A pesar de haber tenido algunas emergencias durante el trayecto y de que llegaron cansados, no declinaron en su propósito, clamar por la paz en el país, y tienen la firme convicción que las autoridades del gobierno tomaron nota de su petición.
Los más de 3,700 jóvenes católicos que desde el viernes anterior salieron en peregrinación desde Tegucigalpa, en la cual atravesaron los municipios de Santa Lucía, Valle de Ángeles y Cantarranas, llegaron a su destino final, Talanga, donde llegaron la noche del sábado debajo de una gran tormenta.
En su recorrido de más de 66 kilómetros, los muchachos padecieron de muchos contratiempos de salud.
Empero las contracturas musculares, desmayos, presión baja, hipertensión, esguinces, diarreas, fiebres, asmas, golpes leves e hipotermia, no afectaron en lo absoluto su fe y su exigencia por una sociedad más justa.
La llegada
Los peregrinos llegaron mojados y exhaustos, pero en el lugar ya estaban listos los feligreses de la parroquia local para brindarles todo tipo de atenciones.
A su llegada no había energía eléctrica, razón por la que hubo que instalar plantas generadoras de electricidad para iluminar el lugar donde culminaría la peregrinación. En medio de música, alabanzas y un plegaria a Dios por sus vidas fueron recibidos los peregrinos.
En el evento de acción de gracias, el padre Daniel Martínez, de la parroquia San Diego, destacó que 'la paz solo la puede dar Dios, y a través de la eucaristía encontramos lo que hace mucho estábamos buscando'.
Asimismo, exhortó a los jóvenes a retomar el protagonismo perdido en la sociedad, la iglesia, y, sobre todo, a aprender a vivir en esta sociedad llena de violencia sin tener miedo.
Al mismo tiempo, rindió agradecimiento a los organizadores del evento por haber escogido el municipio que él dirige para hacer el cierre espiritual y la sede de bendición de la intensa jornada.
La manifestación de los jóvenes fue considerada por las autoridades eclesiásticas como una fuente de fe, que moverá la voluntad de los gobernantes para buscar la paz de Honduras.
Una vez finalizado el acto religioso, los pobladores y los visitantes pudieron disfrutar de un show de luces ofrecido por las autoridades municipales.
Dos días llenos fe
Danilo Aceituno, coordinador de la actividad, manifestó que esta es la peregrinación en la que los jóvenes católicos han caminado más. Y es que en esta ocasión los 66 kilómetros fueron de pura caminata, a diferencia de otras, en las que han hecho pequeños recorridos en autobús.
A criterio de Aceituno, el sacrificio extra que realizó el grupo de jóvenes fue lo que produjo un refrigerio espiritual como nunca antes visto en este tipo de actos.
Retorno
A las 9:00 AM de ayer, en medio de un sin número de emociones, los muchachos participaron en la procesión del Corpus Christi.
Este acto fue encabezado por el sacerdote Maximiliano Orellana, un líder de la Iglesia Católica que nunca se ha perdido ninguna de las ocho peregrinaciones que se han realizado hasta la fecha. En horas del mediodía los peregrinos abordaron varios autobuses de regreso a Tegucigalpa, con un corazón agradecido, lleno de bendición y, sobre todo, de ilusiones y esperanzas.
La octava edición de la Peregrinación juvenil
recorrió 66 kilómetros desde Tegucigalpa
hasta Talanga, pasando por municipios como Santa Lucía, Valle de Ángeles y Cantarranas.
Bajo el lema “Samaritanos por amor y por una sociedad más justa”, los jóvenes instaron a que se lleven a cabo cambios urgentes, condenando la violencia, el uso de armas y la inseguridad.
“Los jóvenes queremos paz y justicia, por eso proponemos un desarme general, que se replanteen las leyes que existen en el país”, comentó Iris Barrientos, coordinadora de la peregrinación.
El largo recorrido no hizo desfallecer a los caminantes, que hasta el último momento gritaron consignas por una Honduras mejor.
Estadísticas del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) señalan que el 80 por ciento de las personas que mueren de forma violenta son jóvenes.
De estas muertes, un 78 por ciento son provocadas por armas de fuego.