Políticas de Donald Trump hacen que migrantes busquen quedarse en países de paso
Los migrantes rechazados por los Estados Unidos miran a Centroamérica como su nueva casa, sin embargo, los países como Honduras no dan garantías, aunque sí son una opción
- 02 de junio de 2025 a las 00:00
Tegucigalpa, Honduras.- "Manito, ya no quiero regresar a Venezuela", externó entre lágrimas Rubenio Bello, un migrante venezolano de unos 45 años, mientras vendía dulces en forma de corazón, en el puente Juan Ramón Molina de Comayagüela.
No está en su país, ni en Estados Unidos —su destino original—, está varado en Honduras, pero tomó la decisión de quedarse aquí, entre "catrachos", y comenzar de nuevo.
Bello es uno de los 140 mil migrantes latinoamericanos que quedó con su “sueño americano” interrumpido por las políticas antimigratorias del presidente norteamericano Donald Trump, que endurecieron el acceso al asilo, militarizaron la frontera sur y forzaron a muchas familias a retroceder o quedarse en naciones que originalmente solo eran puntos de tránsito.
La mayoría de ellos, como Bello, no regresaron a su lugar de origen, sino que retornaron a un país que ya no ofrecía las mismas oportunidades de antes, pero que era una esperanza para iniciar de cero.
Desde 2010 hasta 2025 unos 36,076 pidieron permisos temporales de estadía en Honduras, mientras que otros 8 realizaron solicitudes de residencia, según el portal del Instituto Nacional de Migración (INM).
Todos ellos eran venezolanos, cubanos, ecuatorianos, colombianos y hasta chinos, según los datos analizados por este rotativo.
Buscan nuevas oportunidades
Las cifras son claras, desde hace años el país es visto como refugio temporal, pero no para vivir. Con las políticas de Donald Trump los papeles podrían revertirse, dicen expertos.
La Unidad de Datos de EL HERALDO Plus conoció que entre 2010 y 2025 solo se registraron 8 solicitudes de residencias en Honduras, la mayoría de personas procedentes de Venezuela, Cuba, Ecuador, Colombia, China, India y Haití.
De Venezuela, en el portal de transparencia solo se reporta un caso, aunque José Miguel Juárez, gerente de extranjería del INM, afirmó que contabilizan más de 100.
Incluso, se comprometió a ayudar a Bello, un venezolano originario de Barcelona, estado Anzoátegui. Bello salió hace más de un año con su esposa, sus dos hijos, su nuera, su cuñado y sus nietos. Recorrieron a pie más de 4,000 kilómetros en 300 días de viaje. En Venezuela trabajaba como trailero, pero ahora vende paletas en las calles de Comayagüela para tener algo que comer.
Llegaron hasta la frontera de Estados Unidos, pero la esperanza se rompió contra el muro invisible de la política. No regresaron a Venezuela, sino que retrocedieron hacia el sur, en busca de un lugar donde no los alcanzaran ni el hambre ni el miedo.
“Yo trabajaba para Maduro, pero ya no más. Es una dictadura que te mata; llegan hasta tu casa para amenazarte, por eso huimos", relató Bello, mientras portaba su camiseta con los colores de Venezuela, empapada de sudor.
Aseguró que temió por su vida tanto en México como en Guatemala. “Aquí, en Honduras, por lo menos hay tranquilidad, por eso nos queremos quedar aquí, manito, pa' salir adelante”, expresó, con el deseo de continuar su vida entre catrachos.
Sin documentos, sin trabajo legal y con la constante preocupación por su futuro, Bello y su familia siguen adelante con la única esperanza de encontrar un futuro mejor. Duermen en la calle, se bañan cuando pueden y su única comida depende de cuántas paletas logren vender. Cada noche se turna con su esposa para vigilar a los niños; se acuestan pasadas las dos de la madrugada.
“Ayúdennos, necesitamos que nos regularicen para poder trabajar legalmente y vivir tranquilos”, pidió con la voz quebrada, mientras compartió su número de teléfono, 9450-7980, buscando algún tipo de ayuda.
Este caso es de los más recientes en Honduras, donde todavía se ve uno que otro migrante pidiendo dinero o vendiendo dulces para sacar un par de lempiras al día.
En países como Guatemala, Panamá y Costa Rica ocurre lo mismo. Aunque los números indican que las solicitudes de permanencia son mayores en comparación con Honduras.
Solo en Guatemala 214 residencias fueron otorgadas a migrantes venezolanos en 2010, una cifra que creció a 358 en 2021, pero que comenzó a disminuir en los años siguientes.
Las residencias otorgadas a migrantes venezolanos en Panamá alcanzaron un pico significativo en 2023, con 8,575 casos; en 2025 la cifra bajó drásticamente a solo 1,424.
A pesar de que no hay datos posteriores disponibles para el análisis en Costa Rica, lo que se sabe es que para 2020 hubo 28,214 residencias otorgadas, estas fueron un indicativo de la gran cantidad de migrantes venezolanos que buscaban regularizar su estatus.
Incluso, los datos reflejan que el número de solicitudes de residencia en estos cuatro países —Honduras, Guatemala, Costa Rica y Panamá— varía de acuerdo con la nacionalidad, pero muestran un patrón: aumentaron en 2023 y cayeron de manera abrupta en 2025.
Por ejemplo, en Costa Rica se otorgaron 25,530 residencias a colombianos en 2020, mientras que en Guatemala fueron 327 en ese mismo año. La cifra subió a 674 en 2024.
En Panamá, los migrantes colombianos también tuvieron un aumento notable, con 15,646 residencias expedidas en 2024, aunque la cifra bajó a 3,085 en lo que va de 2025.
Con los haitianos, se observó el mismo patrón, mientras que con los chinos hubo poca afluencia de personas que querían quedarse en Centroamérica.
Para el gerente de extranjería del INM, estas cifras muestran que Honduras sigue siendo un país de paso, pero que otras naciones de Centroamérica sí se podrían convertir en el nuevo destino de migrantes de Venezuela, Colombia, Haití y hasta Ecuador.
"Ahora tenemos migración desde el norte al sur, que es algo nuevo. Nosotros no habíamos experimentado ese retorno de migrantes que vienen desde el norte hacia el sur. Ellos pernoctan un poquito más y siempre la lógica no va en el centro, va en el norte. Siempre van buscando estar más cerca del norte, en México, Guatemala y Honduras también", aseguró Juárez.
Sin embargo, enfatizó que a Honduras los migrantes solo lo ven como un país de "paso", pero en caso de querer quedarse, lo harían por el trato del gobierno.
"En Honduras se le ha dado al migrante un trato diferenciado. Cuando digo diferenciado, es un trato humano, cálido, y otra cosa que por decreto, pues legislativo, se les ha exonerado de la sanción administrativa que dice la ley por entrar de manera irregular", apuntó.
Permisos de estadía
Los casos de permisos temporales (les permiten a los migrantes estar en el país para trabajar, recibir educación y salud en un periodo no mayor a cinco años) de venezolanos en Honduras experimentaron un gran aumento desde 2017, alcanzando el pico más alto con 63 solicitudes en ese año. Sin embargo, a partir de 2020, la cifra cayó abruptamente.
Las solicitudes de cubanos pasaron de 3 en 2010 a 34 en 2013. En 2023, la cifra subió a 29. A pesar de ello, las cifras siguen siendo bajas en comparación con otros países.
De los ecuatorianos se recibieron con 151 solicitudes solo en 2014, sin embargo, desde 2015 la cifra comenzó a caer. En 2025 fueron 280 solicitudes.
Los migrantes chinos, a pesar de ser una población significativa, tuvieron un comportamiento interesante en cuanto a los permisos de permanencia, pues en 2016 alcanzaron el número más alto de solicitudes con 187.
En 2023, el número cayó, mientras que hasta el 13 de marzo de 2025 se registraron 147 solicitudes. Los casos de haitianos que pidieron autorización para quedarse en Honduras también se vinieron a la baja, pero son los que reportan más casos.
En 2016 fueron 13,298 solicitudes, pero el número se desplomó en los años siguientes. En lo que va de 2025 se registraron 2,864.
Con estas cifras sacadas del portal del INM se puede observar cómo a lo largo de los años, en especial a partir de 2020, existe una caída en las solicitudes de permisos para migrantes de la mayoría de los países, en especial de Venezuela, Haití y Ecuador.
Según el gerente de extranjería, se debe a que los migrantes solo buscan tomar un respiro económico debido a que Honduras no es su norte.
"No se quedan aquí porque no somos un país de destino, somos de tránsito y realmente no creo que llegue a pasar eso a menos que nos convirtamos en un país de destino, que estamos muy lejos de serlo", indicó.
Con respecto a las nacionalidades que más emiten permisos, afirmó que norteamericanos y personas de Centroamérica son quienes lideran la lista, y si bien hay colombianos, es por no necesitan visa.
"Los colombianos y ecuatorianos no ocupan visa para ingresar a Honduras, por eso puede notar que hay una mayor cantidad de solicitudes de permisos por parte de ellos, pero en el caso de los venezolanos, sí. Los de Haití no se quedan por el idioma y la cultura", explicó Miguel Juárez, de INM.
Otras caras, otros acentos y el mismo destino
Lo que comenzó como un éxodo hacia el sueño americano terminó, para muchos en un asentamiento forzado en el sur de México, Guatemala, El Salvador o, como en el caso de Rubenio Bello, en Honduras. La historia se repite con nuevos rostros, acentos distintos y trayectorias truncadas.
Según datos del Instituto Nacional de Migración, la drástica caída en el tránsito de migrantes refleja el impacto directo del cierre de fronteras y de los operativos de deportación masiva promovidos por el gobierno de Estados Unidos.
En 2023, Honduras registró un flujo récord de 228,889 venezolanos atravesando el territorio, la mayoría rumbo al norte. Pero en 2025, apenas se contabilizan hasta mediados de marzo 1,352 casos.
Este descenso extremo no es exclusivo de migrantes procedentes de Venezuela, pues los cubanos —que reportaban una migración histórica y constante— también muestra una tendencia similar. En 2010, apenas 30 cubanos cruzaron por Honduras. Para 2015, ya eran más de 19,000.
El pico llegó en 2023, con 85,969 personas. Pero en 2025, hasta marzo, solo se han registrado 9,515 ingresos. A pesar de ello, los cubanos continúan siendo uno de los grupos migratorios más numerosos en el país.
El caso haitiano se documentaron 13,298 haitianos en tránsito en 2016. En 2023, la cifra alcanzó los 82,249, pero en lo que va de 2025, apenas reportaron 2,864 ingresos irregulares.
De haber sido el segundo grupo más numeroso, su presencia se ha reducido a un flujo casi simbólico. Esto no implica que hayan dejado de salir de Haití, sino que las rutas se han cerrado, los controles se han intensificado y muchos no logran siquiera llegar a Centroamérica.
La misma tendencia se repite con otras nacionalidades latinoamericanas. En 2023, se registraron 46,086 ecuatorianos en tránsito por Honduras, en 2024 fueron 18,509 y para marzo de 2025, apenas 280. Los colombianos pasaron de 13,136 en 2023 a solo 161 en 2025.
También se registringieron las rutas migratorias para ciudadanos de Asia y África. En 2023, ingresaron al país 12,184 ciudadanos chinos. En 2025, el número se ha reducido a solo 147.
Sin embargo, una investigación de EL HERALDO Plus reveló, en 2024, que altos funcionarios del INM y de la Secretaría de Desarrollo Económico (SDE) habrían recibido sobornos para facilitar el ingreso de ciudadanos chinos mediante permisos especiales.
Políticas migratorias de Trump
Donald Trump comenzó a implementar medidas para completar el giro migratorio en la política del gobierno de Estados Unidos desde su primer día en el cargo.
A pocas horas de haber asumido la presidencia, el republicano ordenó la eliminación de CBP One, una aplicación implementada por su predecesor, Joe Biden, para facilitar las solicitudes de asilo.
Además, suspendió todas las citas migratorias programadas para el 20 de enero en adelante, que, según The New York Times, podrían haber alcanzado hasta 30,000.
Trump también decretó un "estado de emergencia" en la frontera sur, alegando que los flujos migratorios irregulares ponían en riesgo la soberanía del país.
La declaración de emergencia resultó en el despliegue de 1,500 tropas adicionales para reforzar a las 2,500 ya apostadas en la zona.
Asimismo, la Casa Blanca anunció la incorporación de más helicópteros, drones y vehículos blindados para intensificar la vigilancia en la frontera, señalando que "esto es solo el inicio".
Además de eliminar CBP One, Trump dedicó sus primeros días en la Oficina Oval a desmantelar los pocos mecanismos de protección migratoria establecidos por la administración anterior.
El mandatario suspendió un programa humanitario que facilitaba el acceso de migrantes provenientes de países como Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua.
Además, intentó poner fin al Programa de Protección Temporal (TPS), que otorgaba estatus legal a unos 350,000 venezolanos en Estados Unidos.
También paralizó el sistema de refugio, suspendiendo la entrada de migrantes irregulares al país y facultando a la patrulla fronteriza para rechazar de inmediato a cualquier persona sin ofrecerle una audiencia de asilo. Esta medida se asemeja a la adoptada por Biden en junio de 2024.
Haim Vásquez, abogado especializado en leyes migratorias, considera que el principal cambio en el gobierno de Trump reside en el enfoque adoptado en torno a la migración.
Las primeras órdenes ejecutivas del presidente se centraron en desmantelar los sistemas de protección existentes, que permitían a migrantes irregulares regularizar su situación y residir legalmente en el país.
Según Vásquez, "el Gobierno ha terminado programas de la administración anterior, lo que pone ahora en peligro y riesgo de deportación a muchas personas que, en los últimos años, han tenido permisos para residir legalmente en EE. UU.", explicó a France 24.
En cuanto a las deportaciones, Trump no ha cumplido su promesa de "masificar" las expulsiones. Aún no existen cifras oficiales que midan de manera precisa las deportaciones, ya que los Estados Unidos no han divulgado información al respecto.
No obstante, una de las formas en que se ha podido seguir el proceso es a través del conteo de vuelos de deportación operados por el ICE.
De acuerdo con los datos del alto comisionado de las Naciones Unidas, basados en cifras de los norteamericanos, exponen que entre “el 20 de enero y el 29 de abril de 2025, 142,000 personas fueron deportadas desde Estados Unidos; el paradero de al menos 245 venezolanos y unos 30 salvadoreños expulsados a El Salvador sigue sin esclarecerse”.
Las políticas migratorias de Trump están centradas en reducir los flujos migratorios y desmantelar protecciones previas, pero los resultados en términos de deportaciones y arrestos no son tan notables como se esperaba, según citan varias fuentes de Estados Unidos.