Honduras

Regresamos por nuestros nobles niños

Santa cumplió su promesa y no olvidó a los niños de las aldeas El Carpintero, Villa Campesina, Los Pinos y Zarabanda. Desborde de alegría infantil.

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07.04.2014

La frescura se impregnaba con vigor en la tierra árida y movía con serenidad los reducidos pastizales de la aldea Villa Campesina, en el escondido noroeste de la ciudad.

El sol radiante penetraba en forma de haces por las pequeñas aberturas de la casa de madera de Nancy Hernández, madre de tres pequeños.

Seguramente, Kimberly Gonzales, de cuatro añitos, acababa de levantarse cuando salió a la puerta y vio a su madre Nancy conversando con un joven.

Con unas pequeñas zancadas sorteó con delicadeza unos charcos de agua que se formaron en la entrada de su hogar y se ocultó disimuladamente detrás de su progenitora.

Probablemente, Kimberly no habrá reconocido el rostro de aquel sujeto, pero él no pudo olvidar su cara inocente, risueña y dulce, adornada con sus cabellos castaños lisos.

Fue una tarde soleada y solitaria cuando EL HERALDO llegó a esa misma zona en busca de niños abatidos por la pobreza y resignados a mirar sus manos vacías en Navidad.

Fue exactamente ese mismo hogar el que abrió las puertas a este rotativo de manera humilde y sin compromiso para graficar el roto mundo de ilusiones de los pequeños.

Era la misma Kimberly, la niña de lienzos castaños que jugaba con muñecas deterioradas, quien se escondía detrás de su madre.

Y tal como se había prometido hace un mes, el equipo de EL HERALDO regresó con la misión de despertar alegría y felicidad en Navidad.

Promesa cumplida

Aunque la visita no estaba programa, el rumor de que EL HERALDO llegó a la zona a repartir juguetes se esparció como la espuma y estalló como la pólvora.

En quince minutos, una legión de niñas y niños estaba formada detrás del moderno trineo doble cabina de Santa Claus.

Pero antes de iniciar el gesto de entrega, los ayudantes de Santa hicieron mención especial de la familia de Nancy Hernández.

En ese sentido, Alyson (2), Kimberly (4) y Eduardo Gonzales (6) fueron los primeros afortunados en recibir los donativos enviados por los capitalinos.

También se unieron a la entrega especial Josué David Hernández, Rubén Euceda y los hermanos Darwin y Eduardo Valladares, los intrépidos chicos que son amos y señores del balón en el barrio.

Aunque Axel Cruz, el famoso “chele”, no pudo llegar al reencuentro, Santa dejó una gran sorpresa para él con sus compinches.

Y la felicidad se expandió en los corazones de los demás infantes que atesoraban cargar en sus manos un juguete para Nochebuena.

Pero la caravana de la solidaridad apenas iniciaba esa mañana y el viaje continuó hasta la aldea hermana de Los Pinos.

En este poblado afectado por la misma depresión económica, la campaña navideña mitigó la desesperanza y la desilusión reinante.

Así fue el caso de Luis Daniel Baca, un pequeño con problemas visuales que con sus inquietas manos exploraba el obsequio, mientras su rostro brillaba de alegría.

Vámonos a Zarabanda

La agenda apretada de Santa terminó en la aldea Zarabanda, del municipio de Santa Lucía.

Decenas de niños treparon con animosidad el inclinado cerro y salían de entre los espesos arbustos como gacelas para abrazar un juguete.