Tegucigalpa, Honduras.- Las paredes de la Biblioteca Nacional Juan Ramón Molina están siendo restauradas debido a filtraciones de agua que afectan su estructura, construida a inicios de la década de 1780, cuando funcionaba como la Real Casa de Rescates.
Según las autoridades de la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC), la restauración del inmueble consiste en el cambio de conductos de aguas lluvias que fueron construidas hace aproximadamente un siglo y que en la actualidad se encuentran obsoletas.
“Estos conductos de agua lluvia son de cerámica que se iban instalando uno sobre otro, entonces lo que estamos haciendo es sustituyéndolo por PVC”, detalló Ernesto Soto, arquitecto encargado de la restauración por de la Gerencia de Turismo.
Soto indicó que las filtraciones actuales son consecuencia de decisiones arquitectónicas tomadas hace más de cien años.
El arquitecto recordó que, en ese entonces, las edificaciones donde ahora se ubica la Biblioteca Juan Ramón Molina contaban con techos sobresalientes que protegían las paredes de la intemperie, el agua y proporcionaban sombra a los peatones.
No obstante, durante el gobierno de Policarpo Bonilla, se emitió una ordenanza para modificar el diseño de los techos de varias casas, incluida la Biblioteca Nacional. “A la sociedad de ese tiempo le parecía muy ordinaria o simple esa fachada”, detalló Soto.
Agregó que ese momento, los techos que sobresalían de las paredes eran considerados como arquitectura muy precaria “entonces ordenaron eliminar eso y levantaron las paredes, ¿qué pasó? tuvieron que canalizar el agua con embudos de cerámica”, detalló.
“La casa originalmente no estaba diseñada para esta función, entonces nosotros estamos cambiando esos conductos por tubos de PVC para proteger la pared del agua”,, dijo Soto.
La restauración de las paredes es parte de la segunda etapa del proyecto de mejorar las 33 fachadas en la avenida Miguel de Cervantes.
Por otra parte, se ejecuta la reparación de grietas de la cúpula de la Catedral San Miguel Arcángel, ubicada en el casco histórico de Tegucigalpa.
“Esta segunda etapa de restauración comenzó hace tres meses y se encuentran importantes edificios protegidos por el Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) como la Catedral San Miguel Arcángel, Biblioteca Nacional, Antiguo Palacio Municipal, Museo del Hombre y el Arzobispado”, detalló Soto, quien es el encargado de la restauración de fachadas.
Conductos coloniales
El historiador Daniel Vásquez, avaló que estos conductos hechos de cerámica son coloniales y calificó como interesante que estos tubos internos aún se encuentren en las paredes de la Biblioteca Nacional.
“Por el tipo de estructura que es exactamente el mismo que usted va a ver en el centro de Tegucigalpa, en el centro de Comayagua y en el arco que está en Danlí”, son de corte colonial detalló el historiador.
De su parte, el historiador Dennis Portillo ha investigado sobre canales o tuberías de barro cocido que fueron componente esencial de la ingeniería hidráulica colonial española, como en Comayagua.
En uno de los artículos publicados a través de la revista Yaxkin del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), Portillo hace mención de conductos construidos de barro.
El investigador hace referencia a que esta técnica de construcción era común en toda la América Hispana, similar a las encontradas en Ciudad de Guatemala.
Este tipo de estructura, que servía en el caso de Comayagua para transportar agua potable, todavía se encontraba en servicio —al menos parte de él— en 1910, ya que se menciona la reparación de un molino que utilizaba este sistema, refiere Portillo en su documento.
En la década de 1940, se instalaron tuberías de “Transite” (amianto o asbesto) como parte de una modernización, diferentes a las de barro cocido. El acueducto colonial aparentemente cayó en desuso después de esta modernización, concluyó.