Por Patricia Cohen/ The New York Times
LONDRES — Independientemente de si crees que Elon Musk merece un paquete salarial de un millón de millones de dólares si alcanza las ambiciosas metas de Tesla en la próxima década, el trato se basa en la idea de que a mayor recompensa monetaria, mayor esfuerzo.
Los incentivos financieros son poderosos. Pero ¿es infinita su capacidad de motivación? ¿Acaso Musk no trabajaría igual de duro si le ofrecieran 100 mil millones de dólares o mil millones? ¿Y si le ofrecieran 1 dólar?
La suposición de que las personas se motivan principalmente con dinero es un axioma fundamental de la economía. Sin embargo, las investigaciones han presentado un panorama mucho más complejo sobre cómo el dinero influye en el esfuerzo.
Esther Duflo y Abhijit Banerjee, profesores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y ganadores del Premio Nobel de Economía, sostienen que el impacto de los incentivos financieros se ha exagerado.
Un estudio reciente analizó las 10 empresas más valiosas de la bolsa de valores Nasdaq entre el 2017 y 2022. Concluyó que pagar a los directores ejecutivos significativamente más que a otros altos ejecutivos o empleados promedio no incrementaba la rentabilidad de la empresa.
Otro estudio, que analizó 429 grandes empresas estadounidenses durante una década, halló que los réditos totales para los accionistas en empresas donde la remuneración del director ejecutivo era inferior al promedio del sector fueron mayores que en aquellas donde la remuneración lo superaba.
Una alta remuneración a veces puede generar un exceso de confianza que resulta en malas decisiones. Algunos psicólogos han descubierto que la presión de grandes cantidades en juego puede aumentar la tendencia de las personas a bloquearse.
La investigación ha hallado que otras motivaciones también pueden ser poderosas. Un impulso interno por lograr, ayudar a los demás o dejar huella; el deseo de realización personal, de ser el mejor; la necesidad de conexión, aprobación social, respeto y fama; el deseo de controlar, vencer, vengarse o corresponder; y el miedo al rechazo.
Los accionistas de Tesla aprobaron un plan de compensación basado en acciones que alcanzaría casi un millón de millones de dólares si Musk logra sus ambiciosas metas, entre las que se incluye la producción de un millón de robots tipo humano y la multiplicación por seis del valor de las acciones de la compañía, a los 8.5 millones de millones de dólares.
Musk ha declarado que le interesa más el poder que el dinero. Las opciones accionarias son la vía para conseguirlo. Este paquete le otorgaría el control de aproximadamente el 25 por ciento de las acciones de Tesla.
El consejo de administración de Tesla, del que forman parte el hermano de Musk y varios amigos, afirma que el paquete de compensación es crucial para el futuro de la compañía y le permitirá mantenerse centrado en objetivos difíciles de alcanzar.
Pero la pregunta es: ¿habrían logrado más los grandes innovadores de la humanidad —Gutenberg, Newton, Einstein, Steve Jobs o incluso Nikola Tesla— si la remuneración hubiera sido mayor?
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