El director ejecutivo de EL HERALDO, Carlos Mauricio Flores, planteó que es momento de pasar de las palabras a los hechos en la lucha contra la impunidad.
Flores asistió, junto al jefe de Redacción Fernando Berríos, a una cita convocada por el presidente Porfirio Lobo Sosa para analizar las últimas amenazas a la libertad de expresión tras las denuncias de corrupción policial y oscuros contratos térmicos.
'La libertad de expresión está en riesgo y completamente amenazada, las estadísticas son tan brutales y escalofriantes que nos envuelve un sentimiento de amargura, frustración y desencanto', dijo.
Dijo que lo peor de todo es el asfixiante clima de impunidad que se respira, la incapacidad del Estado para esclarecer los crímenes de al menos 16 periodistas o comunicadores sociales en los últimos dos años.
A estos asesinatos se suma una irreverente cadena de amenazas, intimidaciones, persecuciones, atentados y hostigamiento contra medios de comunicación independientes y periodistas, muchos de ellos originados desde el poder, puntualizó.
Democracia y medios
Los periodistas y los medios de comunicación juegan un rol en las democracias y, antes de generar un debate sobre imponerle límites a la libertad de expresión, deberíamos tener muy claro que una democracia necesita medios de comunicación independientes no solo para fortalecerse, sino para promover el valor de la tolerancia y disponer de audiencias informadas que ayuden y empujen a la toma de las grandes decisiones, dijo.
Los medios de comunicación no pueden estar en contra de la institucionalidad, al contrario, juegan un rol importante en la consolidación de un Estado de derecho, así que cuando los medios denuncian contratos oscuros o corrupción policial no debe verse como que se quiere destruir al Estado, al contrario, queremos que se enmienden y corrijan las irregularidades.
Los hechos que hemos vivido y en algunos casos sufrido en los últimos días, tras los escándalos que han salpicado a la policía y los cuestionamientos a los negocios que se hacen desde el Estado, no forman parte de ningún plan para desestabilizar a una persona o destruir una institución. En nuestro caso, sentimos que el país necesita cambios urgentes y respondemos al clamor de la sociedad, que espera y confía en que sus instituciones estén para servirle.
No nos cabe, no entendemos y no toleramos que el poco dinero de los hondureños sirva o se destine para estructurar redes criminales, redes de cúpulas o argollas que mediante negocios oscuros se enriquezcan y apropien inmoralmente de lo que pertenece a todos los hondureños. Es necesario construir una cultura de rendición de cuentas y transparencia y entender que en este sentido los medios son indispensables.
Es probable que hayamos cometido errores, como seres humanos que somos, pero sí quiero dejar constancia de que no ha habido un afán por destruir ni un interés personal ni empresarial, sino una razón para buscar una sociedad cada vez más justa y democrática.
Dejar claro entonces que en El Heraldo seguiremos informando con responsabilidad, con valores éticos, con profesionalismo, dando calidad de contenidos investigativos, porque simplemente ese es el compromiso con nuestros lectores, concluyó en sus palabras ante los presentes.