Tegucigalpa, Honduras.- El convulso ambiente político en el país previo a las elecciones generales -a realizarse el 30 de noviembre del presente año- ya deja algunas reflexiones, especialmente en la sociedad hondureña, pero también a los actores políticos en contienda.
Las campañas proselitistas presidenciables de los tres partidos mayoritarios: Partido Nacional, Partido Liberal y Partido Libertad y Refundación, han mostrado tendencias prematuras de lo que podría ocurrir el día de los comicios; particularmente desde el oficialismo.
Para interpretar el panorama propagandístico de cara a los comicios generales, EL HERALDO dialogó con Miguel Jaramillo Luján.
Es escritor, magíster en gobierno y políticas públicas de la Universidad EAFIT, de Medellín, Colombia, especialista en Comunicación y Conflictos Armados de la Universidad Complutense de España y licenciado en comunicación de la Pontificia Bolivariana de Colombia.
¿Cuál es su percepción sobre el desarrollo de las campañas electorales en Honduras de cara a las elecciones generales de 2025?
A diez días del inicio del proceso electoral y a 100 días que estamos de las elecciones del 30 de noviembre, lo que yo percibo es una fuerte disputa entre un sistema gubernamental, liderado por la presidenta (Xiomara Castro), por integrantes de su familia y por todo un equipo político, y dos candidatos o dos sectores que se disputan el tomar dicha posta.
El panorama, al inicio de este proceso electoral es un poquito turbio, porque hay pues ciertos rumores que hablan de falta de transparencia, de falta de garantías del sistema electoral hondureño; rumores que hablan de cierta persecución en relación con lo que ha pasado con algunos líderes opositores o personas opositores, que solamente con la evidencia de estar cuestionando el gobierno de Xiomara y su familia a través de redes sociales, han sido capturados y todavía no se les ha dado el debido proceso.
Con lo que ha observado hasta ahora ¿Considera que se han dado violaciones a la normativa electoral de Honduras en el marco de las campañas presidencialistas?
Yo siento que si hay un ambiente de tensión.
A mí no me queda ninguna duda, desde mi experiencia con mi firma donde acompañamos procesos electorales y políticos en varios países de América Latina, uno siente en el ambiente el clima electoral, uno siente en el ambiente cuando hay gobiernos que están tratando de tener una incidencia más allá de los límites que les permite la Constitución de la República y la ley.
En este caso (de Honduras) existe un ambiente de muchísima tensión por ciertas decisiones que de una u otra manera marcan esa tensión, que buscan debilitar a la oposición, que buscan quitarle los escenarios de interlocución con el ciudadano y confío en que el sistema político y democrático de Honduras sea totalmente transparente.
Que no solamente ese día de elecciones se pueda dar un proceso en las mejores condiciones, que se permita el acompañamiento de los organismos veedores internacionales y de organismos nacionales, para poder garantizar que haya unas elecciones transparentes y se acepte la la historia.
¿Es normal o es algo que se haya replicado en Latinoamérica, que la candidata presidencial del oficialismo use los medios de comunicación estatales para promover su campaña política?
Todo depende mucho del marco de la Constitución de la República y la ley.
Hay sectores políticos del país que de una u otra manera aprovechan o se apalancan, no solamente en la estructura de un gobierno nacional, sino, también de gobiernos locales.
Aquí lo que hay que que avalar muy bien, es qué permite la Constitución, qué permite la ley, hasta dónde se puede llegar, pero es inevitable.
Hay sistemas como el de Colombia, por poner algún ejemplo, dónde no está permitido que quienes están en cargos públicos puedan hacer política, salvo una renuncia para poderse no inhabilitar y aspirar a un cargo público.
Pero hay sistemas como Guatemala, como en Honduras, como en El Salvador, como en Ecuador, Perú, donde las personas que están en cargos públicos pueden hacer política y se utilizan muchos de estos recursos.
En el caso de Honduras, lamentablemente yo sí veo una fuerte injerencia del gobierno actualmente en ejercicio, en favor de su candidata, en favor de sus listas asambleístas, que se da de diferentes formas, sobre todo a través de decisiones políticas que pueden incidir en la percepción del votante.
¿Qué elementos esenciales deberá perfeccionar en su campaña el o la presidenciable que quiera hacerse con el triunfo?
La disputa aquí se va a dar fundamentalmente en un péndulo de izquierda a derecha y se va a dar muy a partir del fenotipo de los candidatos rivales de la oposición.
Si usted ve el fenotipo, el estilo, la narrativa que tiene, tanto Nasry Asfura, como Salvador Nasralla, está centrado a partir de su condición de ser personas adultas, ya de edad hombres; versus una candidata que es la que hoy representa la continuidad del actual gobierno hondureño.
De una u otra manera hay una tensión entre estos dos factores, hay una tensión que no es ajena a la tensión del gobierno norteamericano con los de América Latina y con los gobiernos de izquierda.
Hay una tensión que no es ajena a lo que está pasando con la atroz dictadura de Nicaragua.
Si hablamos de la realidad pura y dura del ciudadano hondureño, hoy estamos frente a una situación económica que afecta a los ingresos de las familias, estamos frente a una situación de seguridad que no brinda las garantías suficientes, no solamente la seguridad institucional, seguridad jurídica, sino, la seguridad en muchas de las calles, las tasas de homicidios y demás.
Con lo que ha podido ver en Honduras hasta el momento ¿augura que la conflictividad política pueda ser mayor en la recta final de las campañas?
Muchísimo, muchísimo. Me temo de que pueda haber episodios de violencia, sobre todo en el mes de noviembre, porque ya se nota un ambiente caldeado desde lo verbal, en las redes sociales, en los discursos, en varios de los ataques de los diferentes candidatos.
Fíjese usted cómo fue la recta final hacia las primarias en el primer semestre del año, donde hubo insultos, ataques, sobre todo con el tema del narcotráfico y lo ocurrido con el expresidente Juan Hernández.
Yo creo que cuando la sociedad habla de esos apelativos, hace bromas y chistes, es una cosa, pero cuando uno ve líderes políticos, representantes de los gobiernos, haciendo estas bromas, utilizando estos apelativos, utilizando expresiones de tan bajo nivel para referirse a sus opositores, el nivel del debate en los sectores de menos cultura política, baja, y se puede llegar a la depreciación, al desprecio de la condición humana del rival y eso lleva a la violencia.
Hace ocho días sepultamos a un precandidato presidencial (en Colombia) también por la intolerancia en las redes.
Yo le pongo el ejemplo: el gobierno de Gustavo Petro en Colombia atacó verbalmente 43 veces por redes sociales a Miguel Uribe Turbay antes de que se realizara un atentado violento.
Lo que yo auguro acá no es bueno, por la temperatura, por la discusión casi que de verduleros que están teniendo los líderes políticos de cara al proceso electoral.
Entonces, auguro un octubre y quizás noviembre, espero equivocarme, pero va a haber acciones violentas que van a matizar esta elección.
¿Cómo evitar un fraude electoral desde cualquiera de los bandos políticos?
El hecho de haber contenido que haya un sistema de conteo de votos, de escrutinio de votos bajo la misma marca que acompaña el sistema de la registraduría venezolana, fue un gran acierto por parte de la oposición, en el caso de Honduras.
De una u otra manera la veeduría internacional de diferentes países es un es un ejercicio que se debe permitir y que puedan acompañar este proceso electoral, ojalá con la mayor anticipación posible.
Las campañas, tanto de Salvador Nasralla, de Nasry Asfura, como del mismo oficialismo, deberían de buscar acuerdos previos fundamentalmente para que el organismo electoral y las diferentes instituciones que van a participar, tanto el proceso de la inscripción documental, como en la recepción de la votación, los escrutinios y los procesos posteriores, cuenten con todas las garantías.
El ejercicio de una urna de cristal es lo mejor, es lo que puede funcionar de una manera mucho más eficiente y eficaz, a pesar de las tensiones que puedan existir.
Yo celebro mucho el hecho de que se esté reclamando por los diferentes partidos que haya absoluta y total transparencia, porque eso ya pone en tensión a quienes quieren cometer un fraude, a quienes quieren alterar números en las tarjetas y en los sistemas de conteo.
¿Es posible que haya injerencia internacional el día de las elecciones generales?
No me queda ninguna duda. Aparte de la injerencia fuerte que tiene la Casa Blanca en Honduras, que es inevitable, yo pienso que hay injerencia mexicana, que es fuerte por parte de diferentes actores que están ligados al narcotráfico.
Siento que la presencia de líderes políticos, cancilleres y demás en procesos como los de Venezuela como los de Nicaragua, con la celebración del régimen de Daniel Ortega, avalan de una de una u otra manera la injerencia de estos gobiernos.
Si usted estudia un poco cómo ha sido todo el tema del Acuerdo de Río y toda la forma en la que el progresismo se ha movido tradicionalmente en América Latina; siempre hay un nivel de solidaridad y de correlación muy alto en cuanto a los créditos, en cuanto a las inversiones, a la conexión.
Depende mucho de la forma a través de la cual el gobierno nacional lo permita, es quien debe dar garantías absolutas de que el proceso va a ser democrático, permitir veeduría y no permitir la injerencia de otros gobiernos dentro de esto.
Lo que pasa es que hoy los límites son muy complejos. Lo vimos en la llamada protesta social de 2021 en Ecuador, Colombia y otros países de América Latina.
Muchas veces actores de tipo digital, que generan grandes macrosistemas de big data para manipular la opinión pública, como lo que pasó con el Cambridge Analytics en 2016, con Donald Trump, hoy se repite en muchos gobiernos de izquierda en América Latina, en Rusia y en China.