Koko, un emprendimiento hondureño que nació en pandemia y hoy cruza fronteras

Koko produce y distribuye aceites naturales elaborados en Honduras, impulsa el trabajo de mujeres proveedoras y ha logrado posicionar productos como la batana en EE UU

  • Actualizado: 21 de diciembre de 2025 a las 15:12
Koko, un emprendimiento hondureño que nació en pandemia y hoy cruza fronteras

Tegucigalpa, Honduras. — En medio de la incertidumbre que marcó la pandemia de covid-19 en 2020, surgió Koko, un emprendimiento hondureño dedicado a la venta y distribución de aceites naturales, impulsado por una necesidad personal.

La iniciativa nació cuando su fundadora, Silvia Mejía, buscaba alternativas para tratar la resequedad y sensibilidad de su piel. El aceite de coco fue la respuesta inicial.

“A mí me funcionaba y quería compartir con los demás ese beneficio”, relata. Así, junto a su madre, tomó la decisión de distribuir el producto de manera artesanal durante uno de los momentos más complejos para el comercio y la movilidad en el país.

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Koko comenzó con aceite de coco y, cinco años después, ha ampliado su portafolio a aceites de almendras, ricino, batana y ajonjolí, todos 100% naturales y producidos en Honduras.

Según Mejía, los productos tienen múltiples usos: son aromáticos, comestibles y aptos para el cuidado de la piel y el cabello. Además, algunos se utilizan para masajes terapéuticos y alivio de dolores musculares.

La propuesta ha trascendido el consumo individual. Actualmente, Koko distribuye sus aceites a clínicas de fisiatría, donde son utilizados en tratamientos de masaje, así como a tiendas en Islas de la Bahía.

La logística y coordinación de las entregas ha sido un trabajo conjunto entre madre e hija, un vínculo que ha sostenido el crecimiento del emprendimiento desde sus inicios.

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Los primeros meses no fueron fáciles. Las restricciones de movilidad y los toques de queda dificultaban la distribución del producto. En ese entonces, Koko no contaba con un repartidor, lo que obligaba a sus fundadoras a ingeniárselas para cumplir con las entregas.

“Fue una idea que salió de la nada, pero superamos ese obstáculo y ahora todo es mejor”, afirmó Mejía. Hoy, el emprendimiento cuenta con un repartidor de confianza en Tegucigalpa y realiza envíos a nivel nacional.

Otro rasgo distintivo de Koko es su red de proveedoras. La mayoría son mujeres, lo que convierte al proyecto en un espacio de apoyo mutuo y fortalecimiento del emprendimiento femenino. “Entre todas nos apoyamos”, destaca su fundadora.

El crecimiento del negocio ha permitido que Koko dé un paso más: la exportación. El aceite de batana, un producto originario de Honduras y elaborado en pocos países, ha encontrado alta demanda en Estados Unidos.

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Esta apertura al mercado internacional se suma a una base de clientes fieles que, según Mejía, han acompañado el proyecto desde sus primeros pasos.

A cinco años de su creación, Koko se consolida como un ejemplo de cómo una experiencia personal, combinada con apoyo familiar y trabajo constante, puede convertirse en un emprendimiento sostenible.

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Redacción web
Redacción

Staff de EL HERALDO, medio de comunicación hondureño fundado en 1979.

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