Él mismo dijo que llegó “desde el fin del mundo”. Y en señal de humildad bajó la cabeza para pedir a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro que oraran por su pontificado.
Desde el momento en que el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio fue electo por al menos 77 de los 115 cardenales, se convirtió en el guía espiritual de la Iglesia Católica.
Sin embargo, el canon que rige la institución fundada por el Apóstol Pedro indica que el nuevo pontífice debe ser entronizado en una ceremonia que El Vaticano anunció se realizará el próximo martes a las 9:30, hora de Roma.
Ahí en un día que coincide con la festividad de San José, patrón de la Iglesia, se realizará la ceremonia a la que decenas de jefes de gobierno de todo el mundo, incluido el presidente hondureño Porfirio Lobo, han confirmado su asistencia. La entronización se divide en tres partes fundamentales:
La recepción: el nuevo Papa es recibido por un alto cargo del Vaticano.
La misa: es concelebrada y se realiza en la Basílica de San Pedro, con la asistencia de autoridades de todo el mundo.
Besamanos: los invitados presentan sus respetos al Santo Padre mediante su saludo a modo de besamanos.
El protocolo dicta que los asistentes deben vestir de estricta etiqueta (mantilla negra para las damas y blanca si son de la realeza, y frac para los caballeros).
Los asistentes de las Casas Reales se ordenan en dos grupos: las reinantes y las no reinantes. Y se ubican por orden alfabético con la letra en francés con que comienza el nombre de su país. Lo mismo ocurre con los gobernantes y autoridades de países invitados.
La ceremonia
Antes de iniciar la misa de entronización, el pontífice bajará a las grutas vaticanas para orar ante la tumba del Apóstol frente al “Altar de la Confesión”, donde también descansa un centenar de sus antecesores.
Luego de la oración, el Papa y los presentes, en procesión, salen hacia el altar de la plaza de San Pedro bajo un gran tapiz, colgado del balcón central de la Basílica de San Pedro, que representa la pesca milagrosa y en el que aparece Jesús hablando con Pedro. Mientras, los coros cantan las Laudes Regiae, himno de celebración litúrgica.
Durante la misa concelebrada, el nuevo Papa recibe de parte de los cardenales dos símbolos muy importantes: el palio “petrino”, que es un ornamento que tiene la forma de una faja circular que se deja sobre los hombros y de la cual penden ante el pecho y en la espalda dos tiras rectangulares, todo de lana blanca, destacándose de ella seis cruces bordadas.
Y el anillo papal, también conocido como anillo del Pescador, que es una obra de joyería realizado por Claudio Franchi, en oro de 24 quilates y pesa 35 gramos. El mismo tiene grabada una representación de San Pedro echando las redes y dos peces que representan el cristianismo.
En el lugar donde confluyen las colas de los peces sobresale el símbolo de la “cruz del palio”. Este anillo es personal e intransferible para cada Papa y se le coloca en el dedo anular de la mano izquierda. Es además un símbolo usado por el obispo de Roma, quien, como sucesor del apóstol Pedro, es la cabeza visible de la Iglesia Católica.
Primeras decisiones
En los primeros días de su pontificado el nuevo Papa residirá en la suite número 201 del palacio Domus Sanctae Marthae, en el mismo edificio donde se han alojado los cardenales durante el cónclave.
El Papa no se instalará en la Cámara Apostólica, residencia tradicional de los papas y ahora sellada tras la salida de Benedicto XVI, hasta que se hagan las reformas pertinentes para adaptarla a sus gustos y necesidades.
Francisco tiene también la tarea de nombrar a la que será la nueva cúpula del Vaticano.
El nuevo Papa debe nombrar prefecto y otros muchos altos cargos dentro de la Iglesia, aunque no es infrecuente que confirme en su cargo a algunos de los que ahora ejercen sus funciones en las altas esferas de la Iglesia.
Finalmente, el miércoles próximo, 20 de marzo, se realizará un encuentro con los delegados fraternos de otras religiones, y no habrá la tradicional audiencia general.