En sus antiguas calles se ha escrito la historia religiosa de Honduras. Durante medio siglo la devoción y la fe han inspirado a millares de niños, adultos y ancianos.
La llegada de la Semana Mayor no solo representa para los pobladores de la antañona Comayagua una fiesta impregnada de religiosidad, sino también la oportunidad de abrir los brazos a miles de nacionales y extranjeros que acuden a lo que ellos han denominado la “capital religiosa de Honduras”.
Este año la conmemoración será singular pues la ciudad arriba a 50 años de mostrarle al mundo la mezcla entre arte y religión, pero como solo Comayagua lo sabe hacer.
Antigua historia
La historia comenzó a escribirse un 13 de marzo de 1963, después de que la antigua capital de Honduras estuviera sin obispo 47 años.
Miriam Zapata es hija de Miriam Mejía de Zapata, la precursora de esta tradición, y recuerda que “las alfombras de aserrín son parte de la identidad del comayagüense, es una de las cosas que nos identifican.
La tradición inicia cuando se nombró a monseñor Bernardino Mazarella como obispo de la diócesis de Comayagua; habíamos dejado de tener obispo por 47 años, entonces, era todo un acontecimiento que volviéramos a tener diócesis después de haber sido la sede del poder eclesiástico”.
Zapata recordó que en aquel entonces se recibió al religioso con una procesión y se hizo una misa solemne en la catedral de Comayagua. “Por eso fue que mi mamá hizo la primera alfombra en el atrio de la Catedral y luego ella quedó haciendo alfombras el Viernes Santo porque vivimos en una zona por donde transita el vía crucis”, detalló.
Crece la tradición
El verdadero auge de la tradición de las alfombras crece en la década de los 80 y actualmente son cada vez más las familias que se involucran. Para el 2013 son alrededor de un centenar de alfombras las que se elaborarán.
Los costos para el fabricación de una alfombra dependen del tamaño y la cantidad de colores que se empleen en la misma, sin embargo, Zapata estima que se pueden invertir entre 3,000 y 30,000 lempiras.
Igualmente cada año se recibe ayuda de personas voluntarias, incluso a través de personas extranjeras ya que hasta se ha recibido asistencia de personal de la Agencia de Cooperación Japonesa (JICA).
“Uno está planificando desde hace cuatro meses. Hay que seleccionar dibujos, preparar plantillas, teñir aserrín, hay que secarlo, el proceso es de unos cuatro meses y el trabajo en calle es un mínimo de 12 horas”, señala.
“La Semana Santa en Comayagua no solo es alfombras, ahora es mucho más, porque la mayor parte de la comunidad está involucrada en una u otra actividad... La ciudad se convierte en una gran obra de teatro y es muy difícil que otra ciudad ofrezca esta vivencia. Tenemos obras de teatro, actividades religiosas, el via crucis, los encuentros, gente trabajando en las alfombras”.
Buena imagen
Carlos Miranda es el alcalde de Comayagua y comenta que “Semana Santa para Comayagua es una de las fechas más importantes porque por tradición histórica es una ciudad religiosa con tradiciones muy fuertes, nos convertimos en la capital religiosa de Honduras”.
El edil detalló que el día en el que se recibe un mayor número de visitantes es el Viernes Santo, ya que llegan un aproximado de 15 mil a 20 mil turistas entre nacionales y extranjeros.
“Nosotros venimos impulsando un proyecto de ciudad dirigido a la explotación del turismo. La ciudad tiene potencialidades, mezclamos turismo, historia y religión y esto nos genera ingresos, además se promueve el empleo y el circulante”, dijo.
Miranda también comentó que en la ciudad hay alrededor de 50 centros hoteleros y actualmente “no hay una tan sola habitación disponible”. Sin embargo, instó a nacionales y a extranjeros a disfrutar esta peculiar mezcla de arte, tradición y fe.