Tegucigalpa, Honduras.- Desde noviembre de 2024, los trabajos de construcción de la represa San José permanecen detenidos, dejando la obra con apenas un 36% de avance en casi cuatro años. Lo que se prometió como una solución a la crisis de agua en la capital hondureña se convirtió en un proyecto detenido, con materiales oxidados y maquinaria apagada.
Manuel Amador, presidente de la Asociación Hondureña de Juntas Administradoras de Agua y Saneamiento, asegura que en la administración del alcalde, Jorge Aldana, el avance fue mínimo. “Es que Aldana no construyó el 36%, cuando Nasri Asfura, que dio el banderillazo de inicio, dejó la obra en un 28%”, aseguró Amador.
El representante de las juntas de agua señaló que el edil solo logró avanzar un 8% durante su periodo. “Actualmente la represa está en un 36%, es decir, que en casi cuatro años apenas se avanzó ese porcentaje”, reiteró.
Amador también destacó que las únicas acciones “extraordinarias” de Aldana fueron la detonación de candelas de dinamita, lo que expuso físicamente al alcalde, sin que esto significara un avance sustancial en la obra.
“De todas las promesas, ni siquiera eso pudo terminar el alcalde, y esta obra beneficiaría a unas 350 familias de colonias del oriente de Tegucigalpa”, afirmó Amador.
La represa San José fue anunciada el 15 de febrero de 2021 por la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC) como una solución a la escasez de agua potable. Sin embargo, el proyecto nunca logró consolidarse y hoy solo queda la estructura a medio construir.
En el sitio, varillas oxidadas, tuberías arrumbadas y maquinaria inactiva evidencian la paralización del proyecto.
El alcalde Jorge Aldana aseguró que los pagos atrasados se han retomado, pero las obras continúan paralizadas y no hay personal ni maquinaria en actividad.
El costo inicial del proyecto era de 1,100 millones de lempiras, pero ajustes en el diseño y modificaciones contractuales elevaron la inversión a aproximadamente 1,500 millones de lempiras, sin que hasta ahora se observe un avance en la obra.
Mientras tanto, los capitalinos continúan enfrentando la crisis del vital líquido, con la esperanza de que la represa San José algún día cumpla con las expectativas de los ciudadanos, tras casi cuatro años de promesas incumplidas.