que está fuera de primaria, una cantidad enorme de niños, es porque muchas veces el padre de familia siente que la educación que se le está dando al hijo no está haciendo la diferencia, no hay una motivación.
Se debe tener claro que la educación no solo es un derecho, sino un deber y la ley misma faculta a las autoridades respectivas sancionar a los padres de familia que no envían a los hijos a la escuela, lo que pasa es que ahora no se cumple y el Ministerio de Educación ya tiempos no tiene un sistema de supervisión o de asesoría que nos permita ver cómo está eso en cada comunidad.
Rápalo considera que junto a las reformas hay que hacer una transformación completa en el Ministerio de Educación, luego enlazar la política educativa con la política social, porque recuerde, aquí uno de los problemas es que el contexto de la educación nacional es un contexto de pobreza.
Pasar la educación básica obligatoria hasta noveno grado es una buena política, pero se tienen que crear más centros para extender y masificar ese nivel y así obtener frutos. Actualmente solo 39 por ciento de los niños que salen de sexto grado tienen acceso al séptimo, octavo y noveno grado. ¿Qué hacen los adolescentes que no siguen su formación? No trabajan, no practican un deporte, entonces son absorbidos por las maras.
Acerca de las expectativas con la nueva ley de participación comunitaria, es del criterio que eso abre una oportunidad, pero para implementarla se necesitan cambios profundos, por ejemplo: el Ministerio de Educación tiene que desconcentrarse, dándole más poder y recursos a estos consejos locales que van a crearse, que sí serían entidades adecuadas para poder hacer una supervisión del sistema, no solo si los niños van a la escuela, ver si los maestros cumplen con el currículo.
Visión
De acuerdo con Rápalo, los gobernantes no ven la educación como el punto importante en el desarrollo del país, porque cada uno llega al poder con un plan o metas a cuatro años, pero luego no hay un seguimiento de las cosas que se están haciendo.
Recordó que el país se ha comprometido en las cumbres internacionales y hasta con la misma UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), con las Metas de Educación para Todos, con las Metas EFA y con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, “pero lo lamentable es que no tenemos un plan preciso y lo que hay son deseos”, por ejemplo: el deseo de llegar a la universalización de la escuela primaria, ya van varios años de estar en 90 por ciento. Ese es el punto, “la meta las tenemos claras, la forma cómo llegar allá es lo que no tenemos claro”, reflexionó Rápalo.