La Semana Santa comienza hoy, Domingo de Ramos, cuando se recuerda la llegada triunfante de Jesucristo a Jerusalén.
En Honduras la conmemoración del inicio de la semana mayor es precedida por la elaboración de los ramos de olivo que simbolizan las palmas que se usaron hace 2012 años para darle la bienvenida a Jesús a la tierra que lo vería morir y resucitar.
Ese trabajo silencioso está a cargo de campesinos de diversos lugares del país, que desde hace varias décadas se han dedicado a alimentar esta costumbre de honrar y glorificar la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Una de esas familias es la de Juan Flores, quien año con año dedica cerca de tres días para cortar y preparar los ramos de olivo desde su natal Reitoca, Francisco Morazán.
EL HERALDO
visitó a esta familia en una montaña de esa comunidad en el preciso momento en que cortaban las ramas de olivo.
Era una mañana calurosa, pero ni el sol ni la alta temperatura fueron obstáculo para una labor que más que un negocio, es una muestra de fe y devoción para la familia Flores.
Él y sus dos hijos, con varas y machetes en mano, trabajaban arduamente para buscar la mejor rama y la más perfecta flor o bellota de olivo.
Don Juan es solo un miembro de las decenas de familias de Reitoca, Curarén y Alubarén que cumplen con la costumbre anual de preparar los ramos de olivo, usados cada Domingo de Ramos.
Este campesino, que en época normal del año se dedica a la agricultura, tiene cerca de tres décadas de hacer los ramos de olivo.
Todas las semanas santas camina, casi en forma de peregrinación, un par de horas desde la aldea Higueritos hasta una montaña cercana a Reitoca, donde corta el olivo y las bellotas.
“No es fácil para nosotros hacer esto, pero cuando nosotros vendemos los ramos, la gente cree que solo es de venir a bajar, pero lo hacemos por el amor a Cristo”, aclara.
Y es que las ramas de olivo están protegidas por un escudo de gruesas y largas espinas negras.
Es por eso que usan ramas, en cuya punta yace un arma blanca que corta los olivos y las bellotas.
Las ramas de olivo se limpian con un machete, luego son deshojadas para elaborar los ramos, pero esa labor se hace ya puestos en el lugar de venta.
Don Juan y su familia se trasladaron desde el viernes a Tegucigalpa para comercializar los ramos. Esta familia pernoctó en la calle para estar temprano vendiendo.
El precio de cada ramo oscila entre tres y cinco lempiras, comparte don Juan, para luego quejarse de que la gente a veces se dice que “es muy caro”, pero “cobramos lo justo, usted ha visto que el trabajo es duro, y las espinadas que uno se da también hay que cobrarlas”.
El Domingo de Ramos es el primer día de la Semana Santa, período en que conmemoran la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Las ceremonias litúrgicas de ese día comienzan con la bendición de las palmas de olivo que llevan en sus manos los fieles, rememorando el pasaje que nos relata la Biblia.
En Tegucigalpa desde ayer se vivía un ambiente festivo en honor al hijo del Creador del Universo.
Víctor Ruiz, sacerdote del Santuario de Suyapa, invitó a toda la feligresía a participar en esta aclamación que se hace en el inicio de la Semana Santa a Jesucristo Rey.
De acuerdo a estimaciones de la Iglesia Católica, este día unos 60 mil religiosos portarán palmas de olivo en la conmemoración que marca el inicio de la semana mayor.