Tegucigalpa, Honduras.- El Día de los Santos Inocentes se ha convertido en una tradición para muchas personas en el mundo hispano, en el que las bromas y las noticias falsas llenan el ambiente de risas y sorpresa.
No obstante, en la era de las redes sociales, esta práctica ha tomado un giro peligroso: lo que antes era un juego limitado al círculo familiar o comunitario, ahora puede alcanzar audiencias masivas, perpetuando la desinformación y erosionando la confianza en los medios.
Desde hace décadas, el 28 de diciembre ha sido una fecha para jugar bromas en nombre de la tradición.
Con la llegada de las redes sociales, estas “bromas” han evolucionado en forma de noticias falsas que circulan sin restricciones.
Aunque muchas de estas publicaciones son fáciles de identificar como sátira, otras se confunden con desinformación real, generando confusión y, en algunos casos, consecuencias serias.
Ante eso, EL HERALDO Verifica explica las consecuencias de replicar “bromas” en redes sociales disfrazadas de desinformación.
El problema de las “bromas” en el entorno digital
Las plataformas digitales han amplificado el alcance de estas “inocentadas”. Titulares impactantes como “El gobierno decreta que el lunes será feriado obligatorio” o “Se descubre que la vacuna contra el coronavirus genera superpoderes” han sido compartidos por miles de usuarios en años recientes.
Aunque inicialmente se publican como bromas, muchas de estas historias son tomadas en serio por usuarios que no se percatan de la naturaleza festiva del Día de los Inocentes.
Este tipo de desinformación puede ser especialmente dañina porque utiliza los mismos formatos visuales, narrativos y gráficos que las noticias reales, lo que dificulta su identificación.
Además, las personas que comparten estas “noticias” no suelen retractarse una vez que la verdad sale a la luz, permitiendo que las mentiras sigan circulando incluso después del 28 de diciembre.
Desinformación disfrazada de humor: un daño subestimado
Las consecuencias de estas prácticas van más allá de una simple risa o una confusión temporal. La repetida exposición a noticias falsas, incluso en un contexto humorístico, puede reducir la capacidad crítica de los usuarios para distinguir entre información real y falsa.
Según un informe de la Fundación Knight, el humor y la sátira pueden disminuir la percepción de gravedad de la desinformación, especialmente en contextos sociales.
En contextos más extremos, estas bromas pueden inflamar tensiones sociales o políticas. Por ejemplo, en años anteriores se han difundido falsos rumores sobre desastres naturales, muertes de figuras públicas e incluso cambios legislativos, generando caos en comunidades vulnerables.
La responsabilidad de los creadores y consumidores de contenido
Stephany Pineda, especialista en creación de contenido digital en Honduras, advierte sobre los riesgos de estas prácticas:
“El Día de los Inocentes no debería ser una excusa para normalizar la desinformación. Aunque parezca inofensivo, el impacto acumulativo de las mentiras, incluso cuando se presentan como bromas, mina la confianza en la información que circula en internet”, analizó.
Los creadores de contenido y las personas que comparten estas “bromas” deben asumir la responsabilidad de aclarar rápidamente que se trata de una noticia falsa.
Al etiquetar claramente estas publicaciones como “broma” o “satírica”, se puede reducir la posibilidad de que los usuarios las tomen en serio.
“Hay que ser muy claros sobre lo que publicamos en redes para que la audiencia no asuma ni interprete”, agregó Pineda.
Ante eso, la alfabetización mediática es clave para enfrentar este fenómeno. Los usuarios deben estar atentos a las señales que indican que una noticia podría ser falsa, como la falta de fuentes verificables, errores evidentes en los detalles o el contexto de la fecha.
Además, antes de compartir cualquier información, es crucial verificarla en medios confiables o consultar plataformas de fact-checking, como EL HERALDO Verifica y La Prensa Verifica.