Tegucigalpa, Honduras.- “No sos ni la primera ni la última mujer en parir”, “dejá de gritar, que si ya tenés hijos, ya sabés a lo que venís”, “nadie te mandó a quedar embarazada, ahora aguantate”.
Estas frases, (desafortunadamente) conocidas para muchas mujeres, reflejan la normalización de una problemática que ha persistido en silencio a lo largo de generaciones: la violencia obstétrica.
Varias la han sufrido en carne propia, otras a través de las vivencias de una madre, hermana o amiga, aunque su peso emocional trasciende cualquier contexto.
Es por eso que en el marco del Día de la Mujer Hondureña, es necesario reflexionar sobre esta forma de violencia que, aunque invisibilizada, deja cicatrices que marcan de por vida a las víctimas.
Estas pacientes, por ejemplo, “experimentan una pérdida de control y dignidad que contribuye al desarrollo de trastornos como depresión postparto, ansiedad generalizada e incluso estrés postraumático”, detalló la psicoterapeuta Helen Maradiaga, quien a su vez, destacó cómo este daño repercute en la dinámica interpersonal y, sobre todo, en el vínculo madre-hijo.

La vivencia también suele manifestarse a través de sentimientos de culpa, vergüenza y un tipo de desconexión con el cuerpo, esto aunado al estigma social que aún rodea las experiencias traumáticas en el parto y que pueden prolongar el silencio de las afectadas.
Un abordaje integral
Para mitigar este problema, la especialista afirma que es esencial trabajar en varios niveles: desde la capacitación del personal de salud hasta la creación de espacios seguros (al acceso de todas) para que las mujeres puedan compartir sus experiencias y recibir apoyo.
“El acompañamiento psicológico es fundamental. No basta con abordar los síntomas; se debe trabajar en la narrativa de la experiencia, reconstruir la autoestima y devolverles a las mujeres el poder sobre su historia”, enfatizó Maradiaga.

La violencia obstétrica no puede seguir siendo normalizada ni ignorada, porque “cada mujer merece un trato digno, respetuoso y humano en el momento más vulnerable de su vida”, cerró la experta.