Desentrañando la crisis de comprensión lectora en la infancia

El hábito de la lectura es aprendido, transmitido e imitado, y cuando se desarrolla, abre las puertas a un universo

  • 24 de abril de 2025 a las 10:58
Desentrañando la crisis de comprensión lectora en la infancia

Tegucigalpa, Honduras.- ¿Ha notado que su hijo puede leer en voz alta, pero al preguntarle qué entendió, se queda en silencio o da respuestas vagas? Tal vez ha observado que repasa un párrafo completo y, al finalizar, no recuerda qué leyó. Si esta escena le resulta familiar, sepa que no está solo, y lo más importante: su hijo tampoco lo está.

En estos momentos, un número creciente de niños enfrenta dificultades no sólo para leer, sino para comprender lo que leen. Esta crisis silenciosa se extiende en hogares y aulas de todo el mundo, y afecta profundamente la manera en que nuestros hijos aprenden, se expresan y se conectan con su entorno.

Es fácil pensar que la lectura es tarea exclusiva de la escuela, pero este desafío va mucho más allá de las calificaciones. Se trata de forjar mentes seguras, curiosas y críticas y todo empieza por entender qué está ocurriendo.

Las cifras hablan con claridad. En 2024, el Informe Nacional de Evaluación del Progreso Educativo en Estados Unidos reveló que los puntajes en lectura de los alumnos de cuarto y octavo grado alcanzaron su nivel más bajo en tres décadas. ¡Alarmante! De hecho, un tercio de los estudiantes de secundaria lee por debajo del nivel básico. Las estadísticas al respecto en Latinoamérica son aún mas preocupantes.

El parámetro de concentración y profundidad de atención de nuestros hijos ha sido perturbado y reducido por las redes sociales, que favorecen y promueven el “scrolling” incesante y los “shorts” o “historias” de unos cuantos segundos, sin necesidad de lectura ni mucho menos de compresión lectora.

El problema no radica simplemente en poca comprensión de palabras, conceptos o frases difíciles. Muchos niños no logran interpretar siquiera textos sencillos. Aunque para muchos padres esto resulta sorprendente, los indicios han estado muy presentes y son una realidad ineludible, especialmente desde las interrupciones escolares provocadas por la pandemia del 2020.


Razones...

Vamos a las raíces del problema. Una de las razones para este fenómeno radica en cómo se ha enseñado a leer. Durante años, algunos métodos educativos restaron importancia de la lectura con propósito y hasta pusieron de lado la enseñanza sistemática de la fonética, es decir, el arte de descifrar palabras a partir de sus sonidos, y favorecieron estrategias basadas en adivinar significados a partir de imágenes o pistas contextuales.

El psicólogo clínico Emerzon Castillo lo resume así: “Se les ha enseñado a los niños a mirar una palabra y preguntarse: ‘¿Se ve bien?’ en lugar de enseñarles a leerla realmente y entender su integración y relación con el contexto y cómo este afecta su significado en dicho marco de referencias”. Sin una base sólida, comprender lo leído se vuelve una tarea agotadora y mecánica o hasta inerte.

Imagínese tratar de entender una historia sin conocer bien las palabras. Termina por ser frustrante, confuso, cansado y desmotivador. Provoca disonancia cognitiva, uno de los enemigos del buen uso de la razón. A ello se suma el impacto emocional. Un niño que no comprende lo que lee puede comenzar a sentirse incapaz.

Esa inseguridad, a menudo silenciosa, puede derivar en rechazo hacia la lectura, baja autoestima o incluso comportamientos evasivos. Sepa que esto no es solamente un problema académico, sino que también es una herida que toca la confianza personal. Y pese a que como madres y padres podamos percibir su frustración, no siempre sabemos por dónde empezar para ayudar. No obstante, lo cierto es que los pequeños gestos diarios pueden marcar una gran diferencia.

¿Cómo ayudar anuestros hijos?

Comience leyendo directamente con su hijo, a diario si le es posible. Elija libros que despierten su interés, aunque sean historietas o cuentos ilustrados, por ejemplo. Durante la lectura, haga pausas y converse: "¿Qué crees que pasará ahora?", "¿Por qué actuó así este personaje?", "¿Qué has comprendido de lo que recién has leído?". Estas preguntas, sencillas pero poderosas, fortalecen mucho la comprensión y ejercitan su imaginación. Además, le proporcionan a usted una ventana para ingresar a la mente infantil y fortalecer su vínculo recíprocamente. La especialista Catherine Snow, profesora en la Universidad de Harvard, recomienda hablar sobre los libros del mismo modo en que conversamos sobre una película o un recuerdo familiar, es decir, con cercanía y naturalidad.

Fomentar un ambiente lector no requiere inmensos gastos o tener una gran biblioteca. Es suficiente con tener algunos libros al alcance, dedicar unos minutos cada día y mostrar entusiasmo genuino. Recuerde que su hijo es su fiel reflejo. Si su hijo lo ve leer (ya sea un libro, el periódico o una receta), entenderá que la lectura no es una tarea escolar, sino parte de la vida, y eso es clave. Inculcar ese concepto mediante la cotidianidad es crucial. Cuando la lectura se convierte en costumbre, también se transforma en disfrute. Si se trata de libros físicos, mejor, pues es hasta una experiencia sensorial que no se borra. Pero si no tiene al alcance libros impresos, seguramente hallará un sinfín de opciones de lectura en dispositivos digitales.

Además, nunca olvide que no está solo en esta tarea. Converse con los docentes, pregunte cómo se está abordando la lectura en el aula, y busque acompañamiento si algo le inquieta. Haga uso de todas las herramientas a su alcance. Existen bibliotecas, centros comunitarios e incluso aplicaciones que pueden ofrecer recursos valiosos. El educador Vince Gowmon expresó una vez: "Asegúrese de que, al educar, no esté formando ciudadanos obedientes, sino almas poderosas y creativas". Y esa es justamente la visión que hoy en día necesitamos: ver la lectura como una llave que abre puertas a la libertad, la imaginación y el pensamiento profundo.

Construya ese camino junto a su hijo e Incúlquele no sólo la capacidad de leer palabras, sino el don de comprenderlas, interpretarlas y hacerlas suyas. No se trata de perfección, sino de presencia, paciencia y confianza. ¡Y vaya que es una experiencia remuneradora! Ese hermoso viaje comienza en casa, con usted.

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Redacción web
Redacción

Staff de EL HERALDO, medio de comunicación hondureño fundado en 1979.

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