Tegucigalpa, Honduras.- Un día de silencio, sin campanas ni procesiones, así se celebra el Sábado Santo, también conocido como Sábado de Gloria, una de las fechas más solemnes del calendario litúrgico cristiano de la Semana Santa.
Aunque la Biblia no especifica con exactitud el día de la semana, la tradición religiosa sostiene que el Sábado Santo se celebra el día posterior a la crucifixión de Jesús (Viernes Santo), y previo a su resurrección (Domingo de Resurrección), marcando un momento de duelo, reflexión y silencio.
Durante esta jornada, la Iglesia Católica conmemora el tiempo en que el cuerpo de Jesucristo permaneció en el sepulcro.
En este día, como símbolo de luto profundo por la muerte del Hijo de Dios, no se celebran misas, no suenan las campanas y no se realizan procesiones.
El altar permanece desnudo, sin manteles, velas ni flores. Esta es una forma simbólica de expresar el dolor y la ausencia. La Iglesia, en silencio, espera con esperanza la resurrección gloriosa de Jesús, que será celebrada con en la noche con la Vigilia Pascual, para recibir el "Domingo de Resurrección".
A diferencia de otros días de la Semana Santa, el Sábado Santo no está marcado por actividades públicas numerosas. Por el contrario, se vive un ambiente de recogimiento, donde muchos fieles optan por el rezo personal, el rosario, el viacrucis o el acompañamiento espiritual a María, la madre de Jesús, en su dolor.
El Sábado Santo está acompañado de varias tradiciones populares. En algunos países de América Latina, por ejemplo, aún se conservan prácticas como no bañarse en ríos, no usar tijeras o incluso evitar salir de casa en ciertas horas, por respeto a la solemnidad del día.
En otras regiones, es costumbre encender velas o lámparas al atardecer, como símbolo de la espera por la luz de Cristo. Algunos también optan por mantener el ayuno y la abstinencia, especialmente si lo han iniciado desde el Viernes Santo, como un acto de penitencia y purificación.
¿Qué es la Vigilia Pascual?
La Vigilia Pascual es considerada la celebración más importante del cristianismo, ya que recuerda el paso de Jesús de la muerte a la vida.
En muchos lugares, durante esta ceremonia se realiza el bautismo de adultos o la renovación de las promesas bautismales de la comunidad.
Durante siglos, el Sábado Santo también ha sido interpretado como un momento de esperanza en medio del dolor, representando la transición entre la muerte y la vida.
Aunque con menos festividad que otros días santos, el Sábado Santo se ha mantenido vigente gracias a la fe de millones de creyentes que entienden esta jornada como un llamado a mirar hacia el interior y confiar en que después del sufrimiento viene la luz.