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Rafael Heliodoro Valle, el hondureño más universal

Hubo una luz que brilló sin cesar en el siglo pasado: la del humanista de América. En julio se conmemora el aniversario del nacimiento y muerte del gran intelectual del siglo XX

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12.07.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Rafael Heliodoro Valle no tiene parangón en la historia de Honduras.

Conocido en los grandes círculos intelectuales de México y América Latina en general, este hondureño que iluminó el siglo XX con su sapiencia, que tuvo a Honduras como su madre y a México como su padre, este mes de julio cumple aniversario de nacimiento (3 de julio de 1891) y de muerte (30 de julio de 1959).

En ocasión de ambas fechas, recordamos a grandes rasgos lo que logró el hondureño más universal desde su paso por Honduras hasta su vida en México, donde desarrolló el máximo potencial del que ya daba señales claras desde su adolescencia.

Recordamos entonces las palabras de María de los Ángeles Chapa, que allá por 2016 vino a Honduras a dictar dos ponencias sobre Heliodoro Valle, y que por casi 30 años se ha sumergido en el estudio de la vida y obra del intelectual hondureño. Igualmente las impresiones que en su momento dio sobre Valle el poeta Livio Ramírez.

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Heliodoro Valle con el cubano Juan Marinello y el mexicano Andrés Henestrosa.

Heliodoro Valle con el cubano Juan Marinello y el mexicano Andrés Henestrosa.

A las puertas de un nuevo destino...

Dos años antes de su viaje a México, Valle ingresó a la Escuela Normal de Varones, en ese entonces dirigida por Pedro Nufio. En ese entonces, señala Chapa en “Rafael Helidoro Valle, estudio biográfico” —texto publicado en el portal de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)—, Valle comenzó a publicar en un periódico manuscrito que tituló Topacio, su seudónimo era Pico de la Mirándola. Por ese tiempo también publicó artículos en la prensa hondureña y en la revista Honduras.

Cuando era 1907 su nombre ya circulaba en el periodismo y Paulino Valladares lo invitó a publicar en el diario La Prensa. Valle escribía sobre grandes personalidades de la historia de Honduras, México y Centroamérica, y fue justamente un texto sobre el prócer mexicano Benito Juárez la primera puerta que cruzaría hacia su destino fuera de Honduras.

El general José Manuel Gutiérrez Zamora leyó ese texto, le ofreció estudiar en México y le gestionó una beca con ayuda del presidente de Honduras de ese tiempo, Miguel R. Dávila.

En 1908, con tan solo 17 años, el joven Valle salía del puerto de Amapala hacia la Ciudad de México, y dos cosas llevaba en su poder: el enorme empeño de aprender y tres cartas de presentación que le había entregado el poeta hondureño Rómulo E. Durón.

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Su llegada a México cambió su vida para siempre.

Instalado y matriculado en la Escuela Normal de Tacuba para estudiar magisterio, Rafael Heliodoro Valle comenzó a forjar su destino. Durante medio siglo México fue su hogar, su nicho intelectual.

Desde su llegada encontró amigos. Juan de Dios Peza fue de los primeros, y fue el hombre que lo hizo enamorarse profundamente de la historia de México, señala el referido texto de Chapa.

Así Valle fue entablando contacto con otras personalidades del ámbito intelectual mexicano, era asiduo a las reuniones de escritores e igualmente sus artículos también tuvieron espacio en diarios y revistas de la época.

Valle no cumplía siquiera los 20 años cuando su presencia en las reuniones era recurrente y casi indispensable. Brillaba por sus dotes de orador y poeta, y aunque Honduras le falló con la beca, finalmente el gobierno mexicano le otorgó una.

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En el centro Rafael Heliodoro Valle entrevista al escritor estadounidense Waldo Frank en 1937. A la izquierda su joven amigo Octavio Paz.

En el centro Rafael Heliodoro Valle entrevista al escritor estadounidense Waldo Frank en 1937. A la izquierda su joven amigo Octavio Paz.

Su producción literaria

En México, Heliodoro Valle explotó su potencial como periodista, narrador, poeta, historiador y bibliógrafo. Motivado por el amor a Honduras aportó a nuestra literatura libros con una visión profunda de nuestra patria, como “El anecdotario del abuelo”, “Tierras de pan llevar” y “Flor de Mesoamérica”, entre otras.

El poeta Livio Ramírez señala que en la obra de Valle hay una visión lúcida de Honduras, aunque vivió en México la mayor parte de su vida. “En la medida que va creciendo intelectual y literariamente, los libros son más densos, más importantes y significativos... Logró entrar en un trabajo profundamente mexicano, deliberadamente latinoamericano y estrictamente hondureño, tres dimensiones de su trabajo asumidas con mucha sabiduría. Esta es una de las cosas más lúcidas de su vida, que no se quedó en una actitud latinoamericanista que lo hiciera olvidarse de su país o segunda patria que era México, sino lo contrario, establecía campos de trabajo muy claros que son esos tres: Honduras, México y América Latina”.

Valle dejó una obra prolífica en narrativa y poesía, pero Chapa destaca que la bibliografía fue un campo donde brilló con efervescencia. En su época fue considerado el más grande de los bibliógrafos de América Latina, el periodista y escritor José de Jesús Núñez y Domínguez dijo que no existía en el continente escritor alguno en idioma español capaz de enfrentarse a Valle.

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Honduras no supo corresponderle a Rafael Heliodoro Valle ni su labor como ciudadano ni como intelectual, fue en México donde el escritor y periodista fue objeto de respeto, admiración y reconocimiento.

Honduras no supo corresponderle a Rafael Heliodoro Valle ni su labor como ciudadano ni como intelectual, fue en México donde el escritor y periodista fue objeto de respeto, admiración y reconocimiento.

Valle, periodista

En el campo del periodismo resaltó como ningún hondureño, escribía editoriales para 20 diarios de América Latina y Estados Unidos, también lo hacía para revistas. Entrevistó a más de 1,000 personalidades de la vida política y cultural del continente, como Pablo Neruda y Gabriela Mistral. “De su quehacer periodístico Valle supo hacer una verdadera especialidad”, señala Chapa en su texto de la UNAM.

Livio Ramírez refuerza esa idea: “Nadie dudaba en México que era el periodista más importante de su tiempo”. “El interés de Rafael Heliodoro Valle siempre fue más allá del simple afán periodístico, pues generalmente aprovechaba la oportunidad de cada entrevista para formalizar con sus interlocutores lazos académicos y culturales que más tarde Valle alimentaba y enriquecía hasta convertirlos, con el transcurso de los años, en sólidas amistades”, destaca Chapa..

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Valle en la política

El quehacer de Valle no fue ajeno a la política.

Reseña Chapa que en 1939 fue considerado como candidato idóneo a la presidencia de Honduras. Corrían los años de la dictadura de Tiburcio Carías Andino, pero Valle no se interesó en la causa desde esa trinchera, no obstante, sí aprovechó su enlace con destacadas personalidades del continente y su presencia en foros internacionales donde habló de la situación política de Honduras, su papel fue “sumamente importante en ese movimiento”, escribe Chapa.

Años después, por segunda ocasión le hicieron el ofrecimiento a Valle de ser candidato presidencial, y nuevamente lo rechazó. No obstante, se entrevistó en varias ocasiones con Carías Andino, como parte de su lucha porque Honduras pudiera tener elecciones democráticas.

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La Biblioteca Nacional de México es el ente que custodia la biblioteca y archivo personal del autor.

La Biblioteca Nacional de México es el ente que custodia la biblioteca y archivo personal del autor.

Chapa escribe que Valle fue el anfitrión de los actos culturales en la asunción al poder de Juan Manuel Gálvez. Más tarde fue nombrado embajador de Honduras ante Estados Unidos, cargo que ocupó de 1949 a 1955, cuando fue destituido durante el gobierno de Julio Lozano.

El hecho afectó sobremanera la salud y estado de ánimo de Valle, ya que fue objeto de una intriga de la cual dijo en un carta esperaba se hiciera justicia, pues fue acusado de traidor a la patria por una campaña de desprestigio que en contra de él hizo el periódico El Pueblo de Tegucigalpa.

Valle moriría más tarde, en 1959, a la edad de 68 años.

Su patrimonio literario lo conserva la Biblioteca Nacional de México, que en 1998 creó el Fondo Rafael Heliodoro Valle, de consulta obligatorio para los estudiosos de la vida y obra de un hombre que fue grande en toda la dimensión de la palabra.

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