Hacer las compras de mercado durante el fin de semana es una actividad recurrente y necesaria para la familia capitalina.
Lo que muchos desconocen a la hora de adquirir robustas frutas y verduras que llevan a su mesa es el costo de los productores y las zonas de donde son procedentes.
En las zonas cercanas al Distrito Central la producción de hortalizas es una actividad con la que se sostienen miles de familias humildes.
Municipios como Lepaterique, Ojojona, Soroguara, El Tizatillo, El Piligüín, Agua Blanca, Azacualpa y Tatumbla son solo algunas de las zonas donde se producen alimentos de calidad para los capitalinos.
Todos estos lugares están ubicados a menos de 30 kilómetros de la capital.
Productos como la papa, repollo, zanahoria, coliflor, lechuga, apio, cilantro, remolachas, ayotes, patastes, banano verde, chile morrón, tomate manzano y limones, entre muchos más, son extraídos de estas regiones agropecuarias.
De esta forma se puede considerar que el sector campesino cumple la misión abnegada de llevar productos de primera calidad a la mesa del hondureño.
Fieles proveedores
La eficiencia de este sector campesino es puesta a prueba cada fin de semana en los mercados y ferias agrícolas que se instalan en el Distrito Central.
Datos de la Dirección de Ciencia y Tecnología Agropecuaria (Dicta) estiman que en estos sectores se cultiva el 65 por ciento del producto hortícola que se consume en las ciudades gemelas.
En las periferias del Distrito Central existen grandes graneros y plantaciones instalados por familias completas.
Para el caso, en Sabacuante, la producción anual de la muy conocida familia Fonseca supera las expectativas del mercado local y se extiende al nacional.
La cosecha de unas 800 mil libras de tomate, 400 mil de chile morrón e igual cantidad de quintales de maíz la ubica como una de las principales fincas productoras. En sus extensas manzanas de tierra también se cultivan 45 mil libras de lechuga, 37 mil de repollo, 20 mil de zanahoria y 9 mil plantas de escarola.
Asimismo, en la zona de Azacualpa, los pequeños productores logran cultivar 20 mil libras de papa solo para cubrir la demanda de la capital.
En esta zona, un 70 por ciento de sus pobladores se han dedicado a la agricultura por años, tanto para el consumo como para la exportación.
De la zona oriental de la capital, la comunidad de Azacualpa ocupa uno de los primeros lugares en producción.
En El Pilingüín, las familias productoras aportan al menos 33,000 unidades de zanahoria por temporada y 160 mil libras de fresas por cosecha.
Lepaterique, por su parte, es considerada una de las zonas de mayor producción de hortaliza en calidad de fruta y verdura que recibe la zona central.
En estas comunidades hay más de 120 grandes productores procedentes de Hierbabuena, El Ciprés, Piedra Rayada, Ocote Hueco, Las Tablas y El Escarbadero.
Según la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), son aproximadamente 1,000 productores en los alrededores de los cuatro puntos cardinales de la capital los que se dedican al cultivo de hortalizas, legumbres, verduras y frutas.
Tierras en desuso
Sin embargo, para este importante segmento que sustenta la alimentación de 1.5 millones de ciudadanos, la asistencia que reciben los pequeños productores por parte del gobierno es, en algunos casos, nula.
Santos Ortez, vecino de la aldea El Escarbadero, en Lepaterique, contó que en este período de gobierno no ha recibido ningún tipo de incentivos.
Estudios realizados por la SAG develan que en estas zonas la mayoría de los campesinos cuentan con un estimado de 2.5 a 3.5 manzanas de tierra aptas para el cultivo.
Esta cifra fue avalada por Cándido Fuentes, un productor de la comunidad de La Brea, también en Lepaterique.
Sin embargo, el humilde campesino consideró que en la zona la mayoría de sus compañeros no tienen capacidad para cultivar ni unas ocho tareas de tierra que equivalen a media manzana.
El subdirector de Dicta, Armando Bustillo, manifestó que apenas cuentan con un presupuesto de 82 millones de lempiras.
