Tegucigalpa. Los operativos de orden que lideraba en los mercados capitalinos y las discusiones frente a vendedores disgustados ya son parte de los recuerdos en la Alcaldía Municipal.
Los restos mortales de Alejandro Agurcia, quien ejerciera la gerencia de Orden Público de la comuna, fueron despedidos ayer por familiares, amigos, compañeros de trabajo, funcionarios y líderes del Partido Nacional.
Este oficio fúnebre se desarrolló en el Santuario Nuestra Señora de Suyapa y estuvo marcado por un ambiente de consternación y respeto, expresado en las palabras de los asistentes.
“Alejandro era un hombre serio y responsable”, destacó Ricardo Álvarez, designado presidencial y exalcalde, quien enroló a Agurcía en el cargo de gerente de Orden Público desde la pasada administración municipal.
A las palabras del excalcalde también se sumaron los acuerdos de duelo de la Alcaldía Municipal, el Comité Central del Partido Nacional y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), así como los discursos de otros políticos y compañeros.
Agurcia falleció de forma sorpresiva el domingo pasado a los 45 años de edad en su hogar en el barrio Buenos Aires, a raíz de un paro cardiaco.
Desde su cargo emprendió una lucha incansable por ordenar los mercados de Comayagüela, recuperar el paseo Liquidámbar y otras vías públicas de la ciudad, así como manejar momentos tensos con vendedores ambulantes.
Su liderazgo al mando de esta unidad se manifestó con la presencia de las cuadrillas de Orden Público en la misa, ataviadas con sus característico chaleco azul.
Así, los compañeros hicieron una valla y con aplausos despidieron la salida del féretro cubierto con la bandera de la estrella solitaria.
El cuerpo de Agurcia fue enterrado en el cementerio Santa Cruz Memorial, de la salida al norte, donde, además de las lágrimas y el dolor, sobrevolaron globos azules y blancos.