El presidente Barack Obama y su rival republicano Mitt Romney volvieron con ímpetu a la campaña electoral estadounidense a cuatro días de los comicios, tras la pausa forzada por la devastadora tempestad Sandy.
Obama asumió su condición de primer mandatario con una visita el miércoles a ese estado, mientras que Romney guardaba un perfil más bajo y pedía oraciones y contribuciones para los damnificados a sus seguidores en Florida.
Pero la campaña, que está batiendo récords de gasto por parte de los contendientes, vuelve irremediablemente con fuerza ante el empate técnico que presentan las encuestas.
Obama se lanzó durante tres días de gira por Wisconsin, Nevada y Colorado, mientras que Romney se concentró ayer en Virginia, con tres mítines consecutivos.
“Este es un momento verdaderamente crítico para Estados Unidos”, aseguró el republicano al arrancar su primer acto en la localidad de Roanoke.
Los candidatos a vicepresidente, el demócrata Joe Biden y el republicano Paul Ryan, debatieron por su parte ásperamente sobre un anuncio difundido televisoras locales en Ohio, otro estado clave.
Los republicanos acusaron en ese anuncio a los demócratas de haber permitido, con el rescate de la marca Chrysler hace casi cuatro años, que la conocida marca Jeep pudiera ampliar plantas de producción en China.
Biden aseguró que el anuncio era “uno de los más descaradamente deshonestos que recuerdo de mi carrera política”. Ohio, un estado industrial afectado por la crisis y el desempleo, es decisivo y ha oscilado entre demócratas y republicanos en la última década.
Ante el estado de la campaña, los especialistas siguen advirtiendo que el resultado final puede decidirse por relativamente pequeños factores, como el voto de minorías como la hispana.