Entrevista exclusiva
Exclusivo suscriptores
Miami, Estados Unidos.- Hay historias que se cuentan con palabras, y otras que se revelan en los silencios. En esas pausas que pesan, en las miradas que se desvían, en los suspiros que se escapan cuando el alma se asoma sin pedir permiso.
Esta entrevista exclusiva con Carmen Boquín no es solo un reencuentro periodístico. Es una conversación íntima con la mujer que ha aprendido a abrazar todas sus versiones; con la madre que llora de amor sin esconderse; con la profesional que, pese a todo, sigue soñando con la mirada limpia y el corazón firme en la realidad.
Han pasado tres años desde nuestra última charla —cuando EL HERALDO la entrevistó en marzo de 2022—. No parece mucho tiempo... hasta que lo recorres con el corazón en la mano. Desde entonces, Carmen no solo ha cambiado de proyectos: ha cambiado por dentro. Ha crecido en medio de los silencios, se ha fortalecido en las dudas y se ha reinventado tantas veces como la vida lo ha exigido. Hoy vuelve a abrirnos las puertas de su mundo, no para hablar de sus logros —que son muchos—, sino para hablarnos del alma.
Conversar con la periodista hondureña es como abrir un diario íntimo escrito con tinta de emociones verdaderas. Sus respuestas no se visten de discursos ensayados: brotan desde lo vivido, desde lo sentido, desde lo que aún tiembla. Porque Carmen no esconde sus cicatrices; las muestra con orgullo, sabiendo que también en ellas florece la belleza. Esa honestidad, sin máscaras, convierte este encuentro en una experiencia en algo profundamente poderoso.
Hay instantes que se graban para siempre. Como aquel en 2022, cuando bastó con mencionar el nombre de su hijo Luca para que su voz se quebrara y sus ojos se llenaran de lágrimas. Esa imagen no se borra, porque en ella se reveló un amor puro, sin filtros ni reservas. Volver a ese recuerdo hoy, desde la Carmen que ha vivido tres años más de maternidad, es abrir la puerta a un rincón sagrado. Y lo hace con la misma sensibilidad de entonces, pero con una luz más serena y una ternura que ha echado raíces profundas.
Esta entrevista recorre sus pasiones, sus miedos, sus luces y sombras. Nos habla de la Carmen que sigue eligiendo sus sueños; de la que ha aprendido a respirar hondo en medio del caos; de la que entendió que el hogar no siempre es un lugar, sino una voz, una mirada, un abrazo que la espera.
También descubrimos a una Carmen que cierra ciclos y se lanza, con valentía, a nuevas aventuras. Como su podcast 'Fútbol LOVE', un proyecto nacido desde las entrañas, que no solo promete abrirle nuevas puertas profesionales, sino también emocionales. Es su forma de hablarle al mundo desde otra frecuencia: más libre, más suya, más auténtica.
Cada palabra de Carmen Boquín lleva consigo una sinceridad inquebrantable, sin necesidad de filtros, pues surge desde lo más íntimo. Su historia actúa como un espejo en el que muchas mujeres pueden verse reflejadas: la madre, la profesional, la soñadora... todas en una sola voz, sin perderse en ninguna.
Antes de comenzar nuestra conversación, Carmen ríe con soltura, bromea un poco con esa espontaneidad que tanto la caracteriza, y se refresca con el abanico que sostiene en las manos. Luego sonríe con calma y se acomoda en su asiento, como quien se dispone a abrir el corazón. Y eso es, al final, lo que sucede: una conversación que late, respira y deja huella.
Carmen, antes que nada, ¿cómo te sentís hoy, en este momento de tu vida y carrera? ¿Qué sensaciones te invaden cuando mirás atrás y ves todo lo que has logrado?
¡Wow! Creo que me agarraste en 2022, en un punto en el que veníamos saliendo de la pandemia del covid-19. Quizá en un panorama profesional un poco incierto, con muchas dudas sobre qué estaba ocurriendo. En una etapa complicada de la maternidad, entrando en otro año de vida de mi hijo. Yo creo que fue una época bien sensible; me acuerdo de que lloré muchísimo en la entrevista. Costó un mundo salir de ciertas partes, ja, ja, ja, porque no arrancaba.
Y ahora que lo pienso, y me hacés reflexionar en ello... Ha pasado mucho. Ha sido un proceso que parece corto, pero ha sido de mucho crecimiento personal, emocional... A las puertas de llegar casi a los 40 años de edad, yo creo que también un poco más vieja, más sabia.
¿Qué valores personales considerás que han sido clave para mantener tu autenticidad y éxito a lo largo de estos años?
Quienes me conocen saben que soy bien inocente. Soy una persona genuinamente buena, aunque de repente, a veces no lo parezca, porque puedo andar muy atolondrada o muy atareada, o siempre vivo como con una “rapidez” a veces innecesaria, y yo creo que he aprendido a pausarme un poco.
He sido muy disciplinada, pero también siento que he ido aprendiendo, poco a poco, el placer de la paciencia, el disfrutar la espera, el no andar tan ansiosa porque todas las cosas ocurran, a disfrutar un poco del proceso. Yo creo que eso, obviamente, viene de la mano con el proceso de la edad y con el hecho de tener un hijo.
Creo que la otra clave ha sido que soy muy fiel con mis amigos, con mis compañeros de trabajo. Y eso la gente lo agradece, un jefe lo agradece, un compañero lo celebra.
A lo largo de todos estos años, ¿cuál ha sido el mayor reto que has tenido que enfrentar y de qué manera lograste superarlo?
Yo creo que reencontrarme. Suena un poco trillado, ¿no?, porque muchas veces pensamos que esto tiene que ver con cierres específicos de capítulos o una etapa nueva: el matrimonio, el nacimiento de un hijo, cambio de carrera, cambio de profesión, cambio de trabajo, cambio de amistades, cambio de país... Al final del día, uno tiene que reencontrarse. Y en mi caso, fueron muchos de ellos a la vez. Después de tener un hijo, te perdés un poco ahí en el camino. Se te olvida tu rol. Y es normal, nos pasa a todas y seguirá pasando. Llega un punto en el que te volvés a reencontrar, porque hay muchos elementos que han cambiado en tu vida, y yo creo que eso fue lo que, personalmente, más me cambió. Había momentos en que no sabía quién era.
Si solo era la mamá de Luca, la esposa de Vicente Fiumara, la hija de mis papás, una compañera de trabajo, una hondureña en el extranjero, una profesional... No sabía qué rol era, y tenés que volverte a encontrar.
Y en el capítulo laboral, te diré que aquí fue un poco más de darme cuenta de que, en tiempos difíciles, en tiempos de cambios, de inestabilidad, lo que más vale es que uno se mantenga siempre igual. Que trabajés bien, que te esforcés igual, que hagás todas las cosas.
¿Cómo manejás el equilibrio entre tu vida profesional, personal y el cuidado de vos misma?
Eso me ha costado, ja, ja, ja. No sé decir que no. A mí, si me llaman y me dicen: “Carmen, hay trabajo”, yo de inmediato: "¿dónde?" ¡Ya estoy ahí! He aprendido a tratar de priorizar un poquito, mi cuerpo, el estar descansada, el dormir. Antes me desvelaba horas preparándome y luego llegaba muerta al trabajo.
Luca ha crecido un poquito más, entonces es más fácil manejar ciertas cosas, siempre con el apoyo de mi esposo, que sin él no podría. No es fácil, no es perfecto. Tratamos de mantenernos lo mejor organizados que podemos para que fluya tanto mi trabajo como el de Vicente y, obviamente, el de estar en casa con Luca.
La salud mental y el bienestar son temas cada vez más importantes. ¿Qué prácticas o hábitos tenés para cuidar tu salud emocional y mental?
Es un tema que ha sido fundamental en mi vida. Yo tengo una terapeuta; yo hablo con ella una vez por semana. En las semanas difíciles, hablo más. Creo que en Honduras, lamentablemente, no entendemos que existen estas herramientas que nos ayudan a estar mejor. Pensamos que psicólogo o terapia tienen que ver con problemas mentales (que lo pueden tener, evidentemente), pero también son herramientas que podemos aprovechar para entender qué está pasando.
En Honduras, debería de haber una mayor concienciación sobre la importancia que tiene la salud mental y cómo nos beneficiaría a todos. Hay momentos en los que uno quiere ayuda, y momentos en los que uno solo quiere desahogarse.
Hace tres años, al hablar de su hijo Luca, Carmen Boquín se emocionó hasta las lágrimas, revelándonos una verdad profunda: el amor de madre transforma todo. Hoy, regresamos a ese instante especial, conscientes de que su camino se ha llenado de nuevas emociones, aprendizajes y desafíos.
¿Cómo ha evolucionado tu experiencia como mamá desde entonces? ¿En qué ha cambiado Carmen Boquín desde ese momento tan emotivo que compartimos en 2022?
Luca está cada vez más grande. Me vuelve loca. Me sorprenden sus ocurrencias; sale con cada payasada. Es verdadero hijo mío y de mi marido, ja, ja, ja, porque tiene esa mezcla de personalidad hondureño-argentino tan divertida. Luca es tan detallado en las cosas que yo digo y en lo que dice Vicente. Quienes me conocen saben que suelo ser un poquito mal hablada, ja, ja, ja. Luca no me deja decir malas palabras y me dice: “mamá, te dije que no podés decir eso...”. Él ya reconoce perfectamente cuáles son las malas palabras. Él identificó que no es correcto y no quiere que yo diga malas palabras; no me deja. Tiene cinco años y un par de meses de edad, y me viene a corregir a mí, a casi 40 años de edad, que nadie me pudo sacar las malas palabras, y él me las está sacando de a poquito, ja, ja, ja.
En aquel momento de 2022, tus lágrimas hablaron por vos. ¿Qué creés que te estaba diciendo el corazón en ese instante?
Fue una entrevista en un punto de inflexión. Venía de un proceso de incertidumbre laboral. La pandemia del covid-19... El mundo se miraba incierto. Yo creo que me agarraste como en una catarsis, fue como un desahogo. Obviamente, sigo llorando... Cuando hablo de Luca o cuando lo veo... me agarra la emoción.
Vos, que vivís entre cámaras, pantallas y escenarios internacionales... ¿Qué pasa cuando llegás a casa y te abrazás con tu hijo? ¿Qué cambia?
Yo vivo en el piso. Yo no me creo absolutamente nada, aunque la gente diga, porque, al final, eso viene de lo que la gente percibe, no viene de la realidad. Yo soy lo más normal. En cuanto entro a mi casa: adiós maquillaje, adiós ropa. Hola chancletas, pijamas... A barrer, a trapear, a lavar, a limpiar, a hacer lo que hacemos todas.
Carmen, y hablando de esos amores que marcan y transforman la vida, hay uno muy especial que tocó tu corazón: tu esposo, Vicente Fiumara. ¿Cómo te sentís a su lado y de qué manera ha sido su apoyo en tu trayectoria profesional?
Él es mi fan número uno, y no lo digo del diente al labio. Y, más allá de que es fan, es una persona que ve en mí más de lo que yo misma veo en mí. Me ayuda a ser ese espejo que, a veces, me pone los pies sobre la tierra; y cuando quiero flaquear, cuando quiero rendirme, cuando quiero tirar la toalla, él me dice: “Carmen, pero si hiciste esto, hiciste lo otro. No te olvidés, dale, seguí trabajando, ponele ganas, tené paciencia...”. Él ha sido clave.
Él hizo muchos cambios en mí. Siempre me aconseja. Genuinamente, me quiere, genuinamente cree en mí. Somos un equipo. Tengo la fortuna de que Vicente sea perfecto.
Sé que estás por lanzar un podcast. ¿Qué te motivó a emprender este nuevo proyecto y qué podemos esperar de él?
Estoy muy emocionada. He sido afortunadísima en hacer bastantes cosas. Lo que me hacía falta era algo mío, algo que yo sintiera que era como mi bebé y ese desahogo.
Después de mucho trabajarlo, ¡por fin, por fin, ya vamos a lanzar el podcast! Lo vamos a hacer de manera virtual, y yo creo que es la mejor decisión. El podcast se llama “Fútbol LOVE”; es un espacio abierto para charlas de los amantes del fútbol. Aquí no vamos a hablar solo con el técnico o el jugador, sino que vamos a meter a todos los que tenemos el privilegio de vivir de este maravilloso deporte que tanto nos gusta. Charlas humanas... es hablar de cómo te enamoraste del fútbol, cómo el fútbol acabó siendo tu vida, cómo te abriste un espacio en este mundo tan complejo. Desde gente de mercadeo, árbitros, periodistas... muchísimas personalidades. Hay tantas historias que quiero contar, tantas historias con giros fabulosos, con grandes logros y, a veces, muchas de ellas pasan desapercibidas.
Junto a KRH Media, que es con quien estamos realizando el podcast, decidimos que había espacio para contar todas estas historias.
Tengo el mejor logo del mundo. El logo me lo hizo una hondureña talentosísima: Heymi Barahona. Estoy feliz de ya poder arrancar y que se lo puedan disfrutar. Los invito a que vayan a Spotify, iTunes... a todas las plataformas que ustedes tienen para escuchar sus podcasts. Búsquenlo: Fútbol LOVE. Y, a través de YouTube, van a ver la versión en video en RED DE FÚTBOL.
Carmen, contános... ¿Hay algún episodio o invitado que te emocione especialmente y del que ya nos podás adelantar algo?
Yo creo que sí, el primero. Estaba decidida que quería arrancar con Luis Omar Tapia, una persona que fue tan clave en mi salida de Honduras y llegada acá a Estados Unidos. Y estaba súper nerviosa... como que tenía clara una pregunta que quería hacerle. Y cada que la entrevista avanzaba, decía: ‘¿en qué momento le voy a preguntar?’, porque no sé si estaba lista para escuchar la respuesta.
Y de plano, no estaba lista para escuchar la respuesta. Le pregunté un poco qué había visto en esa niña en Honduras, periodista de veintitantos años, que le haya hecho sentir que la podía ayudar de alguna manera... Su respuesta, Sabdy... yo no pude hablar, yo no paraba de llorar. Me emocionó mucho y creo que fue un bonito momento porque yo siento que en la vida a veces dejamos huella en la gente, no nos damos ni cuenta cuando recomendamos a alguien, cuando ayudamos a alguien. Qué fácil es ser bueno, qué sencillo es.
¿Qué expectativas tenés en esta nueva etapa con el lanzamiento de tu podcast? Y aprovechá para invitar a las personas a que te acompañen semana a semana y no se pierdan ningún episodio
“Fútbol LOVE” promete contar historias hermosas, donde aprenderemos mucho de trabajo, de esfuerzo, de dedicación, de luchas... Así que nada, invitarlos a que no se pierdan ningún episodio de “Fútbol LOVE” en cualquiera de sus plataformas: en RED DE FÚTBOL en YouTube, en Spotify y en el resto de plataformas.
Carmen, ¿qué ha ocurrido en tu carrera profesional durante estos últimos tres años? Te hemos visto brillar en la pantalla de beIN Sports y también en Telemundo... Contanos cómo ha sido esta etapa
He sido privilegiada porque, más allá de los trabajos, de la empresa en la que estés o a la que vayás, es la gente a la que conocés... Ese es el verdadero logro de cualquier trabajo que uno tiene. Es la gente con la que uno tiene el placer de poder colaborar. En estos tres años me he dado cuenta de que los espacios están, hay que tener paciencia, hay que saber esperar, hay que ir haciendo lo suyo, y al final, las cosas llegan. Ilusionada por lo que traen los próximos años, y más que contenta por el momento en el que estoy y hacia dónde voy.
A nivel profesional, ¿qué te apasiona más hoy en día y qué áreas te gustaría seguir explorando?
Amo presentar, amo estar en mesas de debates, pero también amo estar en canchas, amo narrar (estoy aprendiendo a narrar, apenas arranco), comentar, me lo disfruto muchísimo (ya sea en inglés o en español). Con lo que venga, yo me la voy a gozar y haré las cosas de la mejor manera posible.
¿Qué significa para vos ser una figura pública hondureña con presencia internacional? ¿Cómo manejas esa responsabilidad?
La veo desde dos puntos. Por un lado, ni mi mayor éxito me hace mejor persona, ni mi peor derrota me hace peor persona. Yo sigo siendo Carmen. Al final del día, es la perspectiva. Mi vida no se valora solo por lo que hago profesionalmente, que yo creo que hace un par de años no lo entendía, no lo tenía tan claro, porque nos enseñan que solo sos grande si lográs muchas cosas. Eso va cambiando, te das cuenta de que eso no lo es todo.
¿Qué legado te gustaría dejar en el periodismo y en la sociedad hondureña?
Lo importante es contar la verdad. Así sea la pasión del deporte o la realidad de la noticia del día a día, de la política, negocios, economía y demás. Al final, es contar la verdad, y, en un mundo donde estamos bombardeados por tanta tontera, es muy fácil perder el hilo. No porque lo digás primero vas a hacerlo mejor.
Reflexionando sobre tu carrera, ¿qué consejo le darías a la Carmen Boquín de hace diez años?
Tenemos que aceptar que la vida es de subir y bajar. Tenemos que aprender a entender cada etapa de la vida. Que la aceptemos como es y que aprendamos a movernos, porque mucha gente sigue estancada. Aceptate como sos, porque la vida solo es una.
¿Con qué mensaje final te gustaría cerrar esta conversación y qué te gustaría decirles a tus seguidores y a la audiencia de EL HERALDO?
Gracias a vos por siempre tener estas charlas tan bonitas. Tenés un don, tenés algo importantísimo con lo que yo creo que podés transformar vidas, no solo de los que tenemos la oportunidad de hablar con vos, sino de la gente que puede escuchar y leer estas conversaciones. Gracias por llegar hasta acá, por el espacio que me dieron en sus días ajetreados.
Como mensaje, lo único que les podría decir es que disfruten, disfruten, disfruten... que la vida es una sola, pasa volando, nos la pueden arrebatar en un segundo. Y lo más importante y lo más hermoso que podemos dejar en esta vida es los corazones que tocamos. Traten de hacer las mejores cosas todos los días, por ustedes y por sus seres queridos.
¿Cuál es tu lugar favorito para desconectar y recargar energías?
Cualquier lado en el que esté con mi familia. He aprendido a disfrutar los momentos más sencillos y los momentos más inesperados son los que más me han llenado.
¿Qué parte de tu historia creés que la gente no conoce y merece ser contada?
Uff! No conocen ni el cinco por ciento de mi historia, ja, ja, ja, no conocen muchísimo, pero en realidad, ¿cuándo llegamos a conocer a alguien completamente? Uno evoluciona a diario, entonces, es muy difícil ir conociendo todas esas versiones. No todo mundo es privilegiado para conocer todas las versiones de uno.
¿Qué te da miedo hoy?
No estar presente.
¿Qué significa hoy para vos la palabra “hogar”?
Mi vida. Todo.
¿Qué te ayuda a reencontrarte con vos misma en medio del caos?
Pausarme.
Si tuvieras que describirte hoy como mamá y como mujer, ¿qué palabra usarías?
Entregada.
¿Cómo te mantiene motivada y con energía para seguir adelante, incluso en días difíciles?
Luquita. Y el poder ser un buen ejemplo para él siempre.
Si pudieras hablarle a esa Carmen de hace tres años —la que se emocionó hablando de su maternidad—, ¿qué le dirías hoy desde la mujer que sos?
Que está válido, que siga sintiendo, que al final vamos a sentir toda la vida, y eso nos va a emocionar siempre porque son nuestros bebés.