Honduras

¿Honduras, tercer país seguro? No puede con los suyos, peor con otros migrantes

Acuerdo que está a punto de firmar Honduras con EEUU incluye que nicaragüenses, cubanos y venezolanos pidan asilo en nuestro país

20.09.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Honduras no garantiza el bienestar a sus propios ciudadanos en cuanto a seguridad, alimentación, salud, vivienda, trabajo y menos podrá hacerlo con personas que están en tránsito.

Esta es una opinión generalizada de expertos y la ciudadanía luego de que hace dos semanas trascendiera que el gobierno de Juan Orlando Hernández se había comprometido a firmar un acuerdo de tercer país seguro con Estados Unidos.

Aunque en un principio el canciller Lisandro Rosales negó que se negociara tales términos -o similares-, EL HERALDO confirmó esta semana que el acuerdo bilateral de cooperación de asilo incluye que nicaragüenses, cubanos y venezolanos pidan esa figura en Honduras.

El gobierno de Donald Trump aduce, que si bien es cierto son perseguidos en sus países, no solamente en Estados Unidos están seguros y que pueden ser protegidos en el país.

¿Cómo un país generador de migrantes, va a detener a otras personas extranjeras que van en camino en la búsqueda de alcanzar el denominado “sueño americano”?, se preguntaron los entrevistados. “Eso es absurdo”, se respondieron.

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Honduras no tiene la capacidad económica ni las condiciones físicas para albergar y atender por tiempo indefinido a extranjeros que ingresen al país en su ruta hacia Estados Unidos, sostienen los especialistas en migración.

Tampoco será capaz de darles seguridad física, salud y alimentos, porque Honduras es una sociedad en permanentes apuros para sobrevivir.

Aunque anualmente existe un derroche de dinero público la pobreza cada año aumenta, además este país experimenta una violencia con un promedio de 42 homicidios por cada cien mil habitantes, considerada una de las más altas del mundo.

A esto hay que sumar que la sociedad hondureña vive bajo el temor que imponen el crimen organizado y el narcotráfico, además de una inestabilidad política producto del irrespeto a las leyes que deja una visible falta de gobernanza y que llena de humo las calles del país.

Condiciones

Para el exfiscal y excanciller Edmundo Orellana Mercado, un gobierno señalado por la administración de Donald Trump de corrupto y de tener altos cargos vinculado al narcotráfico, así como la dependencia económica, tiene muy poco espacio para maniobrar y oponerse a las exigencias del gobierno norteamericano.

“Sobre este tema hay que ver que Honduras está en una situación muy difícil económicamente para poder tener aquí indefinidamente a inmigrantes que vengan de otras naciones y que tengan que esperar que Estados Unidos resuelva su estatus”, opinó.

Si una persona de estas nacionalidades logra llegar a tierras estadounidenses y solicita asilo, se le devolverá a Honduras, pues fue el primer país fuera del suyo por donde pasó y en donde según el convenio debió pedirlo.

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Por otra parte, Honduras tampoco puede darles seguridad personal, “porque no se tiene ni para darle seguridad a los hondureños, peor para darle a personas extranjeras”.

Tampoco el país cuenta con instalaciones aceptables en condiciones de salubridad adecuada para retener a esta gente salvo que los recluya en los centros de prisión, lo que distorsionaría el concepto de país seguro porque los convertiría prácticamente en “un verdugo de la migración”, así es que “yo creo que Honduras se ha metido en un problema que no va a poder atender”, analizó el excanciller.

Según Orellana, este acuerdo para parar el flujo de migrantes es una decisión administrativa que puede tomar el Poder Ejecutivo y que no necesariamente tiene que ser aprobada por el Congreso Nacional.

Ya la frontera con Estados Unidos no se encuentra al norte de México, sino que cada vez se mueve más al sur con los acuerdos de tercer país seguro o condiciones similares. Miles de hondureños han emprendido el viaje a la frontera sur de EEUU desde octubre de 2018.

Ya la frontera con Estados Unidos no se encuentra al norte de México, sino que cada vez se mueve más al sur con los acuerdos de tercer país seguro o condiciones similares. Miles de hondureños han emprendido el viaje a la frontera sur de EEUU desde octubre de 2018.

Una frontera más al sur

La información fue confirmada, así como ejemplificada, a este medio por Mauricio Claver-Carone, asesor especial de Trump y principal de la División de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.

“Si una persona está recibiendo persecución en Cuba y transita por Honduras, entonces esa persona ya no sería perseguida por el régimen en Honduras, igualmente con nicaragüenses y venezolanos que estén siendo perseguidos, eso cumpliría con las normas internacionales', explicó.

Para Graco Pérez, experto en temas diplomáticos y relaciones internacionales, el acuerdo “es una imposición por parte del gobierno de Estados Unidos que quiere cada vez más hacer hacia el sur su frontera”.

No es que Honduras haya tenido una opción, simplemente es una imposición estadounidense que quiere retener a los migrantes más al sur y no crear condiciones de crisis humanitaria en su frontera, reflexionó.

Ya la frontera con Estados Unidos no se encuentra al norte de México, sino que cada vez “la estamos viendo más al sur dependiendo de la nacionalidad de las personas. Por ejemplo, en el caso de México es para retener a los centroamericanos, en el caso de Guatemala para detener hondureños y salvadoreños, en el caso de Honduras para detener nicaragüenses, cubanos y venezolanos y así lo va ir haciendo con cada país hacia el sur para frenar el avance de las personas”.

En los últimos años el gobierno hondureño ha venido cediendo sin mayor oposición a las exigencias del gobierno del presidente Trump.

Tras el reconocimiento de una reelección cuestionada, el gobierno aceptó trasladar la embajada de Honduras en Israel pasándola de Tel Aviv a Jerusalén, creando un rose diplomático con Palestina. Ya dio el primer paso al abrir una Oficina Comercial y de Cooperación en Jerusalén el pasado 1 de septiembre.

Riesgos

De acuerdo con Pérez, Honduras no tiene la capacidad económica para detener las caravanas de migrantes, entonces va a tener que recurrir a instancias internacionales, porque cualquier dinero que le dé el gobierno de Estados Unidos va a ser condicionado.

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Además, está por verse qué harán las autoridades hondureñas con las personas a quien Estados Unidos les niegue el asilo: ¿los va a deportar a sus países de origen?

También existe el temor de una situación latente de crisis humanitaria en las fronteras de estas naciones que han aceptado ser países seguros o condiciones similares.

Por otro lado, este pacto limitará la capacidad de Honduras para exigir a otros países algunos derechos para los connacionales en vías de migración.

“Yo creo que el gobierno tenía que haber buscado alternativas, pero desafortunadamente el margen de negociación que tiene ante la dependencia a Estados Unidos es mínima', enfatizó Pérez.

De esta forma, consideró que 'lo único que queda es prepararse para hacerle frente a lo que viene, que es la presencia de migrantes retenidos en el territorio nacional que van a demandar condiciones mínimas de vida”.