Tegucigalpa, Honduras.- La vulnerabilidad de la capital ante las lluvias, es innegable, unos minutos de lluvia son suficiente para ponerla de cabeza. Comayaguela lo vivió la semana anterior, en cuestión de una hora, mercados, viviendas y hasta los camerinos del Estado Nacional se inundaron.
Según la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC), la causa principal —el 80%— de las inundaciones en la capital es la basura, ya que estos desechos terminan obstruyendo alcantarillas y desagües, hasta que el agua se acumula, rebalsa y finalmente llena todo lo que tiene a su alrededor.
Según los registros de la Unidad Municipal de Agua Potable y Saneamiento (UMAPS), solo en los primeros 10 días de junio, se han registrado un total de 243 casos de obstrucción de alcantarillas a causa de desechos sólidos.
Jorge Perez, subgerente de Alcantarillado Sanitario y Drenaje Pluvial de la UMAPS , explicó que “las incidencias se han incrementado un poco ahorita que comenzaron las lluvias”, sin embargo, las jornadas de prevención han aportado para que la cifra no sea exagerada.
EL HERALDO obtuvo los registros de las atenciones brindadas en 2024 por la subgerencia de Alcantarillado Sanitario y Drenaje Pluvial, los cuales indican que desde el 1 hasta el 17 de junio, se reportaron 202 casos de obstrucción de alcantarillado. Es decir que, el aumento para este 2025 ha sido de 21 casos más.
Maynor Ruiz, coordinador de la Maestría en Gestión del Riesgo y Manejo de Desastres de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), concuerda con que la basura es un problema en épocas de lluvias, ya que las estructuras de la capital no están creadas correctamente.
“Las obras hidráulicas, han sido diseñadas pensando en un volumen de agua pero no en un volumen de basura, entonces cuando saturamos de basura las corrientes de agua lo que ocurre es que al final sellan o tapan o limitan la capacidad hidráulica con la que han sido diseñadas estas obras”, explicó Ruiz.
Es por eso que, es necesario que las autoridades comiencen a poner mano en las construcciones antiguas y también en los nuevos proyectos, para que no solo piensen en que pase el agua, sino también desechos sólidos y así evitar incidentes que pongan en riesgo la vida de la población.
“Si nosotros tomáramos en cuenta el volumen de basura que arrastran las aguas de escorrentía, nos daríamos cuenta de que tenemos que sobredimensionar estas estructuras. ¿Por qué? porque tenemos que pensar también en que, aparte del agua tiene que pasar un volumen grandísimo de basura”, aseguró.
No obstante, realizar este tipo de adecuaciones requiere más esfuerzos, no solamente humanos sino también económicos. “Sobredimensionar implica gastar más, porque son obras más grandes, que incluso requieren materiales de construcción diferentes”.
Antecedentes y otras variantes
Pese a la gran necesidad, realizar este tipo de obras nunca ha sido una prioridad en la ciudad, es por ello que, hoy en día, las inundaciones siguen siendo una realidad para muchas personas.
Eso se vio reflejado en los primeros cuatro días de junio, en los que ocho sectores de Tegucigalpa y Comayagüela registraron inundaciones, que resultaron afectando a alrededor de ocho familias.
Esta situación genera pánico en las personas que viven en zonas que han sido históricamente vulnerables, especialmente, en todas aquellas que viven a las orillas de ríos o quebradas, ya que una sola lluvia puede provocar la destrucción de sus viviendas y de paso, todos los bienes que haya en ellas.
Para Maynor Ruiz, este es otro punto que se debería de regular, ya que el que tantas personas vivan a las orillas de afluentes es una irresponsabilidad no solo de los residentes, ya que muchos de ellos están obligados debido a su situación económica, sino también de las autoridades que lo permiten y no ofrecen una solución responsable para la comunidad.
“En temas de inundaciones, incluso hay un reglamento muy antiguo, más o menos como de 1927, que establece cuáles deberían ser los retiros que se deberían de tener las quebradas y los ríos. Por ejemplo, para el río Choluteca se establecen retiros entre 100 y 150 metros a ambos lados del eje del río y para quebradas entre 30 y 50 metros”, explicó.
“Esto ya era una visión de cómo se producían las inundaciones en aquellos tiempos y que estos eran retiros que permitían que no hubiera afectaciones directas sobre la población", resaltó.
Pero para Ruíz, esto ha sigo algo que "no se ha respetado por muchos motivos, desde políticos hasta por temas de invasión por la migración del campo hacia la ciudad, que ha llevado a hacer un asentamiento cerca de los lugares que ya estaban establecidos como posibles zonas de inundación”, lamentó Ruiz.
Medidas
Según Jorge Aldana, alcalde del Distrito Central, se han invertido 939 millones de lempiras en obras mitigación para prevenir inundaciones y deslizamientos de ladera.
Sin embargo, para Ruíz la única forma de que estas iniciativas funcionen es que se “hayan realizado estudios hidráulicos que indiquen que realmente esa estructura va a poder soportar el volumen de agua que se espera para ciertos periodos”
Cabe resaltar que, las autoridades han anunciado que siguen dando respuesta a las comunidades a través de la línea gratuita 100, sin embargo, EL HERALDO ha recibido denuncias de que “en esa línea no contestan, solo saturada pasa”.
Pese a ello, la población puede mantenerse insistente ante las autoridades, en caso de que sean víctimas de alguna incidencia por las lluvias.
