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Postpartido: River es más fútbol, Boca es puro gol

No hubo vencedores ni vencidos. River se llevó una sensación de satisfacción porque levantó el partido dos veces. En Boca, por el contrario, el sabor fue entre amargo y dulce porque no pudo ganar pese a estar dos veces en ventaja

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12.11.2018

BUENOS AIRES, ARGENTINA.- Pasó la primera final de América. Increíble final, apasionante, emotiva, de lado a lado, de gol a gol. Un espectáculo inigualable en las tribunas y en la cancha, que cumplió con todas las expectativas previstas para un encuentro de esta magnitud.

El partido de ida en La Bombonera, demostró lo que ya sabíamos, o al menos lo que presumíamos que pasaría: River Plate juega mejor y Boca Juniors hace goles de la nada. Con esos argumentos quedaron mano a mano y con todo por definir en el Estadio Monumental el 24 de noviembre.

El Muñeco Gallardo volvió a cambiar su esquema para este partido: Línea de cinco, tres volantes y dos delanteros. River Impuso su juego y fue un poco más que Boca.

Lucas Pratto fue la figura de River, el Oso puso el empate 1 - 1 y luego forzó el 2 - 2 definitivo. Foto / AFP

Lucas Pratto fue la figura de River, el Oso puso el empate 1 - 1 y luego forzó el 2 - 2 definitivo. (Foto / AFP).



Sin embargo, Boca se inventa goles de la nada. Uno no termina de entender cómo Boca hace goles casi sin llegar al arco rival. Tiene el gol fácil. Wanchope Ábila y Darío Benedetto están en muy buena forma y solucionan todo tocando pocas pelotas.

El resto del partido, Boca lo gana en mediocampo, con Wilmar Barrios y Nahitan Nández. No hay mucho más, Guillermo Barros Schelotto quiere un equipo directo, sin vueltas, que pegue golpes de KO, así de letales.

Ábila y Benedetto pusieron a ganar a Boca en dos ocasiones pero no fue suficiente para que el equipo de Schelotto se quedara con el triunfo. Foto / AFP

Ábila y Benedetto pusieron a ganar a Boca en dos ocasiones, pero no fue suficiente para que el equipo de Schelotto se quedara con el triunfo (Foto / AFP).



No hubo vencedores ni vencidos. River se llevó una sensación de satisfacción porque levantó el partido dos veces y ahora definirá en el Monumental ante su gente. Pero no ganó nada. Y cualquier exceso de confianza le puede costar la Copa.

En Boca, por el contrario, el sabor fue entre amargo y dulce porque no pudo ganar pese a estar dos veces en ventaja. Sin embargo, el partido quedó empate, no hubo derrota para uno ni para otro.

La serie está empatada y en el Monumental todavía puede pasar cualquier cosa. Porque River tiene cómo ganarlo con buen juego y la colectividad de sus jugadores. Pero Boca también tiene cómo ganarlo, porque saca goles de abajo de las piedras y tiene un gran corazón que lo llevó hasta la final de la Libertadores.

El sábado 24 de noviembre habrá un campeón, será un campeón histórico, para toda la vida, un campeón para siempre. Las cartas están sobre la mesa. River es buen fútbol, Boca es puro gol. Nada está dicho. El último capítulo de esta novela todavía está por escribirse.