Siempre

Lía Vallejo: la sororidad desde la oscuridad

La joven artista que desde la plástica, el videoarte y el performance desnuda las monstruosidades de la naturaleza humana

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29.09.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El arte ha tenido a lo largo de su historia a sus “enfants terribles”, que revelan la pudrición de su espacio-tiempo con obras provocadoras y audaces. Una de esas artistas es Lía Vallejo.

Los pasos prístinos

Lía Vallejo Torres nació en Tegucigalpa el 18 de junio de 1992. Con sangre ajedrecística, literaria y cosmopolita en su vena familiar, pasó su niñez y adolescencia en Santa Cruz de Yojoa, donde formó su pensamiento crítico de forma autodidacta en la biblioteca pública del municipio, que años después bautizaría como Luz del Saber gracias a un concurso que ganó en esa comprensión municipal.

En 2012 se mudó definitivamente a la capital, donde otra vida le esperaba.

La mirada incisiva
En 2013 formó parte del proyecto Nómada 03, una plataforma de crítica y producción artística contemporánea a cargo de la Escuela Experimental de Arte Contemporáneo (EAT), dirigida por Léster Rodríguez y Lucy Argueta y que se realizó en el Centro Cultural de España en Tegucigalpa (CCET). En la exposición colectiva final participó con un performance llamado “Preludio”, en el que registra la demacración experimentada por ayunar durante una cuaresma. Esta experiencia más su admiración por artistas como Regina José Galindo, Patricia Belli, Gina Pane, Valie Export, entre otras, la impulsó a seguir por esa senda.

Participó en el I Festival de Intervenciones en Espacios Públicos, realizado en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), con el performance “Mansedumbre”, en el que cuestiona la sumisión femenina en un entorno patriarcal y machista.

En 2014 se integra nuevamente al proyecto de la EAT con Nómada 04: Arte en Crisis, que culmina con una muestra centroamericana en el MIN. Además exhibió sus obras en Valle de Ángeles (“o v r a”) y en el CCET en la exposición colectiva “El cuerpo de la imagen”.

En 2015, en el CCET participó en el proyecto expositivo con artistas latinoamericanos “Manual de operaciones”, mientras que en la alma máter fue coorganizadora y coordinadora del Festival de las Artes Punto Cero, en el que además participó con el performance “Libre invidencia”, que pone en evidencia la crisis estudiantil y la agitación política.

Por esos meses participó en la residencia artística Rapaces: Prótesis relacionales, de la Escuela Espira la Espora en Nicaragua, con “Intromisión”, performance realizado en una comunidad en la que ingresaba a cualquier casa que mirara con las puertas abiertas, como si eso fuera una invitación a penetrar esa especie de intimidad pública de los hogares.

En 2016 estuvo en una exposición colectiva de videoarte experimental en el CCET con “XXXMaríaXXX”, en el que desacraliza a la Santa Virgen.

Por esos meses las calles del casco histórico capitalino se vieron de pronto empapeladas de misteriosos afiches con ilustraciones antimachistas y con la leyenda Harrasment sucks (El acoso apesta), generando diversas reacciones entre la ciudadanía. Se trataba de “Fuck machismo”, su obra de intervención urbana producto de la residencia artística Proyecto Rayuela.

Y en el mismo año fue incluida en la X Bienal Centroamericana con “Economías del placer”, una serie de cuatro dibujos de gran formato en el que expone la doble moral de los seres humanos en el hedonismo, en el que “la práctica de ciertos placeres ha sido estigmatizada, excluida e incluso vedada por las convenciones sociales contemporáneas”, pero que en la realidad se manifiesta “la bestialidad del comportamiento al disfrutarlos”.

Sus exposiciones colectivas más recientes fueron “Vamos a besarnos”, en TEOR/Ética, San José, Costa Rica, en 2017, y “Feminismos ilustrados”, en el CCET en junio de 2018.

El pasado jueves 27 de septiembre del año en curso inauguró en el MIN su primera exposición individual, “A las niñas buenas no les pasa nada”, donde en una serie de dibujos y videoarte cuestiona los miedos y las vulnerabilidades que la sociedad patriarcal le ha venido implantando a las mujeres desde la niñez.

Lía Vallejo forma parte esa estirpe de artistas plásticas como Regina Aguilar, Dina Lagos, entre otras, que a través de sus obras arremeten contra el puritanismo y las normas sociales restrictivas en pro de una feminidad libre de ataduras patriarcales, una lucha que continúa