Tegucigalpa, Honduras.- Mientras como adultos se nos recuerda constantemente la importancia de aprender a marcar límites en nuestras relaciones interpersonales, poco o nada se habla de la importancia de que los niños también comiencen a hacerlo.
Desde una edad temprana es preciso que los pequeños sean guiados para establecer y respetar sus propios “no negociables”.
Esta habilidad no solo los ayuda a desarrollar una autoestima saludable, sino que también los protege de situaciones incómodas o peligrosas.
Enseñarles a decir “no” ya expresar sus sentimientos con claridad es una herramienta clave para su bienestar emocional y social que los padres y demás adultos en su entorno cercano pueden y deben gestionarles.
Primero, cuando un niño comprende sus derechos sobre su cuerpo, sus emociones y su espacio personal, se siente más seguro. Aprender a marcar límites les ayuda a desarrollar relaciones sanas, a evitar el abuso ya tener confianza en sí mismos.
Si los pequeños no aprenden de ello, pueden volverse más vulnerables a la presión social y relaciones poco saludables en la adolescencia y adultez.
Fomentar la comunicación abierta es un paso esencial. Los niños deben sentirse cómodos expresando sus emociones y necesidades. Animarlos a decir lo que les gusta y lo que no, sin miedo a ser juzgados, es tarea de adultos.
En complemento, hay que enseñarles a decir “no” sin culpa, algo que es válido completamente y necesario cuando algo no les gusta o los hace sentir incómodos. Jugar con ellos a practicar diferentes escenarios donde puedan ejercer su derecho a negarse es una recomendación.
Consejos prácticos que puede emplear
Una vez que los padres y adultos a cargo de los niños reconozcan la importancia de cultivar límites desde la infancia, es posible sugerir recursos que les permitan guiarlos con mayor oportunidad.
Reconocimiento de emociones. Un niño que reconoce sus emociones puede identificar cuándo algo le incomoda y actuar en consecuencia. Utilice cuentos, juegos y preguntas para ayudarle a comprender lo que siente.
Validación y respeto. Si un niño no quiere dar abrazos o besos, nadie debería presionarlo para que lo haga. Enséñele que su cuerpo es suyo y que tiene derecho a decidir cómo expresar su afecto.
Ejemplos cercanos. Los niños aprenden observando. Si los adultos en su entorno establecen límites de manera asertiva y respetuosa, ellos también lo harán con suma naturalidad.
Complacencia. Enseñe a sus hijos que ser una buena persona no significa hacer siempre lo que los demás quieren. Es importante que comprendan que tienen derecho a priorizar su bienestar sin sentirse culpables.