En medio del fango, la arena y los manglares crecen millones de curiles en el Golfo de Fonseca.
La almeja Polymesoda placans, como se le conoce de forma científica, es el principal generador de ingresos para centenares de familias de la zona sur.
Su extracción se desarrolla durante el año, aunque la época de mayor colecta se da entre los meses de enero a mayo.
La labor de captura la realizan hombres y mujeres, en su mayoría residentes en las comunidades costeras, con el fin de agenciarse recursos económicos a través de la venta del producto.
Y es que el curil mantiene su demanda en cualquier época, pues los clientes en su mayoría lo solicitan como un platillo afrodisíaco.
La constante explotación de este tipo de almeja con el transcurso de los años ha comenzado a generar problemas de escasez del mejillón.
A causa de esta situación es que se ha comenzado un proyecto que tiene como finalidad realizar una explotación controlada de los curiles.
El plan es apoyado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) por medio del programa Marea, el cual es ejecutado por la Dirección General de Pesca (Digepesca).
Plan de preservación
El plan inicial ha implicado el trabajo con 2,500 personas de las comunidades de Marcovia y Amapala.
De acuerdo con Lorenzo Turcios, director regional de Digepesca, en el municipio de Marcovia se ha trabajado en el sector de Pueblo Nuevo y las colonias Inés Carranza y Tres de Febrero .
En el municipio de Amapala se ha trabajado en las comunidades de Los Langues y Zacate Grande.
Turcios explicó que el proyecto contempla desde la organización de las personas que se dedican a esta labor y hasta la creación de normas que regulen la extracción de las conchas.
“Se ha pensado en regular desde la talla de pesca, es decir que el curil que sea extraído reúna ciertas condiciones, y cuotas de extracción para evitar la sobreexplotación”, manifestó Turcios.
También que antes de ser comercializado pase por un proceso de limpieza e higiene, el cual podría ser ejecutado en los centros de procesamiento de mariscos con que se cuenta en las comunidades.
Según estudios, en la región sur se producen dos tipos de curiles: el negro, que es de un tamaño de 47.9 milímetros, y el blanco, que es del tamaño de 49.4 milímetros.
Ingresos
Según datos de Digipesca, del Golfo de Fonseca se extraen unos 4.6 millones de curiles al año. Este tipo de faena genera unos 2.8 millones de lempiras anuales.
La captura de la almeja por lo general se realiza en horas de la tarde, luego que los pescadores se introducen en los esteros, al bajar la marea.
La labor implica utilizar las manos y los pies para encontrar las conchas, que luego son depositadas en matates (especie de bolsa de mezcal) y luego es comercializado a 25 lempiras la docena en los mercados de la zona, informó David Baca, presidente de los curileros de Los Langues.
“Para nosotros el proyecto es bueno, ya que además de ofrecer un mejor producto controlaremos las extracciones”, manifestó Baca.
La presidenta de la Cooperativa de Mujeres de Pueblo Nuevo, Silvia Quevedo, dijo que el plan lo que busca es la sostenibilidad.
Cada persona que se dedica a esta labor extrae unos 100 curiles por día.