Por Jackson Ryan/ The New York Times
GOOISE MEREN, Países Bajos — La casa de Lente Cuenen se mece suavemente con la brisa de la tarde. Es un espacio acogedor. En un extremo están su cama, un sofá y un televisor pequeño. En el otro, un baño en cubículo, la cocina y su estación de trabajo.
Hay un Nintendo DS Lite con los cables por fuera, una batería de 12 volts que quedó tras un intento fallido por cargar su iPhone y una pila de videojuegos.
Cuenen, una diseñadora de videojuegos de 25 años, no necesita simular la vida en el mar. Creció en una barcaza en los canales y lagos al este de Amsterdam. Su hogar actual es un barco azul y blanco de 15 metros que compró con un préstamo de 10 mil dólares de su madre (que ya saldó). “Esta es toda mi vida”, dijo. “Adoro este barco”.
Durante los últimos dos años en los Países Bajos, Cuenen ha trabajado en la cabina, desarrollando el breve y meditativo videojuego Spilled!, en el que el jugador limpia aguas contaminadas.
Sí, creó un juego sobre un barco mientras vivía en uno.
Atraer la atención a un videojuego independiente es como intentar navegar en un huracán. El año pasado, se lanzaron casi 19 mil juegos en el mercado en línea Steam. Los pequeños desarrolladores sin presupuesto para mercadotecnia pueden perderse en el mar.
Pero al compartir su historia personal en línea, Cuenen encontró un público para Spilled!, que ha vendido casi 100 mil copias en Steam desde marzo. Incluso después de la comisión del 30 por ciento, ella ha ganado más de 250 mil dólares. Aun así, afirma que la libertad es más importante que el dinero. “Mientras tenga lo suficiente para relajarme y hacer lo que me gusta sin tener que levantarme a tiempo para ir a algún lugar, soy realmente feliz”, dijo.
El padre de Cuenen, que falleció de cáncer en el 2021, era un apasionado de los barcos y en 1995 sus padres compraron el Twee Gezusters (Dos Hermanas), una barcaza construida en 1920. Sirvió como el hogar familiar durante casi 20 años. (El barco de ella se llama Zusje V, que en neerlandés significa Hermana Cinco).
Cuando su familia viajaba de vacaciones a Bélgica, Cuenen aprovechaba los ratos libres para inventar juegos. El primero lo creó a los 14 años con su hermano menor.
Los años preparatorianos de Cuenen estuvieron marcados por una “especie de depresión”, dijo. Dejó de asistir a clases y casi nunca salía de casa. Con el apoyo de sus padres, logró superarlo y se graduó. En el 2019, empezó a estudiar informática en Ámsterdam, pero al cabo de un año lo dejó.
En el 2022 intentó volver a la universidad, esta vez para estudiar desarrollo de videojuegos, pero volvió a desistir. Emprendió el desarrollo independiente.
La idea de Spilled! surgió en la universidad, con un juego en el que el jugador controlaba un barco. “Seguí trabajando en ello sin saber muy bien a dónde iba”, comentó.
Se le ocurrió incorporar una mecánica de recolección. En lugar de monedas de Mario o anillos de Sonic, los jugadores reunirían petróleo.
Spilled! involucraba limpiar ríos y arroyos aspirando derrames de crudo antes de mejorar el barco para abordar derrames mayores. Pero Cuenen dijo que no creó el juego con la intención de hacer una declaración medioambiental.
“Es más bien de la idea general de la contaminación y de la falta de interés de la gente por el planeta”, explicó.
“Esta es toda mi vida. Adoro este barco”.
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