Una sonrisa a lo lejos, la invitación mediante señas para que el hombre que la observa se le acerque y un movimiento sensual completan el llamado.
El cliente, ya más cerca, inicia una corta conversación que ante los ojos de los demás expone una actitud tímida, pero que concreta un pacto de servicio sexual.
De forma posterior ambos emprenden camino, disimulados como para evitar algunas críticas, el cual concluye -en un sitio más íntimo- con el servicio ofrecido por la mujer que encontró en la plaza La Merced, de Comayagua.
Unas 15 mujeres son las que ofrecen sus cuerpos en la plaza pública, área que unos cinco años atrás era visitada por decenas de turistas y vecinos de manera permanente, pero que la prostitución les arrebató.
Las damas dedicadas al oficio más antiguo del mundo llegan al lugar desde las seis de la mañana y se dispersan a altas horas de la noche, según vecinos del barrio Abajo.
Son mujeres en su mayoría jóvenes, entre los 17 y 35 años, vestidas con faldas cortas, blusas escotadas y de colores llamativos y calzado no tan fino.
Algunas, con intenso maquillaje en el rostro y cabello teñido, llegan al caer la noche, mientras que otras menos arregladas se disponen a ganar algunos lempiras con la venta de su cuerpo desde el amanecer.
EL HERALDO, a través de entrevistas con clientes, logró conocer cuánto cobran por sus servicios las trabajadoras sexuales de la plaza.
“Piden entre 200 y 300 lempiras, sin incluir el servicio del motel”, reveló una de las fuentes que solicitó el anonimato.
El precio es mayor cuando se contrata una de las mujeres que ofrecen este mismo servicio en centros nocturnos, agregó.
“Allá en el bulevar (IV Centenario), las mujeres cobran 1,000 lempiras, pero es que buscan a los extranjeros”, argumentó el entrevistado.
El costo por el servicio sexual en otros puntos de la ciudad colonial, en especial zonas visitadas por extranjeros, sube -de acuerdo con el hombre consultado- según la ropa que viste la trabajadora sexual, el perfume que lleva puesto, el arreglo del cabello y el lugar donde permanece.
“Estas mujeres visten más elegante, y se llevan en sitios nocturnos selectos”, manifestó.
A la orilla de la carretera CA-5 también se ha identificado otro de los puntos donde varias mujeres ejercen la prostitución. Los fines de semana esta actividad que ejercen varias mujeres se duplica en diferentes puntos de la localidad, de acuerdo con varias personas consultadas.
Entorno
En la plaza La Merced es donde permanecen más expuestas las trabajadoras del sexo, toda la semana, lugar que además de ser un espacio para el esparcimiento se encuentra ubicado frente a uno de los templos más antiguos de la comunidad.
Y es que la iglesia del mismo nombre se encuentra frente a este lugar, templo católico considerado como el primero del país, valor histórico que genera gran atractivo para los turistas.
En la esquina opuesta también se encuentra una iglesia evangélica, donde acuden decenas de personas.
A unos 500 metros de la plaza también funciona la escuela José Trinidad Cabañas, centro educativo al que a diario acuden más de 400 niños, quienes en su mayoría pasan por este lugar.
La plaza data de 1537, razón por la cual se ofrece a los turistas como parte de los monumentos históricos de la ciudad.
No podemos olvidar que además se encuentra a unas cuadras de la plaza central León Alvarado.
Sitios nocturnos
En Comayagua, según informes de las autoridades municipales, operan unos 33 centros nocturnos, en su mayoría ubicados en el bulevar IV Centenario, del barrio Abajo.
En 1980, las casas de citas fueron prohibidas en la ciudad colonial, a través de una iniciativa municipal, pero en la actualidad las trabajadoras del sexo ejercen esta labor de forma ambulante.
Turismo
El presidente de la Cámara de Turismo, Tirso Zapata, manifestó que el crecimiento de la prostitución está relacionado con la llegada de norteamericanos a la ciudad.
Esta situación atrae a mujeres de distintas partes del país que se dedican a esta labor, quienes llegan a la ciudad colonial con la ilusión de ganarse algunos dólares con el ofrecimiento de sus cuerpos, reveló.
“Las mujeres llegan desde Tegucigalpa, San Pedro Sula, Islas de la Bahía y Ceiba, y se quedan por tres días, en promedio, en busca de norteamericanos”, dijo Zapata.
El entrevistado recordó que en 1980 hubo prostitución infantil en la ciudad, pero se controló, situación que calificó como uno de los avances más importantes en cuanto al tema.
Según el presidente de la Cámara de Comercio, Manuel Hernández, los bares y discotecas con presencia de trabajadoras del sexo no forman parte de la organización que representa.
Causas
La decisión de una mujer de vender su cuerpo a cambio de dinero es el resultado del ambiente y valores en los que creció, según la socióloga Leila Orellana. Desintegración familiar, falta de educación moral, pobreza y el deseo de obtener artículos materiales con el menor esfuerzo son factores que influyen en la decisión de prostituirse, expresó la entrevistada.
La falta de empleo también contribuye para que se incremente este fenómeno en las urbes, agregó. Para la socióloga las mujeres jóvenes son las proclives a caer en las garras de la prostitución influenciadas por otras que han permanecido en este tipo de trabajo. “Algunas mujeres también se deciden por este tipo de trabajo al ser madres solteras y con ello logran el sostén de sus hijos”, concluyó.