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Joyas con amor y gratitud a Honduras

La hondureña Cristiana van Kollenburg presentó una colección de accesorios en Holanda

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16.01.2012

Cristiana van Kollenburg partió a Holanda hace 30 años, llena de sueños y metas por cumplir. Hoy, esta compatriota se ha convertido en un orgullo para Honduras, ya que a través de su empresa Taguz traslada a ese país los nombres de bellos lugares de esta su tierra, convertidos en hermosos accesorios como collares, brazaletes, anillos, dijes y aretes.

Cristiana acaba de presentar una colección de joyas que ella ha bautizado con nombres como Ilama, Los Mangos, Fonseca, Fonsequita, San Pedro, Congolón, Cuero y Salado, Arrecife, Barrilete y Brassavola, que dicen mucho de la identidad catracha.

Orgullosa de la tierra que la vio nacer, nos cuenta parte de su historia fuera de las fronteras patrias.

“Vivo en Holanda desde hace más o menos 30 años, voy a Honduras por lo menos una vez al año y en fecha reciente presenté bajo el concepto Taguz el nacimiento de la compañía, un deseo de hace varios años y que por circunstancias ajenas a mí no se había podido realizar, digamos que el momento no era el adecuado hasta ahora”, fueron las primeras palabras de Cristiana.

¿Por qué bautizó sus accesorios con nombres de bellos lugares de Honduras?
En la Biblia hay un versículo que dice que de la abundancia del corazón habla la boca, y en el mío abunda el amor a Honduras.

¿Cuántas piezas presentó y qué materiales utilizó en la elaboración de la colección?
Son 48 piezas y fueron confeccionadas en piedras semipreciosas, lágrimas de San Pedro combinadas con oro, plata, cobre y bronce.

¿La mano de obra es hondureña u holandesa?
En realidad aquí me gustaría decir que desde el primer momento tuve muy claro que quería embarcarme en esto con mano de obra hondureña, varias personas me han preguntado si me saldría mejor mandar a hacer las piezas a Turquía o China, yo les contesto que no soy ni turca ni china y que lo que quiero es hacerlo en familia, así que desde el sitio web que desarrollamos con una compañía hondureña de nombre Gpremper, una gran experiencia para mí, hasta el empaque, todo es hecho en Honduras; lo que es la colección propiamente, las monedas, anillos, dijes los hacen en Honduras, y el resto, collares, brazaletes, cierto tipo de anillos y aritos, los hago yo.

¿Dónde fue la presentación y dónde se pueden adquirir las piezas?
En un molino cerca del lugar donde vivo o pueden visitar Taguz en el sitioweb www.taguzplata.com.

¿Y tiene alguna boutique o tienda?
El web shop estará listo pronto si Dios quiere.

¿Sus colecciones se vendarán en Honduras? En primera instancia mi proyección es Holanda y luego veremos.

¿Cuáles son sus proyectos para este 2012?
Están aún en cultivo.

¿Qué es lo que quiere transmitir en sus piezas?
Quiero transmitir gratitud por lo que tenemos, por lo que somos, por nuestras raíces y que la grama del vecino no es más verde que la nuestra. Quiero transmitir que el secreto no es tener lo que uno quiere sino querer lo que uno tiene.

¿Qué se necesita para triunfar en el extranjero?
Depende de la definición de triunfo, una persona que no tenía ni siquiera un techo, ni comida en su país y que después de muchos sacrificios trabajando en el extranjero es capaz de comprar su propia casa, es para mí un triunfador. Yo la verdad considero el triunfo en que mi pasión es mi trabajo y mi trabajo mi pasión y si de paso hay gente que admira y gusta de mis diseños tanto como para usarlos o obsequiarlos, me siento más que satisfecha.

¿Por qué algunos hondureños no quieren a su patria?
Llévelos a otro lugar, con otras costumbres, lengua y cultura, solos sin familia, y verá cómo les nace el amor por su tierra y cambian de manera de pensar.
La historia de esta hondureña que viajó a ese lejano país y que se está abriendo camino con una colección que lleva el sello catracho y que es admirada por los holandeses es un ejemplo a seguir.

Pero lo es aún más el hecho de que no ha olvidado sus raíces, de las cuales siente orgullosa.

Con su empresa promueve la imagen del país

Cristiana van Kollenburg vive en Badhoevedorp, una comunidad ubicada en las afueras de ámsterdan, Holanda, desde hace más de 30 años. Está casada desde hace 33 y tiene dos hijos. No olvida su patria, por eso viene al país por lo menos una vez al año.

Creó una empresa con sello catracho a la que bautizó con el nombre de Taguz. Todos los accesorios, que son elaborados en Honduras, tienen nombres de reconocidos lugares o de animales de nuestra nación con el fin de promover el turismo.

Los holandeses admiran el trabajo que Cristiana hace en su empresa, cuyos productos tienen una buena demanda.

Sobre Honduras, nuestra compatriota ha escrito un poema del que destacamos el siguiente párrafo: “La bella exuberancia que escandalosa derrochas, me hincha el alma de orgullo y mi corazón rebosa de cantos de amor filial, mi tierra que tanto adoro, mi sueño de luz y paz”.

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