Con un premio Oscar que ni siquiera ganó su exesposo Tom Cruise, Nicole Kidman está en condiciones de demostrar que es una de las mejores actrices de Hollywood. A su edad, tampoco es fácil demostrarlo.
En una época donde los superhéroes dominan el mundo del cine y los estudios solo piensan en símbolos sexuales, las historias más profundas solo suelen verse en películas independientes que a veces ni siquiera salen del circuito de los festivales internacionales de cine.
Sin embargo, Nicole parece haber encontrado el estilo de cine que le gusta, como la sofisticada periodista de guerra en la película Hemingway & Gellhorn que estrenó con Clive Owen en HBO o el personaje sensual de la más nueva película independiente The Paperboy con otras estrellas como Matthew McConaughey, John Cusack y Zac Efron.
¿Es un verdadero desafío encontrar un personaje completamente diferente a la verdadera Nicole Kidman? Eso es lo que me gusta. Siempre trato de conseguir cierto contraste y variedad. Yo me convertí en actriz porque nací en un lugar muy particular del mundo y siempre quise ir a diferentes lugares. Desde que era muy jovencita solía hacerlo con mi imaginación, hasta que me di cuenta que realmente hay un trabajo que te permite viajar, transformándote en personas diferentes, explorando esas vidas diferentes. Eso es lo que amo tanto.
¿Disfruta los riesgos en su carrera? No me gusta que me digan que no puedo actuar en un género determinado ni puedo interpretar algún rol. Soy muy espontánea y no tiendo a analizar demasiado las cosas. Trato de trabajar por instinto. Quiero que el trabajo me estimule. No me gusta hacer lo mismo una y otra vez. Y ciertamente, no elijo mi trabajo para buscar que me admiren.
¿Le tiene miedo al fracaso?
Yo estoy dispuesta a fracasar, porque quiero permitirme probar algo nuevo. Me encanta pisar lugares diferentes del mundo y es lo que todavía me da ganas de trabajar a mi edad. Cuando deje de tener esa curiosidad o deseo, simplemente no voy a trabajar más.
¿Los monitores en un estudio de cine son como los espejos de una casa? ¿Diría que el monitor es el mejor amigo de una estrella de cine? Los monitores están siempre en el estudio, pero yo nunca los miro. Casi nunca veo mis películas. Prefiero preparar mi trabajo en la intimidad, tomando las direcciones que mejor siente el director o directora. Esa es la relación que me gusta, la relación con el director de cine. Después, solo hago lo que es necesario. A veces es poco, otras veces es mucho. A veces hago investigaciones enormes para mi personaje, depende del trabajo, claro.
¿Hasta qué punto influye su familia en la decisión por filmar una nueva película? La verdad, es algo muy difícil. Realmente no estoy dispuesta a hacer una película solo por aprender algo o sentir un vacío. Estoy muy cómoda en el lugar que ocupo hoy. Por eso es tan difícil para mi decir “Ok, me voy a ir por dos meses y estoy disponible a dejar la energía y el tiempo que le dedico a mi familia, para ponerlos en una película”. Es un pedido muy grande.
¿Fue difícil encontrar un balance entre su carrera y el cuidado de los hijos que tiene con Tom Cruise y Keith Urban? Mi familia es mi prioridad. Tampoco se trata de buscar un balance. Lo importante es saber que eso está primero y si lo demás funciona, lo haré. Estoy mucho más dispuesta a dejar una película o cualquier proyecto que separarme de mi familia.
¿Las películas independientes se manejan con horarios más flexibles que las superproducciones de los grandes estudios? En estos días resulta muy extraño definir el cine independiente, pero en esos términos, es muy difícil de conseguir financiación. Cuando se tiene la suficiente suerte de hacerlas, ahí es donde yo también encuentro los roles más interesantes. Pero estas películas son muy difíciles de hacer, se necesita demasiada tenacidad del director. Es una constante batalla por todos los frentes.
Este año volvió al círculo de los festivales de cine, empezando por la vuelta a Cannes con el estreno de dos películas tan diferentes como Hemingway & Gellhorn y The Paperboy. Sí, fue maravilloso. Hacía seis o siete años que no había vuelto al Festival de Cannes. Y fue un honor que me hayan invitado otra vez.
La película The Paperboy costó alrededor de doce millones de dólares y usted misma ha llegado a cobrar mucho más por otras películas. ¿El lado artístico a veces se cotiza mucho más que en dólares? El director ya me había dicho: ‘Mira, no tenemos recursos económicos. Vas a tener que peinarte y maquilarte sola’. Y a mí me pareció bien. Ese mismo día me metí al baño, me puse un falso tostado de sol, con unas pestañas postizas y una peluca platinada... y así, me saqué fotos en posiciones provocativas para mandarlas por mensaje de texto al director Lee Daniels. Así fue como empezó todo, aunque no puedo decir lo que me dijo el director cuando recibió mis fotos (risas), pero digamos que le gustó bastante. Ni siquiera tuvimos tiempo para ensayar. Solamente hicimos unas pruebas de maquillaje donde pude meterme en el personaje y hasta cuando me trajeron un par de zapatos blancos pedí que los ensuciaran para no verme bien. Desde ese entonces, empecé a vivir como el personaje de Charlotte.
Con el mismo director Lee Daniels, de Precious, la película The Paperboy sigue la historia de un periodista (Matthew McConaughey) que investiga el asesinato de un policía de Florida, pensando en la inocencia del condenado (John Cusack). En paralelo, el hermano menor del periodista (Zac Efron) se interesa por ayudar en la investigación, hasta que se enamora del personaje de Nicole Kidman, aunque ella realmente quiere casarse con el supuesto asesino.
¿Cómo logró mantenerse todo el tiempo en el personaje, sin ser la superestrella Nicole Kidman que todos conocen? Necesitaba meterme en cierto lugar para interpretar un personaje donde no podía salirme demasiado para verme yo misma. Con John Cusack, nunca antes nos habíamos conocido como John y Nicole. Nos conocimos como los personajes. Y ayudó muchísimo con la actuación. Como actriz, hacía tiempo que yo venía buscando algo tan crudo y peligroso, en términos de actuación de este estilo. En la película The Paperboy, incluso yo había sido la última que eligieron. Había conocido al director Lee Daniels, cuando él estaba promocionando Precious y yo tenía mi película Rabbit Hole. Nos cruzamos en fiestas diferentes y como me había encantado la película Precious, se me ocurrió que podía ser una buena idea trabajar en sus manos, para ver hasta dónde podía llevarme. Los directores llevan siempre algo diferente a los actores y esto es lo que Lee consiguió de mí.
¿No se sintió incómoda en ciertas escenas osadas como cuando tiene que orinar encima de Zac Efron? En aquel momento no me sentí incómoda, aunque a lo mejor me sienta incómoda al ver la película. Pero así es la actuación. Mi trabajo es hacer lo que me pide un guión, sin censurarlo, sin juzgar en términos de lo que yo pueda pensar como Nicole Kidman. Es la única forma de interpretar la verdad.
¿Hizo alguna investigación especial para encontrar la verdad de su personaje? Me senté con otras cinco mujeres que también se enamoraron de otras personas que están en la cárcel. Me contaron historias que me sorprendieron por completo. Me dio pánico. Tanto miedo, que le dije al director “No sé si puedo ser tan real como estas mujeres”. Y después, de alguna forma lo logramos. Nunca más tuve dudas.
¿De verdad? ¿No dudó para nada cuando supo que Zac Efron iba a interpretar en la película el jovencito que se enamoraba de su personaje? La verdad, me impresionó la actuación de Zac (Efron). Fue bastante difícil, pero gracias a la buena dirección, con Zac, creamos algo bastante diferente, por decirlo de alguna forma.