“Mi maestro ha muerto y para no llorarlo, seguiré leyéndolo una y otra vez”, escribió Isabel Allende al enterarse de la muerte de Gabriel García Márquez. Profundo es el vacío que ha dejado la desaparición física del autor.
La gran mayoría de personas que se ha entristecido por su muerte nunca lo vieron ni platicaron personalmente con él, nunca lo saludaron y nunca estrecharon su mano; pero la magia del escritor es que él estaba en sus libros, su imaginación en cada uno de sus personajes y su visión del mundo y América Latina en cada uno de los lugares e historias que creaba.
Por eso el mundo lamenta su muerte, extrañará el ansia por una nueva novela y se dará cuenta que, aunque probablemente nunca lo conocería, estaba la certeza de que en un lugar del sur de la Ciudad de México vivía ese hombre que exaltó a la literatura latinoamericana y que hizo vivir en Macondo a sus lectores.
Tal y como expresó Allende en su cuenta de Facebook, “el único consuelo es que su obra es inmortal. Muy pocas obras literarias sobreviven el implacable paso del tiempo, muy pocos autores son recordados, pero García Márquez está en el panteón de los clásicos junto a los grandes de la literatura universal. Es el más importante de los escritores latinoamericanos de todos los tiempos, el gran exponente del realismo mágico, el pilar del Boom de nuestra literatura, la voz que le contó al mundo quiénes somos y nos mostró a los latinoamericanos nuestra propia imagen en el espejo de sus páginas”.
Allende manifestó que a Márquez le debe el impulso y la libertad para lanzarse a la escritura, “porque en sus libros encontré a mi propia familia, mi país, los personajes que me son familiares, el color, el ritmo y la abundancia de mi continente”.
El escritor hondureño Eduardo Bähr señaló que “no caeremos en equivocación al asegurar que el fallecimiento de Gabriel García Márquez va a producir un hondo y genuino pesar en todo el mundo, sin que el sentimiento de dolor haga esta vez distinción entre ideólogos sin ideologías y odiadores epidérmicos contrarios al indomable carácter de quien siempre habló de frente y viendo hacia los ojos de quien fuera su interlocutor, poderoso o no”.
“Fuerte sentimiento nos deja esta partida. Todos sus lectores; quienes tuvimos la dicha de hablar con él dos minutos, sus amigos y sus enemigos, y las generaciones actuales que lo admiran podrán hacer suya, desde el día de su muerte, una de sus frases más hermosas: ‘El mar crecerá con mis lágrimas’”.
En México, familiares, amigos y público en general lo despedirán en un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, que será el lunes por la tarde.
La obra de García Márquez
NOVELA: publicó once, desde 1955 a 2004.
CUENTO: fueron doce las obras de este género. El primero publicado en 1962 y el último en 2012.
MEMORIAS: “Vivir para contarla” (2002).
NO FICCIÓN: fueron 22 escritos, de 1968 a 2010.
GUIÓN, TEATRO: tiene en su haber 10, de 1964 a 1996.
