Tegucigalpa, Honduras.- El terror puede tener muchas caras... y esta vez tiene cuatro patas. Good Boy, la nueva cinta dirigida por Ben Leonberg, ha sorprendido a los amantes del género con una propuesta tan extraña como emotiva: una historia de horror sobrenatural contada, en gran parte, a través de los ojos de un perro.
La trama sigue a Todd (interpretado por Shane Jensen), un joven que se muda a una vieja casa rural buscando un nuevo comienzo junto a su inseparable compañero, un retriever de mirada noble llamado Indy.
Pero lo que al principio parece un refugio tranquilo pronto se convierte en un escenario de pesadillas: objetos que se mueven solos, ruidos en la oscuridad y una presencia invisible que parece observarlos desde cada rincón.
A medida que la tensión crece, la película revela su mayor acierto: el vínculo entre hombre y animal. Indy no es solo un perro protector, sino el único que percibe la verdadera magnitud del mal que habita en la casa.
Con planos a su altura y escenas rodadas desde su punto de vista, Good Boy logra un efecto envolvente que recuerda que los animales suelen detectar aquello que los humanos no pueden ver.
El filme combina suspenso psicológico y terror sobrenatural, sin recurrir a los excesos del gore. Su fuerza reside en la atmósfera: luces tenues, largos silencios y una sensación constante de que algo se mueve fuera del campo visual.
El espectador no solo teme por el protagonista, sino también por su fiel perro, lo que genera una conexión emocional poco habitual en este tipo de producciones.
El equipo detrás de Good Boy
Dirigida y escrita por Ben Leonberg junto a Alex Cannon, Good Boy marca el debut del director en el largometraje, y lo hace con una apuesta arriesgada: fusionar el miedo con la ternura, la lealtad con lo desconocido.
El elenco se completa con Arielle Friedman y Larry Fessenden, veterano del cine de terror independiente, quienes aportan solidez a una historia que se sostiene tanto por sus sustos como por su carga simbólica.
Lejos de ser una simple película sobre fantasmas, Good Boy propone una reflexión más profunda: ¿hasta qué punto nuestras mascotas pueden protegernos de lo que no comprendemos? ¿Y qué estarían dispuestas a hacer para mantenernos a salvo?
Indy, con su valentía silenciosa, se convierte en el verdadero héroe de una historia que demuestra que incluso en el horror más oscuro puede existir una forma pura de amor.
Con una duración de poco más de una hora y una fotografía que potencia los tonos fríos y la sensación de aislamiento, la cinta se consolida como una de las sorpresas de esta temporada de Halloween.