Tegucigalpa

Un inesperado regalo para esta Navidad

Doña María López y su familia no volverán a pasar frío gracias a corazones generosos.

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27.11.2011

Los sueños e ilusiones de la familia Arias-López volarán más alto esta Navidad. Los ocho integrantes del hogar, residentes en la colonia Altos de La Laguna, ya no tendrán que pasar más frío ni sufrir por las goteras cada invierno.

Gracias a que EL HERALDO publicó su historia de abandono y necesidad en una serie de reportajes, la organización Honduras Hope les cambió la vida al edificarles una nueva vivienda. 'Cuando nos entrevistaron nunca nos imaginamos que ustedes serían los ángeles que envió Dios para tener esta bendición', afirmó con gratitud doña María López, la humilde capitalina que recoge botellas de vidrio y las vende para poder llevar a diario el sustento a su hogar.

Siete horas de trabajo

En un trabajo kilométrico de siete horas continuas, 12 voluntarios cumplieron el sueño de la familia de tener un mejor espacio donde pasar sus días y sus noches.

Con la ayuda de motosierras, martillos, un cargamento de madera, clavos enormes y una voluntad de acero, los jóvenes y adultos que se sumaron a la actividad lograron su objetivo de dejar a los Arias-López bajo un nuevo techo. Entre los constructores se encontraba la familia Focht, que viajó desde Alaska expresamente a edificar la vivienda.

Los cuatro miembros de la familia Focht dieron todo de sí durante la jornada para contribuir a mejorar la calidad de vida de estos capitalinos.

Marc Tindall, director de la organización Honduras Hope, dijo estar feliz de cerrar con la construcción de esta vivienda. 'Cada año construimos 100 casas con diferentes grupos de voluntarios, faltaba que un grupo viniera y al ver la historia de esta familia decidimos que Altos de La Laguna sería el lugar donde cerraríamos este período', indicó Tindall.


Agradecidos

Doña María relató que dos horas antes de la llegada del equipo, ella junto a su esposo, José Arias, sacaron todos los enseres de su antiguo hogar para facilitar el proceso de demolición.

'Yo estoy tan agradecido con ellos, nunca voy a tener cómo pagarles, me hubiera gustado ayudarles más con los trabajos pero el estar enfermo me lo impidió, sin embargo, hice lo que pude', manifestó.

Atrás quedó la vieja covacha de restos de madera, láminas, cartón y piso de tierra donde con cada lluvia corría el agua y soplaba inclemente el viento.

'Ahora sí podremos tener una Navidad tranquila y con mayor seguridad de que la casa no se nos vendrá encima', afirmó con alegría Izamar Arias, hija de doña María y don José.

EL HERALDO encontró hace unas semanas a esta familia que camina largos trayectos para recolectar el suficiente material reciclable que luego venden a tres lempiras la libra de plástico y a 10 la de aluminio.

Cada centavo lo utilizan para pagar los 500 lempiras mensuales de la cuota del terrenito donde se levanta ahora su nueva casa. Si les queda para comer bueno, si no, lo que les queda es olvidarse del hambre.

La organización Honduras Hope, que tiene presencia en el país desde hace 16 años, brinda alimento a 260,000 niños en cinco hogares.

Solo en el mes de diciembre esperan construir otras 30 viviendas de adobe en el interior del país.

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