El ahora occiso respondía al nombre de Eduardo Castellanos (52), quien ejercía su profesión en un bufete cercano a la escena del crimen.
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Versiones no oficiales apuntaron que la víctima habría salido de su lugar de trabajo -en horas del mediodía- cuando se percató que sujetos desconocidos lo perseguían. El togado habría comenzado a correr en plena vía pública para evadir a los malhechores, sin embargo, una lluvia de balas imposibilitó que pudiera escapar de ellos.
Al verse acorralado y con heridas en su cuerpo, Castellanos no tuvo otra salida que ingresar a un comedor (a escasos metros de su bufete) para pedir auxilio, no obstante, testigos relataron que los criminales -sin vacilar- entraron al local y arremetieron en contra del ahora fallecido.
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Durante el atentado, una cliente del negocio también salió perjudicado al resultar con heridas de bala. Hasta el momento no se ha informado de quién se trataría y en qué condiciones de salud permanece.
Una ambulancia de la Cruz Roja Hondureña (CRH) se movilizó hasta el lugar de los hechos para brindar los primeros auxilios a las víctimas, empero, una de ellas (Castellanos) ya se encontraba sin vida y la persona herida previamente había sido trasladada hasta un centro asistencial de la localidad.
Autoridades policiales no han detallado los motivos que habrían propiciado el condenable crimen.
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