Tegucigalpa, Honduras
La violencia doméstica no siempre resulta fácil de definir o reconocer.
En términos generales podríamos designarla como el uso deliberado de la fuerza para controlar o manipular a la pareja o al ambiente más cercano.
La violencia doméstica se trata del abuso psicológico, sexual o físico habitual.
Sucede entre personas relacionadas afectivamente, como son marido y mujer o adultos contra los menores que viven en un mismo hogar.
La violencia doméstica no es solamente el abuso físico, los golpes o las heridas. Es aun más terrible la violencia psicológica y la sexual por el trauma que causa, que la violencia física, que todo el mundo puede ver.
Hay violencia cuando se ataca la integridad emocional o espiritual de una persona.
Indicadores
Hay autores que señalan que la violencia intrafamiliar se da básicamente por tres factores; uno de ellos es la falta de control de impulsos, la carencia afectiva y la incapacidad para resolver problemas adecuadamente; y además en algunas personas podrían aparecer variables de abuso de alcohol y drogas.
Codependencia
En todas las familias existe cierta disfuncionalidad en mayor o menor grado. A menudo, las personas codependientes han sido objeto de algún tipo de abuso físico o verbal o sufrieron el abandono de uno de sus padres o de ambos, ya sea físico o emocional.
El codependiente busca alivio en alguna adicción para “anestesiarse” ante su dolor.
A veces lo hace a través de relaciones personales disfuncionales y muchas veces dañinas, o mediante adicciones de otro tipo.
El codependiente está atado a lo que le sucedió en su familia de origen y se siente internamente torturado por ello, aunque la mayoría de las veces no se da cuenta de lo que le está sucediendo.
Esta situación no es excluyente a los hombres, ya que todos estamos sujetos a padecerla, pero depende de nosotros ponerle un alto.