El aspirante presidencial liberal y sacerdote zelayista, Luis Alfonso Santos, inició su carrera presidencial en medio de un mar de contradicciones y de irrespetos a la prensa, que cumplía su deber al preguntarle sobre su relación iglesia-política-Estado.
No conforme con las preguntas en torno a su lanzamiento político sin tener la autorización del Papa Benedicto XVI (él mismo dijo que la solicitaría), el sacerdote la arremetió con insultos contra la prensa que gentilmente llegó a cubrir su evento político.
Según el sacerdote, aceptó la precandidatura presidencial del movimiento de “Auténticos Liberales 28 de Junio” por “el bien común”.
Fue Santos quien meses atrás dijo que solicitaría al Papa el permiso para no comprometer el Código Canónico, que prohíbe que un sacerdote participe en política.
Santos ya no es obispo de la Diócesis de Copán, pero no ha renunciado a su sacerdocio.
La decisión de participar en política, con o sin permiso del Sumo Pontífice, contradice declaraciones expresadas por el religioso cuando insinuó sus aspiraciones presidenciales.
El viernes 17 de septiembre de 2011 dijo que sería un asunto del que hablaría directamente con el papa Benedicto XVI “y si él lo autoriza, pues podría ser”.
Luego subrayó: “Pero he dicho bien claro que no voy a dejar el sacerdocio por una candidatura presidencial, ni por cualquier otra cosa”.
El 18 de diciembre de ese mismo año, se le preguntó: ¿Se ha mencionado mucho que usted podría participar activamente en política?
Respondió: “El problema está mal planteado. Yo no tengo aspiraciones políticas o (soy) el que quiere ser presidente de Honduras. Han sido los mismos políticos que me lo han propuesto en tres ocasiones diferentes. En el gobierno de Rafael Callejas (1990-94) me llamaron de San Pedro Sula para ofrecerme la candidatura después de Carlos Roberto Reina, en ese momento les dije que no podía porque estaba desempeñando el cargo en Santa Rosa de Copán, como obispo. Luego cuando el golpe de Estado en el 2009, me llamó el embajador de Honduras en la ONU (Jorge Arturo Reina) y me dijo: ‘Monseñor, queremos que acepte la candidatura por una coalición de fuerzas sociales y un ala del partido Liberal’.
De nuevo les dije que no porque no se miraba viable el asunto en el ambiente que había después del golpe con la represión que se desató y dije que no”. A los liberales “les contesté que el código de Derecho Canónico prohíbe a los sacerdotes ser miembros de un sindicato o de un partido político”.
“De todas maneras”, añadió en aquel momento, “ahorita se están recogiendo firmas y si hay un número considerable, puedo pedir al Papa que me dispense del canon 287 (el que prohíbe a los sacerdotes ser miembros de un partido político) y en ese caso yo puedo celebrar la misa en privado y desempeñar un puesto al servicio de Honduras. Pero tendría que ser un deseo de la ciudadanía”.
Molesto porque la prensa le preguntaba si ya había obtenido el permiso, el sacerdote dijo que los periodistas hondureños carecen de “capacidad intelectual”.