Tegucigalpa, Honduras.- Frente al caos vehicular que paraliza la carretera entre Tegucigalpa y Valle de Ángeles, los pobladores formaron redes de comunicación para reportar infracciones y auxiliar a conductores varados, mientras exigen a las autoridades una reparación definitiva del tramo dañado en Zarabanda.
“Tenemos cinco grupos integrados en un solo campo donde estamos contabilizados como vecinos de Valle de Ángeles. El propósito es informar sobre el movimiento de los vehículos que cometen abusos y reportarlos a las autoridades de Tránsito”, explicó Lorena Cálix, vecina del municipio.
Cálix detalló que, gracias a esta coordinación, los videos y reportes de infracciones llegan de manera constante a los grupos de mensajería donde participan tanto residentes como voluntarios comprometidos con mantener el orden.
“Tenemos códigos de participación y la misión de velar porque se respete el orden, tanto con la Policía como con otras autoridades”, añadió.
El caos vehicular se ha agudizado en los últimos 15 días debido al socavón formado en las cercanías de Zarabanda, que afecta la principal vía que conecta Tegucigalpa con Valle de Ángeles, Santa Lucía, San Juancito y Cantarranas.
Este tramo, de alto tráfico, ha sufrido un deterioro que duplicó los tiempos de desplazamiento, generando malestar entre conductores y vecinos.
Ante la situación, los pobladores no solo reportan abusos, sino que también se apoyan mutuamente.
“Siempre hay quien es abusivo, pero el sentido es ayudarnos entre todos”, expresó Cálix, quien destacó la solidaridad como clave para sobrellevar los embotellamientos.
La noche del 30 de octubre, los vecinos demostraron ese espíritu comunitario cuando varios trabajadores quedaron varados cerca del Hospital San Felipe porque las unidades de transporte no quisieron llevarlos hasta Valle de Ángeles.
“A través del chat se empezó a organizar gente que todavía no había subido y se les pidió que pasaran por el lugar para darles jalón a las personas”, relató Cálix.
El colapso vial también impacta la economía local. Comerciantes, transportistas y empleados aseguran que las pérdidas aumentan cada día, mientras los turistas evitan visitar el pintoresco municipio debido a los extensos embotellamientos.
“Lo mejor sería que cierren la carretera un día completo para que trabajen como debe ser y no nos detengan por tramos”, opinó Gersón Vásquez, residente del municipio.
Vásquez añadió que prefiere una suspensión temporal planificada, con aviso previo de los cierres, en lugar de permanecer en la incertidumbre.