Tegucigalpa, Honduras.- La Semana Santa es una época de recogimiento, devoción y encuentros familiares. Pero también se ha convertido en un periodo especialmente vulnerable a la circulación de desinformación.
En estos días, creencias infundadas, supersticiones y contenidos manipulados encuentran terreno fértil para difundirse sin cuestionamientos.
A continuación, EL HERALDO Verifica lo explica:
Entorno emocionalmente receptivo
Durante la Semana Santa, muchas personas se desconectan de sus rutinas laborales y académicas para enfocarse en actividades religiosas o familiares.
Esta pausa también implica una disminución en la atención crítica con la que normalmente se consume información.
“Durante Semana Santa, las personas cambian su rutina. Ese cambio disminuye el pensamiento crítico y la disposición a verificar lo que consumen”, explicó Carlos Girón, editor de EL HERALDO Verifica y La Prensa Verifica.
Según expertos, el contexto espiritual y emocional que caracteriza a esta semana reduce la resistencia natural que solemos tener frente a la información no confirmada.
Las personas se muestran más propensas a aceptar como ciertas afirmaciones que apelan a la tradición o la fe, sin exigir pruebas ni fuentes.
La viralización no se detiene
A la baja en el pensamiento crítico se suma el aumento en el uso de redes sociales. Durante Semana Santa, la actividad en plataformas como Facebook, WhatsApp, TikTok o X se incrementa significativamente.
Las personas comparten imágenes religiosas, mensajes espirituales, consejos tradicionales y reflexiones.
Ese mayor volumen de contenido facilita la circulación de mensajes que, aunque parecen inofensivos, muchas veces están cargados de afirmaciones falsas o engañosas.
Algunas de estas publicaciones aseguran, por ejemplo, que bañarse el Viernes Santo puede traer consecuencias negativas, que mantener relaciones sexuales durante la Semana Santa es pecado, o que determinadas acciones pueden “anular” los efectos espirituales de la semana.
La combinación de emoción, tradición y tecnología crea un escenario ideal para la desinformación.
Mitos que se repiten
Muchas de las afirmaciones que se difunden en estas fechas no son nuevas. Se trata de mensajes que circulan por WhatsApp o redes sociales año tras año, especialmente durante el Triduo Pascual.
La novedad es que hoy, con el alcance de las plataformas digitales, esos contenidos llegan más lejos y a más personas.
En muchos casos, los mensajes no tienen un origen claro. Son anónimos, impersonales y sin respaldo documental. Aun así, ganan credibilidad al compartirse dentro de grupos de confianza como familias, comunidades religiosas o chats escolares.
El Foro Económico Mundial, en su informe de Riesgos Globales de 2025, advirtió que la desinformación es el principal problema del mundo.
Qué hacer
Frente a esta situación, los especialistas en comunicación y verificación recomiendan adoptar una actitud crítica, incluso en fechas de recogimiento.
El hecho de que un mensaje circule ampliamente o provenga de una persona cercana no lo hace verdadero.
Antes de compartir cualquier contenido, es importante confirmar si ha sido publicado en un medio confiable, buscar el mensaje exacto en Google, verificar si proviene de una fuente identificable y consultar plataformas especializadas en verificación de datos.
Evitar la difusión impulsiva es una de las herramientas más eficaces para frenar la expansión de falsedades.
Además, es fundamental reconocer que la fe no está en contradicción con el pensamiento crítico. La información espiritual también puede y debe ser evaluada desde el respeto, pero con responsabilidad.
La Semana Santa no solo es un momento para el recogimiento espiritual, también puede ser una oportunidad para fomentar una cultura de información responsable. Cuestionar no significa irrespetar. Verificar, en cambio, fortalece la confianza y evita que se repitan creencias sin fundamento.
En tiempos donde una imagen o una frase puede viralizarse en segundos, el compromiso con la verdad es una tarea compartida. La fe y la razón no compiten: pueden (y deben) caminar juntas.