Tegucigalpa, Honduras.- Al menos 90 menores de edad fueron asesinados por pandillas y grupos criminales en Honduras en los primeros seis meses del 2025, del total, 11 eran estudiantes, según datos del Observatorio de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes de Casa Alianza
Las víctimas tenían entre 10 y 18 años. “Hemos identificado que casi la mayoría son asesinados con arma de fuego o arma blanca, es decir, muertes extremadamente violentas”, declaró Grecia Moreno, coordinadora del Observatorio.
En un pronunciamiento la organización, condenó el caso más reciente de violencia contra estudiantes, en referencia a los dos jóvenes del Instituto Tecnológico de Administración de Empresas (Intae) en San Pedro Sula, y exigió el derecho y la garantía del derecho a la vida.
Esos derechos están consagrados en los artículos 65 al 66 de la Constitución de la República y en tratados internacionales de Derechos Humanos ratificados por el Estado hondureño, declaró.
Aunque la cifra representa una leve disminución respecto a 2024 —cuando fueron asesinados 15 estudiantes en el mismo periodo—, Moreno consideró que es una “reducción bastante insignificante”.
La cifra general de muertes violentas de jóvenes en ese período de 2024 ascendió a 21, incluyendo víctimas que no estaban inscritas en el sistema educativo.
Factores que influyen en la delincuencia en Honduras
En Honduras, múltiples factores vuelven a la niñez y juventud vulnerables ante la violencia. Uno de los principales es la violencia armada que domina comunidades divididas por “líneas invisibles”, territorios controlados por maras, pandillas u otros grupos criminales, explicó Moreno.
Casa Alianza, que atiende a menores víctimas de violencia armada y sexual, denunció que estos niños son víctimas incluso de restricciones sobre su vestimenta: “Hasta en la etiqueta de cómo deben vestirse, qué tenis usar o qué tipo de ropa no pueden utilizar”.
Los departamentos en donde se reporta más incidencia de muertes juveniles son Francisco Morazán, Cortés, Olancho y Atlántida.
También menciona que un patrón que suele repetirse en los casos de los estudiantes asesinados es que estaban en espacios comunitarios al momento de su fallecimiento.
“Generalmente los patrones que nosotros hemos identificado es que los jóvenes han estado en lugares que tal vez... en esas líneas invisibles por conflictos de maras y pandillas, es decir peleas de territorio”, dijo Moreno.
El riesgo traspasa la línea docente, quienes también son víctimas de acoso por estas organizaciones criminales, debido a que algunos jóvenes estudian en una colonia distinta a la que viven, donde operan pandillas diferentes que ejercen control en cada zona, indicó la coordinadora.
“No necesariamente un niño, un adolescente o un joven que se ha asesinado en un entorno comunitario no significa que este niño este vinculado a una mara o una pandilla”, resaltó.
La pobreza, la falta de oportunidades, la violencia, la desintegración familiar y la limitación a la educación son factores por el que existen estos hechos en el país, lamentó.
Dos estudiantes asesinados en SPS
La tragedia más reciente golpeó al Intae, ubicado en la colonia La Pradera de San Pedro Sula. El pasado viernes 25 de julio, tres jóvenes fueron raptados mientras se dirigían a la casa de un compañero para hacer tareas. Dos de ellos fueron asesinados brutalmente, y el tercero permanece hospitalizado.
Brayan Josué Núñez Pineda y Luis Eduardo Cardona Miranda, cursaban el octavo grado y residían en la colonia Guaruma 2 del municipio de La Lima, Cortés.
Después de ser raptados fueron llevados a la colonia Reparto Lempira, donde fueron atacados a balazos y posteriormente encontrados sin vida.
Hasta el momento, la Policía no ha presentado testigos del hecho ni ha determinado los responsables de este delito. Las investigaciones siguen abiertas.
