Tegucigalpa, Honduras.- Por tercer año consecutivo, los hondureños encabezan la lista de personas que solicitan refugio en México, según datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), que abarcan el periodo 2022-2024.
La situación refleja un fenómeno migratorio sostenido, impulsado por la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades en el país centroamericano.
En 2022, un total de 119,078 personas solicitaron asilo en México, siendo 31,436 hondureños, lo que representa el grupo más numeroso. Esa cifra colocó a Honduras por encima de Cuba, Haití, Venezuela y El Salvador, países que también figuran en los primeros puestos del listado.
Para 2023, las solicitudes aumentaron a 140,720, y nuevamente Honduras se ubicó en primer lugar con 44,110 personas, consolidando así su posición como el país con más solicitantes. Le siguieron Haití con 41,845 y Cuba con 18,452.
Aunque en 2024 se ha registrado una disminución general de las solicitudes, con 78,975 personas hasta diciembre, los hondureños continúan encabezando el listado con 27,888 solicitantes, manteniéndose como el grupo más persistente en buscar protección en suelo mexicano.
La tendencia no solo refleja un flujo constante, sino también la magnitud de la crisis estructural que enfrenta Honduras, donde muchas personas se ven obligadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad, empleo o simplemente dignidad.
De 2013 a 2024, México ha recibido 638,820 solicitudes de asilo, y más de 141 mil corresponden a hondureños, según el acumulado por nacionalidades. Este número posiciona a Honduras como el país con más solicitantes en la historia reciente del sistema mexicano de asilo.
Además de liderar en número de solicitudes, Honduras también figura entre los países con mayor número de personas reconocidas oficialmente como refugiadas.
Solo en 2022, 17,770 hondureños fueron reconocidos como tales, en comparación con 5,526 haitianos y 4,079 venezolanos. En 2023 y 2024, las cifras de reconocimiento para Honduras fueron de 13,358 y 14,176 respectivamente.
Estas cifras también revelan que la tasa de reconocimiento como refugiados para hondureños es alta. En 2023, por ejemplo, el 87% de los casos resueltos para personas de Honduras resultaron positivos o recibieron protección complementaria. En 2024, la tasa fue del 88%, lo que indica que la mayoría de los hondureños logra acreditar su necesidad de protección internacional.
Otro aspecto a destacar es la distribución geográfica de estas solicitudes.
Las delegaciones de Tapachula (Chiapas), Ciudad de México, Veracruz y Baja California son las que concentran el mayor número de casos. En Tapachula, por ejemplo, se recibieron 46,822 solicitudes solo en 2022, muchas de ellas de ciudadanos hondureños.
Al revisar las cifras totales por año, se evidencia que la participación de los hondureños en las solicitudes de asilo en México ha sido de gran peso, representando en promedio cerca de uno de cada tres solicitantes.
En 2022, de los 119,078 solicitantes, 31,436 eran hondureños, lo que equivale a aproximadamente el 26.4% del total. En 2023, ese porcentaje aumentó, ya que 44,110 de los 140,720 solicitantes eran originarios de Honduras, es decir, el 31.3% del total.
Para 2024, aunque el número general de solicitantes disminuyó, Honduras mantuvo una fuerte presencia con 25,699 personas, lo que representa un 32.5% de los 78,975 solicitantes totales.
En términos acumulados, en los últimos tres años los hondureños han representado casi el 30% del total de solicitantes, una proporción que los posiciona como el grupo nacional más dominante en la demanda de protección internacional en México.
Las cifras muestran además que, a pesar de los discursos antimigración y las políticas de contención en la región, México se ha convertido en un país destino y no solo de tránsito para miles de hondureños.
Esto plantea desafíos para la política migratoria mexicana, así como para las capacidades institucionales de la COMAR.
Detrás de cada número hay historias de familias enteras que huyen de la violencia, de jóvenes amenazados por maras, de mujeres víctimas de abuso, y de personas que simplemente no ven un futuro en su tierra natal.
México se ha convertido para muchos en un espacio de salvación, aunque el camino para obtener el estatus de refugiado no está exento de obstáculos.
En este contexto, el liderazgo de Honduras en solicitudes de asilo en México no es solo una estadística: es el reflejo de un país en crisis que expulsa a su gente, y que requiere atención urgente por parte de sus autoridades y de la comunidad internacional.
Destino azteca
La defensora de derechos humanos y experta en temas migratorios, Itsmania Platero, señala que el alto número de solicitudes de asilo por parte de hondureños en México responde a una combinación de engaños, políticas migratorias restrictivas y abandono institucional.
"Muchos hondureños quedaron atrapados en el sur de México tras inscribirse en el CBP One creyendo que ingresarían a Estados Unidos en poco tiempo", explicó.
En su mayoría, se trata de personas extremadamente pobres, que caminaron en caravana y que ahora se ven obligadas a quedarse en territorio mexicano sin otra salida.
Platero denuncia que el sistema de atención de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) se ha visto rebasado, con oficinas cerradas por semanas y con procesos paralizados.
Esto, sumado a la falta de protección de las autoridades hondureñas, ha dejado a miles de compatriotas en una especie de limbo migratorio.
“Mucha gente fue engañada o quedó atrapada, y al no poder regresar a Honduras por situaciones de riesgo o pobreza extrema, decidieron quedarse en México”, afirmó Platero.
Según la experta, México se ha convertido en un país de destino, no solo de tránsito, impulsado también por oportunidades de trabajo promovidas por el gobierno mexicano, como el proyecto del Tren Maya y acuerdos con Guatemala para la creación de complejos industriales.
No obstante, Platero advierte que muchos hondureños son víctimas de explotación, “hay personas trabajando en granjas en calidad de cautivos, sin libertad, enviando dinero a sus familias en Honduras. Otros están atrapados en prostíbulos y casas de seguridad bajo control de carteles”.
La situación se agrava por la impunidad y la indiferencia institucional. Platero denuncia que incluso los cadáveres de hondureños muertos en tránsito permanecen olvidados en morgues mexicanas, sin repatriación, mientras que “solo las familias con dinero han logrado traer de vuelta a sus seres queridos”.
Esto, asegura, refleja una migración marcada por el abandono y la desigualdad, donde ni siquiera la muerte garantiza justicia.
Finalmente, Platero alerta que el número de solicitudes seguirá en aumento. A falta de oportunidades y condiciones dignas en Honduras, el éxodo migratorio continuará, incluyendo la migración por goteo.
“No hay alternativas, por eso México es ahora el horizonte, el nuevo sueño. Pero la mayoría que llegó ahí está sufriendo, no manda remesas, sino que necesita que desde Honduras les manden a ellos”, lamentó.
