La psiquiatría ha avanzado mucho a lo largo de las últimas décadas, y palabras que antes producían rechazo con solo oírlas, hoy en día se acogen con un halo de empatía y normalidad.
Es lo que ocurre con el trastorno bipolar, una enfermedad mental que arrastra consigo múltiples inconvenientes en la vida diaria; alguno de ellos en la esfera de la sexualidad. Actualmente, en España un 2% de la población padece este trastorno y hasta un 60% de estos pacientes puede ver afectada de una forma u otra su vida sexual.El trastorno bipolar pasa por dos fases características en el transcurso de la enfermedad: maniática y depresiva.
En la primera, hay tendencia a la hiperactividad y la euforia, que suelen acompañarse de un aumento del deseo sexual, y en ocasiones de cierta desinhibición y promiscuidad.
Por el contrario, en las fases depresivas, existe una disminución del deseo y la práctica sexual. Los problemas principales que una persona con trastorno bipolar puede tener son los cambios del deseo sexual en un sentido u otro, pero también 'pueden darse retrasos en la eyaculación, impotencia y anorgasmia.