Honduras

Martha Cubas, una madrina que regala cobijo y ternura

Un ejemplo familiar Desde que se jubiló hace 44 años se ha dedicado a elaborar gorritos, calcetines, camisas y otras prendas para los recién nacidos

11.05.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.-El amor de una madre es el lazo más fuerte, puro y sincero que la une a sus hijos desde el momento que están en su vientre.

Durante 44 años, doña Martha Cubas ha compartido ese enorme sentimiento maternal con las procreadoras del Materno Infantil, cubriendo las tiernas cabecitas, cuerpos desnudos y pies de los recién nacidos con gorritos, colchas y calcetines elaborados con sus propias manos.

A sus 94 años, esta profesora de artes plásticas jubilada y madre de cuatro hijos le cuenta a EL HERALDO que la vejez no es un impedimento para llevar la alegría a los más necesitados.

“Ayer (el pasado martes) fui al Materno Infantil y regalé 24 gorritos. Hace tres meses llevé gorritos de canguro, que son para los niños que tienen la cabeza pequeña por malformaciones o problemas genéticos”, contó doña Martha bien sonriente mientras bordaba una de sus creaciones en el sillón principal de su hogar.

El amor solidario
Una caja llena de agujas de todos los tamaños, ovillos de lanilla de varios colores, pegamento y otros accesorios son los materiales suficientes para que la maestra jubilada elabore entre 20 a 25 accesorios que lleva cada 20 días a cubrir el futuro de Honduras.

En cada entrega, esta experimentada madre no puede evitar esconder su alegría y EL HERALDO presenció cuando doña Martha nuevamente bendijo a decenas de familias de escasos recursos de la capital, así como de las zonas rurales remotas en del país, y que estaban en la sala de labor y parto de el Hospital Escuela.

“Cuando coloco el gorrito a cada niño, es un momento en el que siempre ruedan mis lágrimas, ya que no hacemos ningún sacrificio para buscar el bienestar. Y eso es lo que me ha inspirado en estos 44 años a ayudar de manera gratuita a estas personas necesitadas”, exteriorizó la amorosa madre cuando cargaba en sus brazos a un pequeño.

La cantidad de recién nacidos a los que les ha brindado prendas es incontable, ya que le importa más ver las sonrisas de las madres con su criatura bien abrigada que saber el número de ayudas que ha realizado.

Foto: El Heraldo

De manera artesanal, la maestra jubilada tarda 20 minutos en coser un gorrito. Foto Emilio Flores

Un ejemplo de madre
Con casi media vida dedicada a este arte de la costura, doña Martha cuenta que lo aprendió de su madre y que le sirvió en la vida, ya que su adolescencia fue muy dura. “A mí siempre me gustaron las manualidades porque lo heredé de mi mamá, ya que a ella le fascinaba. Eso me sirvió mucho, pues a los 15 años me hice profesora y bachiller y desde ese tiempo nunca dejé de trabajar hasta que me jubilé a los 50 años”, relató la anciana madre.

Después de su retiro y siendo un madre soltera, esta maestra tuvo que depender de sus habilidades artísticas para sacar adelante a sus hijos.

“Al principio de mi jubilación me costó, porque me tocó formar a mis hijos sola, tuve que empezar a vender gorros, calcetines, ajuares, cobijitas y otras manualidades. Hacía hasta flores, pero así formé a mis cuatro hijos y ahora todos son profesionales”, contó alegremente.

Ya en sus últimos años y siendo madre, abuela y bisabuela, Martha Cubas cuenta que ha enviado sus manualidades a Holanda, Estados Unidos y Canadá, ya que tiene hijos y sobrinos en esas naciones.