Honduras

Sin equipo ni seguro, la guerra injusta que pelean los médicos en servicio social

En promedio cada año 1,300 estudiantes de medicina y enfermería (licenciados y auxiliares) realizan su práctica profesional en instituciones del Estado, pero ninguno de ellos tiene un seguro que los respalde en caso de enfermedad, solo si mueren

16.02.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En términos militares la frase “primera línea” hace referencia a la formación de una tropa al frente del combate, una estrategia que permite obtener ventajas al momento de atacar o defenderse en la guerra.

También es conocida como la línea de frente, donde las tropas -dispuestas al combate o a una operación determinada- lideran con armamentos ligeros pero potentes contra el enemigo.

En la lucha contra el covid-19 la estrategia es la misma, en la primera línea están aquellos (personal de salud) que le hacen frente a un virus mortal, pero en Honduras algunos de ellos son enviados a las guerra sin armas.

El ejemplo más claro son los jóvenes en servicio social, que al juntar a los estudiantes de las carreras de medicina, licenciatura en enfermería y enfermeros auxiliares suman (en promedio) 1,300 practicantes al año.

Actualmente ese número sería el que está en la primera línea bajo su propio riesgo, pues -muchas veces- deben costear todo lo necesario para su bioseguridad.

Lo mismo ocurre con los que ejercen el internado rotatorio (proceso antes del servicio social que dura un año), quienes recientemente se vieron orillados a firmar un documento para exonerar a las autoridades de cualquier situación que ocurriera con ellos mientras realizaban su práctica durante la pandemia del covid.

La medida surgió después de que la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) suspendiera el internado rotatorio, pero como los estudiantes no querían quedarse atrás con su proceso de práctica decidieron eximir a las autoridades de cualquier incidente.

“(El documento decía) que ellos mismos se iban a proporcionar su equipo de protección y lo que hicieron los internos fue gestionar con otras instituciones o personas que les dieran donaciones de equipos de protección… Obviamente después les tocó comprar su equipo de protección”, explicó Blanca Madrid, coordinadora de los médicos en servicio social.

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La estudiante de medicina, quien está a punto de culminar su servicio social, detalló que ellos no firmaron el documento, pero que al fin de cuentas no existe nada que los proteja cuando realizan las mismas funciones que un trabajador de salud con contrato.

La joven se refirió a lo ocurrido con Yasser Cuéllar, el estudiante de medicina que el domingo anterior se convirtió en el trabajador sanitario (en servicio social) más joven en fallecer por el virus.

Según denuncias de su madre, Nidia Fuentes, Yasser murió “porque no lo aceptaron en el IHSS (Instituto Hondureño de Seguridad Social)”, haciendo referencia a las decenas de solicitudes que hizo para que lo pudieran atender allí, pero no lo recibieron porque no estaba asegurado.

“Cuando él necesitó no se le pudo tender la mano. Esto no es posible, estos jóvenes arriesgan su vida a pesar de ni siquiera contar con el equipo de protección adecuado y tampoco se les brinda seguro médico', lamentó la mamá del universitario.

El joven fue trasladado al Hospital Leonardo Martínez, pero luego lo movieron al Mario Catarino Rivas porque allí había equipos y médicos que no tenían en el primer centro asistencial.

Según la madre, varios compañeros del joven le decían que debía ser trasladado al IHSS porque era donde se tenían aparatos y personal más completos por su estado de salud, pero legalmente no fue posible.

Carlos Umaña, presidente de la Asociación de Médicos del IHSS de San Pedro Sula, afirmó que si Yasser hubiese sido atendido en esa institución se catalogaría como “abuso de autoridad”, pues no tenía seguro social.

La situación es que ningún estudiante en servicio social tiene ese beneficio, porque no poseen un contrato patrono-empleado que responda por sus garantías, ni están sujeto al IHSS bajo la modalidad de afiliación independiente (trabajadores domésticos, agropecuarios, entre otros).

En este caso, Yasser y el resto de estudiantes de medicina en servicio social son colegiados provisionales, según un acuerdo del Colegio Médico de Honduras y el IHSS. El acuerdo solo les permite tener un sello para validar las recetas que facilitan a sus pacientes.

“No tenemos ningún beneficio, pero tenemos la responsabilidad de tener nuestro sello, de saber qué recetar y no recetar. En el reglamento dice que contamos con todas las preventas de todos los médicos colegiados, a excepción del principio de auxilio mutuo”, cuestionó Madrid.

En la actualidad son aproximadamente 800 los estudiantes de medicina en servicio social (entre universidades públicas y privadas) quienes solo reciben un salario beca de un poco más de 7,000 mil lempiras para los gastos básicos diarios, lo que -en muchas situaciones- también incluye el alquiler de un lugar donde dormir.

Lo mismo ocurre con estudiantes en servicio social de la carrera de enfermería, quienes “no tienen una protección”, según dijo una licenciada miembro del Colegio Profesional de Enfermería de Honduras.

“El que esté en servicio social, o en práctica y que es un año académico no significa que no hay que protegérseles, en ese año debería de pagárseles un seguro”, sugirió.

Los estudiantes de enfermería auxiliar también corren con la misma suerte. De los 300 estudiantes que en promedio realizan el servicio social ninguno es asegurado, es decir que en caso de contagiarse de alguna enfermedad, incluido covid, no pueden ser atendidos en el IHSS.

“No aplicaba ni para los 1,600 enfermeros que fueron contratados para Código Verde, ahorita que los aplicó (la Secretaría de) Salud, entonces sí aplican al Seguro Social en cobertura de temas de salud para estos compañeros”, afirmó Josué Orellana, presidente de la Asociación Nacional de Enfermeras y Enfermeros Auxiliares de Honduras (ANEEAH).

Los enfermeros auxiliares en práctica profesional también están exentos de este beneficio.

Clamor

La muerte de Yasser Cuéllar solo vino a desenmascarar la labor de los estudiantes de la salud en servicio social: un trabajo donde se da todo sin recibir nada. Es como estar en la guerra sin armas, en este caso, como estar en una pandemia sin equipo de bioseguridad, ni garantías.

Honduras ya suma casi 3,900 decesos por covid -según datos oficiales hasta el 15 de febrero de 2021-. De esa cifra, 75 son médicos, sin contar la muerte de Yasser, el estudiante que falleció el pasado 14 de febrero.

No hay datos oficiales sobre el resto del personal de salud, pero se habla que desde que inició la pandemia 37 enfermeras fallecieron por el virus; a esto se suma la muerte de un microbiólogo.

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La muerte de Yasser es la primera dentro de los estudiantes en práctica profesional en el área de la salud, por lo que los médicos en servicio social pidieron a las autoridades un seguro médico.

“Trabajamos para la Secretaría de Salud exponiéndonos a pacientes sospechosos de infección SAR COV-2 potencialmente infecciosos”, menciona parte del documento donde cuestionan que el salario beca que reciben no es suficiente. Además, a algunos no les pagan hace dos meses.

El documento detalla que reciben un seguro en caso de muerte, pero eso no garantiza preservar la salud y la vida de los universitarios. El ejemplo más claro es la muerte de Yasser.

Asimismo, piden a la Secretaría de Salud y al Conadeh (Comisionado Nacional Derechos Humanos) que velen para que los establecimientos de salud a los que los jóvenes son enviados sean aptos y puedan garantizarles el equipo de bioseguridad necesario, sobre todo por la pandemia.

Desde el 11 de marzo de 2020, Honduras está en alerta roja por el nuevo coronavirus, una enfermedad que se ha ensañado con el personal de salud y los estudiantes que buscan su título universitario en estas áreas, pero que también están en la primera línea de batalla sin ninguna protección.

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