Tegucigalpa, Honduras.- Desde que se encendió la alerta, el mar Caribe no ha dejado de ser rastreado por aire, mar y vía satelital. La embarcación Lucky Lady, con hasta 18 hondureños a bordo, continúa desaparecida, mientras su búsqueda se ha convertido en un esfuerzo internacional.
El último contacto con la embarcación, perteneciente a la Flota Industrial de Langosta, se registró el 20 de julio. El barco había zarpado desde Guanaja con rumbo al banco de pesca conocido como Rosalinda, en aguas del Caribe.
Desde entonces, no se ha tenido ninguna señal. La incertidumbre y la urgencia movilizaron a diversas instituciones nacionales e internacionales para emprender un operativo de búsqueda y rescate.
Colombia, Nicaragua, Jamaica, Islas Caimán y Estados Unidos se han sumado al protocolo de búsqueda y salvamento (SAR, por sus siglas en inglés), activado por la Dirección General de la Marina Mercante de Honduras en conjunto con la Fuerza Naval, la Fuerza Aérea, Aeronáutica Civil, COSESNA, y embarcaciones privadas de la flota pesquera nacional.
“Estamos enfocados en la coordinación de protocolos para buscar y salvar la vida humana. Eso es lo principal”, afirmó el ingeniero Walter Azzap, asesor de Análisis y Control Marítimo de la Marina Mercante, quien lidera el centro de monitoreo del caso desde Tegucigalpa.
Detalló que la primera alerta provino del propietario del barco, quien notificó la falta de comunicación con el capitán de la nave, acto seguido, se emitió una alerta nacional e internacional.
“Desde que se recibió la alerta, se estableció comunicación con todas las instituciones y países amigos para colaborar en la búsqueda”, explicó Azzap.
Además, indicó que las últimas coordenadas sitúan al barco cerca del límite marítimo con Colombia, dato que ha sido crucial para activar la cooperación regional.
En las últimas horas, el buque Big Ocean, propiedad del mismo armador del Lucky Lady, localizó algunos objetos flotando en la zona: una boya, un balde, desperdicios de madera y otros elementos utilizados normalmente para la elaboración o reparación de trampas langosteras (nasas).
Aunque aún no se puede confirmar con certeza que pertenezcan al Lucky Lady, los hallazgos aumentan la preocupación.
“Sería irresponsable de nuestra parte confirmar que pertenecen a la embarcación desaparecida sin tener certeza. Pero seguimos haciendo barridos en la zona según las corrientes marinas y los cálculos de deriva”, añadió Azzap.
La búsqueda se ha orientado también bajo la hipótesis de que la tripulación haya logrado abordar una balsa o bote salvavidas. Por ello, se ha redoblado los esfuerzos en la zona de influencia del naufragio, a más de 215 millas náuticas de la barra de Caratasca, uno de los puntos estratégicos del Caribe hondureño.
La desesperación y la incertidumbre crecen entre los familiares de los marinos. A ellos, Azzap envió un mensaje de aliento, “les pedimos paciencia. Nos ponemos en su lugar. Estamos preocupados y trabajando sin descanso para hallarlos. No descansaremos hasta encontrarlos”.
Además, el funcionario hizo un llamado a toda la comunidad marítima del país a redoblar las medidas de seguridad, uso correcto de chalecos salvavidas, conocimiento en el manejo de balsas, y respeto por la normativa nacional e internacional.
Intensa búsqueda
Las Fuerzas Naval, confirmó que mantienen activas varias embarcaciones en labores de búsqueda y rescate en el banco de pesca Rosalinda, ubicado a más de 200 millas náuticas de tierra firme.
Según explicó el vocero militar Mario Rivera, la operación se desarrolla tras recibir una alerta emitida por la Marina Mercante sobre la desaparición de la embarcación, la cual habría estado realizando una prueba de mar.
Rivera detalló que, desde que se recibió la notificación, la Fuerza Naval se desplegó hacia el último punto conocido donde se tuvo contacto con la nave.
En las próximas horas podrían sumarse aeronaves de la Fuerza Aérea Hondureña, siempre que las condiciones climáticas lo permitan. Esto con el fin de ampliar el rango de búsqueda en una zona amplia y de difícil acceso.
“El protocolo de búsqueda sigue activo y no se va a detener”, aseguró Rivera. También explicó que si bien las labores se centran en el área del banco Rosalinda, la falta de coordenadas exactas representa un desafío logístico, por lo que el personal naval se ha visto obligado a extender el área de rastreo mediante barridos coordinados.