“Dios, perdónalos porque no saben lo que hacen” fueron las últimas palabras de Gumercinda Sarmiento (52), quien fue ultimada junto a un inquilino en una cuartería de la que era propietaria en la colonia Miguel Ángel Pavón.
El hecho criminal se produjo el sábado aproximadamente a las 6:45 de la tarde, pero fue reportado a las autoridades policiales del sector El Carmen una hora después.
Autoridades de la Policía indicaron que dos hombres armados entraron a la cuartería y se dirigieron inmediatamente a la habitación principal, donde se encontraba Sarmiento, su nieto de 4 años, Enrique Antonio García Benítez (20), así como un primo de este.
Los sicarios, al entrar a la habitación se dirigieron a García y tras un breve intercambio de palabras le dispararon en la cabeza en dos ocasiones.
El primo de García logró esconderse y no fue detectado por los criminales.
Mientras, la mujer abrazaba al niño rogándoles que no la mataran, según relataron testigos a la Policía.
Los dos sicarios le dijeron a la mujer que se callara, pero ella comenzó a hacer una oración y a pedirle a Dios que protegiera su vida y la de su nieto.
Pero eso no les importó a los hechores quienes le dispararon en el abdomen quitándole la vida en el instante y luego escaparon.
El menor, aún en los brazos de la mujer, resultó con una herida en su pierna pero sus familiares indicaron que no era de gravedad y se encuentra estable.
Agentes de la Policía preventiva indicaron que el ataque estaría dirigido contra García, quien tenía nueve meses de residir en el lugar junto a cuatro primos.
Los criminales dejaron una nota en la que decían que no se metieran con ellos, pues tenían controlado el sector.
Autoridades de la DNIC manifestaron que la nota encontrada podría ser una manera de desviar el rumbo de la investigación, pues la información recabada no vinculaba a García con los criminales o que estuviera implicado en hechos ilícitos.
Por otra parte, indicaron que el esposo de la mujer andaba huyendo desde el año pasado pues había sido amenazado de muerte, luego de que criminales ultimaran a su hijo en las cercanías del Infop.
Manifestaron que Sarmiento ya había recibido un atentado el año pasado y que sus familiares le dijeron que abandonara la vivienda, pero ella nunca quiso dejar su casa, pues era el esfuerzo conjunto de la familia.
