Tegucigalpa, Honduras.- En los primeros cinco meses de 2025, los políticos hondureños intensificaron la difusión de afirmaciones falsas o engañosas, centrando su discurso en tres ejes clave: elecciones primarias, leyes y seguridad. Así lo documentó EL HERALDO Verifica, que chequeó 111 declaraciones entre enero y mayo.
Las primarias, con 27 declaraciones verificadas, encabezan la lista. Precandidatos, voceros y dirigentes usaron supuestas encuestas, denuncias de fraude sin pruebas, reglas alteradas y cifras manipuladas para confundir al electorado o desacreditar rivales.
El segundo lugar lo ocupan las leyes, con 18 afirmaciones. Se detectó desde la invención de proyectos legislativos hasta la tergiversación de reformas constitucionales, buscando respaldar discursos populistas.
En materia de seguridad, se verificaron 12 afirmaciones. Estas iban desde descensos en la criminalidad que no coinciden con datos reales, hasta capturas inexistentes o medidas no implementadas. El objetivo: proyectar control y eficacia.
Economía y educación compartieron el cuarto lugar con 11 afirmaciones cada una, seguidas de salud, con cuatro. En estas áreas, la desinformación incluye promesas infladas, logros sin respaldo documental y estadísticas manipuladas.
Aunque con menos menciones, temas como migración, extradición o pobreza también son usados estratégicamente por su fuerte carga emocional y simbólica.
¿Herramienta política?
El analista político Luis León señaló que esta práctica va más allá de la coyuntura electoral.
“A mí me parece que es algo más manipulador hacia la opinión pública, porque, claro está, por desgracia, los políticos hondureños sustentan más sus posiciones o intenciones políticas en el desgaste de las contrapartes en tratar de señalar y criticar”, comentó.
Agregó que muchos actores carecen de formación y repiten lo que oyen sin verificar.
“Hablan en función de lo que oyen en pláticas de café o en sus noches de alcohol. Otros les cuentan, y creen que son verdades absolutas, pero no investigan, no leen, no estudian”, argumentó.
Para León, esta falta de preparación se traduce en una clase política incapaz.
“Tenemos políticos, en su mayoría, muy incapaces. Claramente, existe una debilidad muy fuerte en la clase política hondureña, en cuanto a conocimiento, capacidad y, sobre todo, en cuanto a interpretación”, consideró.
El también analista Omar García advirtió que las mentiras responden a una lógica estratégica.
“El político va a buscar mentir. De repente hay gente que lo que quiere es escuchar cosas grandes, pero no que lo aterroricen en la realidad que se tiene ahorita”, reflexionó.
Jhonatan Rosales, también analista, destacó el riesgo en una sociedad poco informada.
“En una sociedad con niveles de educación bajos, la exposición a este tipo de informaciones reviste de gran importancia, pues es de esta manera que se altera la percepción de la realidad”, puntualizó.
¿Qué sigue?
Frente al avance de la desinformación como herramienta política, el reto no recae solo en identificar las mentiras, sino en construir un ecosistema cívico más exigente, informado y responsable.
El analista político Luis León consideró que el primer paso es elevar la vara ciudadana.
“La sociedad debe pedirles a los políticos ofertas serias, alcanzables y medibles. Un plan de gobierno serio, una estrategia legislativa seria”, recalcó.
Esto implica que la ciudadanía no solo consuma pasivamente discursos políticos, sino que los cuestione, los compare y los contraste con datos verificables.
La alfabetización mediática y la educación cívica deben fortalecerse, especialmente en contextos electorales, para reducir la vulnerabilidad ante mensajes manipuladores.