Elecciones en Honduras y relaciones internacionales

Al no tener otra forma de lucha, el respeto a la alternabilidad en el poder es elemento clave para evitar desasosiegos que perturben”

  • 04 de septiembre de 2025 a las 00:00

De acuerdo con el calendario electoral, el 30 de noviembre habrá elecciones en Honduras. Algunas señales del oficialismo generaron preocupación, sobre todo en la oposición que observaba un intento de obstruir el proceso comicial. Eso, al parecer, se ha superado. Todo fue un intento de tomarle el pulso a la oposición.

En la democracia electoral, asunto muy cuestionado por los resultados hasta ahora obtenidos. Al no tener otra forma de lucha, el respeto a la alternabilidad en el poder es elemento clave para evitar desasosiegos que perturben.

El 1 de septiembre se abrió la campaña electoral. Ya veremos el derrame de dinero en subsidios, afiches, pancartas, periódicos, mantas, anuncios en redes sociales y otros medios de comunicación, recursos que, en muchos casos, provienen del Estado o de fuentes de origen dudoso. Pocos son los que se bolsearán para la propaganda que los llevará a los cargos de elección. Así se reproduce un sistema político corrupto y se perpetúa la miseria.

La campaña electoral será generosa en propuestas, pero limitada en el cumplimiento cuando ya se es gobierno. La oposición privilegiará las consignas contra Cuba, Venezuela y Nicaragua. No tienen una política que refuerce los sentimientos de soberanía e independencia. Lejos está el conservadurismo criollo de fortalecer un país que mantenga relaciones con todas las naciones del mundo; independientemente de su régimen económico y político. En la época actual, de grandes transformaciones, los alineamientos tradicionales, sin considerar la dinámica del desarrollo, que cada día fortalece un mundo multipolar, es un riesgo.

Por otro lado, las promesas del oficialismo se encontrarán con la dificultad de que, cuando se es gobierno, las promesas no generan credibilidad. Es obvio, por qué no cumplieron estando en el poder. Atacar a algunos grupos socioeconómicos, compartiendo similares posiciones o buscando serlo, no resulta congruente para el partido de gobierno.

Una novedad que tendrá el proceso es la profundización de un sentimiento de odio, que parece generalizarse en todos los países latinoamericanos; ahí tenemos el caso de Milei en la Argentina, que, hasta en su expresión verbal y corporal, manifiesta odio, el otro caso es el de México, donde un senador de la oposición buscó resolver su impotencia con empujones y golpes a los senadores oficialistas.

Algo dañino está ocurriendo en política. En un pequeño documento que me envío un amigo -sin firma- dice que mucha gente ya no defiende principios, sino que repite los de un bando, no porque los comparta, sino porque odia al otro. Señala que, la gente en vez de razonar reacciona, en vez de pensar, obedece. Muchos dejaron de pensar por sí mismos y ahora defienden con uñas y dientes banderas ideológicas que nunca conocieron y fueron suyas. Son esclavos de ideas prestadas. Este es el virus de Occidente más peligroso, el que roba cerebros y los reemplaza con etiquetas -termina diciendo el documento aludido.

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